La nueva Caixabank pasa de puntillas sobre el futuro de sus trabajadores

La entidad fruto de la absorción de Bankia por parte del banco de origen catalán prevé recoger los frutos de la operación a partir de 2023

Dos cajeros de Caixabank y Bankia | MEM Dos cajeros de Caixabank y Bankia | MEM

¿Qué pasará con los trabajadores de Caixabank y Bankia una vez se complete la absorción? Es una de las preguntas que todavía no tienen respuesta de la operación bancaria que marcará este 2020, y, a la vez, una de las que más inquieta. Los cálculos que circulan en varias publicaciones sitúan el número de empleados que dejarán de formar parte de la plantilla de la nueva Caixabank en unos 10.000. En tiempo de ERTE y despidos en el contexto del coronavirus, no es una cifra menor de personas que pasarán a recibir una prestación del Estado -ya sea de paro o jubilación-. Pero el presidente ejecutivo y el consejero delegado de la futura superentidad, José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar, han pasado de puntillas sobre el futuro de miles trabajadores de Caixabank y Bankia.

"Es muy pronto para afinar en el tema de los trabajadores; pensamos que, en conjunto, la operación funciona. Hemos hecho acuerdos no traumáticos con anterioridad en las dos entidades y buscaremos hacerlo así y aplicar formas innovadoras para ayudar en el proceso actual, pero es pronto para especular en cuanto a las personas afectadas y el perfil que puedan tener las posibles salidas". Es la única explicación que ha dado Gortázar, el actual consejero delegado de Caixabank, durante la rueda de prensa para presentar la entidad resultante de la operación. Y no ha llegado hasta el turno de preguntas. La incertidumbre continuará hasta principios del año que viene, "cuando tendremos la discusión con los sindicatos". El coste de reestructuración será de unos 2.200 millones de euros, incluyendo los gastos del recorte de personal.

Goirigolzarri también se ha referido a los trabajadores de las entidades, pero de forma todavía más breve. Durante su intervención inicial ha situado a los clientes en el centro de la nueva Caixabank: "Nuestro objetivo es conseguir los máximos niveles de satisfacción por parte de nuestros clientes, y esto es impensable si no hay un compromiso de todo el equipo. Este proyecto ofrece al equipo posibilidades de crecimiento y una cultura estricta de meritocracia". Ni una palabra de los previsibles recortes de la plantilla.

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Sobre el reparto de cargos, la versión oficial asegura que no hubo discusión. Que Goirigolzarri sería presidente ejecutivo y Gortázar consejero delegado "lo decidimos el primer día", ha indicado el primero. Los dos con experiencia previa en fusiones bancarias, afirman que una de las cosas más importantes es tener muy claro cuál será la "línea de mando". El papel de presidente ejecutivo de Goirigolzarri le asegura que "soy parte del equipo; estoy al servicio de los accionistas y del consejo de administración, y cuando entiendan que ya no soy de utilidad me iré a casa tan contento".

Es una absorción

Una cuestión que ha quedado clara después de la presentación oficial del acuerdo que han cerrado Caixabank y Bankia es que la operación es una "fusión por absorción". La diferencia de tamaño ha marcado cuál es la entidad que tiene más peso: la de origen catalán. Una de las ventajas que han destacado los directivos sobre la operación es la reducción de costes que supondrá: 770 millones de euros al año. Pero esta disminución no será inmediata. Gonzalo Gortázar calcula que "en 2021 todavía no recogeremos los frutos de la sinergia". La previsión es que en 2022 haya un ahorro de 700 millones de euros y no será hasta 2023 que se llegue a este objetivo de los 770 millones.

La reducción de costes, incluidas los recortes de personal, llegará a los 770 millones de euros en 2023, según las previsiones

Las ganancias también vendrán por la nueva generación de ingresos, que prevén que mejoren (290 millones de euros anuales) con la comercialización de productos, con especial mención por parte de Gortázar del negocio de los seguros de VidaCaixa. Entre las cifras que han incluido en la presentación han destacado los 20 millones de clientes que unirán y entre un 25% y un 30% de cuota -en créditos y depósitos en primer lugar y en ahorros e hipotecas en el segundo caso-. En definitiva, "nacemos con fuerza; con 128.000 millones de liquidez", ha resumido Gortázar.

Las referencias a la covid-19 han sido anecdóticas, pero los directivos sí han dejado claro que la vocación de la nueva Caixabank será de contribuir en la recuperación económica: "Queremos apoyar a las familias y a las empresas para salir de la crisis", ha dicho Goirigolzarri. El directivo de Bankia también ha situado la pandemia -y la crisis económica que se deriva de ella- como uno de los tres principales retos a los que se enfrenta el sistema financiero. Los otros son la revolución tecnológica y la baja rentabilidad, "directamente relacionada con los tipos de interés, que son negativos desde 2016 y se prevé que sigan así".

El calendario establecido a partir de ahora apunta a completar la absorción a finales del primer trimestre de 2021, entre febrero y marzo. Antes, sin embargo, los consejos de administración tendrán que aprobar los informes de fusión (en octubre), y las juntas de accionistas, también (en noviembre). El próximo paso será que las autoridades den el visto bueno: primero, el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE); después, el Ministerio de Asuntos Económicos y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

"Rememorar de alguna manera a Bankia en una red tan extensa como la que tenemos tiene un coste muy elevado", dice Goirigolzarri sobre la desaparición de la marca Bankia

"El rescate fue la decisión correcta"

Qué pasará con la participación que tiene el Estado español en Bankia -ahora de casi un 62% y de un 16,1% después de la fusión- crea expectación. "El Frob ha expresado su voluntad de salir en el momento adecuado y, por lo tanto, no me preocupa", ha dicho Gortázar. Por su parte, Goirigolzarri ha querido dejar claro que el Frob no ha intervenido en ningún momento en la negociación y defender el rescate de Bankia de 2012. "En aquel momento no hablábamos de salvar a los accionistas, ni a los banqueros, ni a las personas que trabajaban en Bankia, sino a los depositantes", ha asegurado.

En este sentido, ha expresado que si el Estado hubiera tenido que salvar los depósitos y no el banco, el coste habría sido de 60.000 millones de euros en vez de los 20.000 millones que costó el rescate. "Con independencia de que la recuperación del dinero sea mayor o menor, la decisión que se tomó fue la correcta", ha defendido. Sobre la cantidad que puede recuperar el Frob, sólo ha indicado que el valor de Bankia ha crecido un 40% desde que se anunció la negociación y que sus accionistas "se beneficiarán de una entidad con mayor rentabilidad".

El año que viene, la marca Bankia desaparecerá, un decisión que da "pena" al actual presidente pero que se ha tomado por cuatro motivos que ha explicado Goirigolzarri: "Caixabank es una marca más asentada, tiene una cuota de mercado superior, comparte nombre con la Fundació la Caixa y rememorar de alguna manera a Bankia en una red tan extensa como la que tenemos tiene un coste muy elevado". La entidad de origen catalán absorbe a la madrileña, pero se mantienen las dos sedes operativas en Barcelona y Madrid. La sede social, sin embargo, seguirá en València.

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