Digitalización y administración, el binomio imposible?

La administración pública se asemeja mucho más a Google, Facebook o WhatsApp que a una tienda de ultramarinos

Barack Obama y Joe Biden durante la presa de possessió del segundo como presidente de los EE.UU. | Europa Press Barack Obama y Joe Biden durante la presa de possessió del segundo como presidente de los EE.UU. | Europa Press

La inteligencia artificial ha penetrado en todos los órdenes de nuestra vida. ¿En todos? NO, un reducto resiste el asedio con valentía, tenacidad y éxito: ¡la administración! De hecho, han sido muchos los planes y los intentos de introducir la IA en la administración, pero, en la mayor parte de los casos nos encontramos con que la tecnología es la que se adapta al procedimiento existente y no al revés, es decir, cambiamos el formulario por un pdf o un formulario en linea, pero los pasos son los mismos. Sólo en unos pocos casos vemos la clase de cambio radical que nos es tan familiar en sectores como el ecommerce o social networks.

Sin embargo, si un sector tendría que sacar partido y ser líder en el uso de la inteligencia artificial, este sería la administración pública. La razón es simple. Mayoritariamente la administración pública trabaja y usa datos. Se asemeja, pues, mucho más a Google, a Facebook o a WhatsApp que en una tienda de ultramarinos. No es pues extraño que en los últimos años haya habido varios intentos de transformar la administración en un servicio digital. Spoiler, no han triunfado precisamente.

Uno de los más interesantes es el United States Digital Service que fue creado en el verano del año 2014 por la administración Obama a raíz del desastre del Obamacare en octubre del año 2013 cuando el día de su lanzamiento la web estuvo caída durante dos horas y tan sólo seis usuarios pudieron completar el proceso este día. El desastre fue de tal magnitud que hizo evidente el retraso y la incapacidad de la administración en el campo digital.

"Si un sector tendría que sacar partido y ser líder en el uso de la inteligencia artificial es la administración pública"

Este desastre sirvió de revulsivo para primero salvar Obamacare y segundo lanzar una ofensiva a favor de la digitalización de la administración americana. Por eso, no se buscó en las grandes empresas de tecnología sino a los activistas digitales como los de "Code for America" y expertos interesados en hacer tecnología que tuviera un impacto social.

Herramientas antiguas...

La idea subyacente es que una gran parte del problema era que la administración usa herramientas "antiguas" que no permitían los incrementos en productividad y en rendimiento de las nuevas tecnologías como, por ejemplo, herramientas web de alto rendimiento, tecnología serverless, frameworks como react o angular y el uso masivo de plataformas cloud.

A pesar de las dificultades, Obamacare acabó funcionando y la United States Digital Service ha tenido un efecto significativo en la digitalización de la administración.

¡No es el único caso! De hecho, años antes, en 2011 en UK se creó el Digital Government Services (GDS). Allí la iniciativa fue algo más evolutiva, surgió de la Directgov, la oficina de servicios web ciudadanos que fue trasladada al Cabinet Office (la oficina del presidente del gobierno). Servicios similares son el Canadian Digital Service y 18F, una agencia creada por los "Presidential Fellows" de Obama que ayuda al resto de la administración a desarrollar y adquirir tecnología.

...y un sueño por el que luchar

Detrás de estas iniciativas hay dos constataciones: una muy evidente y otra más velada. La muy evidente es que hay que hacer un salto radical en la digitalización de la administración y que este salto es mejor que sea externo, mediante una agencia dedicada, que interno. Es la constatación del atraso tecnológico que requiere de capacidades, dinámicas y estructuras organizativas muy alejadas de las habituales en la administración. Este retraso es especialmente cierto en cuanto al uso de tecnologías punteras que permiten la escalabilidad y la agilidad en el desarrollo de la cual disfrutan los servicios privados, tecnologías como por ejemplo cloud, IA... que pueden multiplicar por dos dígitos la productividad y eficiencia de las organizaciones respecto a las de la generación anterior.

Pero hay otra, más velada y más ambiciosa. Muchos de los tecnólogos que construyeron estos servicios sueñan con la idea de gobierno como plataforma, del gobierno con una estructura de pequeños grupos, muy ágiles y muy punteros que desarrollan una infraestructura común de servicios digitales compartidos sobre la que otras, administración y privados, construyen servicios digitales orientados al usuario.

"Cambiaremos la administración y quizás la podríamos transformar en una estructura de equipos pequeños altamente profesionalizados y dinámicos que trabajan con el resto de la sociedad y empujan al progreso de la historia"

Bajo esta visión subyace una ambición, la de cambiar la administración y la sociedad a la cual sirve y una hipótesis, la "mirroring hypothesis". La mirroring hypothesis sostiene que la estructura de una organización reproduce las dependencias tecnológicas que usa. Por lo tanto, si cambiamos una tecnología con otras dependencias tecnológicas podremos cambiar la estructura y podremos cambiar la organización. Es decir, cambiaremos la administración y quizás la podríamos transformar en una estructura de equipos pequeños altamente profesionalizados y dinámicos que trabajan con el resto de la sociedad y empujan al progreso la historia.

¿Un sueño? ¡Quizás un sueño por el cual vale la pena luchar!

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