El distanciamiento físico, uno de los cambios que no persistirá

El futuro de las aerolíneas y el teletrabajo que salva el transporte público

Medidas de distanciamiento por el coronavirus | EP Medidas de distanciamiento por el coronavirus | EP

La Comisión Europea acaba de recordar "los millones de puestos de trabajo" que "dependen del turismo" y ha admitido que las compañías aéreas puedan vender la totalidad del pasaje siempre que implanten medidas de seguridad -mascarillas obligatorias, desinfección de los aparatos con ozono...

"Europa es el primer destino mundial de turismo y se ha especulado que pronto sólo sería un gran parque temático"

Y es que Europa es, con mucha diferencia, el primer destino mundial de turismo, tanto interior como exterior. Hasta el punto que alguien ha especulado que pronto sólo sería un gran parque temático de alcance mundial. Seguramente una exageración pero que no tiene que hacer perdernos de vista la trascendencia económica y social del turismo del Viejo Continente. Sólo hay que recordar como muchos de los ciudadanos del antiguo bloque soviético vivían más o menos conformados con su sistema económico y de libertad vigilada. Sólo había una limitación que conseguía un rechazo prácticamente unánime: la imposibilidad casi absoluta de viajar al resto de Europa y del mundo no socialista.

Un cambio disruptivo incompatible con el mercado

La Comisión no lo ha dicho, pero seguro que ha considerado que ya había suficiente con las primeras antiguas compañías de bandera que vuelven al amparo del Estado, como Alitalia o Air France-KLM, para que se añadan de nuevas. O que las de bajo coste dejen simplemente de volar porque requieren una ocupación mediana del 80% para ser viables. O esto, o aumentar espectacularmente los precios de los billetes, alternativa que cuestionaría el intercambio de personas y al mercado único europeo que no el mismo coronavirus.

El distanciamiento físico -que no es exactamente lo mismo, que el distanciamiento social, a pesar de que puede potenciarlo- es de aquellos cambios disruptivos originados por la crisis del coronavirus que no persistirán porque son incompatibles con la pervivencia del sistema capitalista. La economía de mercado delgada las economías de escalera y las grandes concentraciones de producción y, sobre todo, de consumidores. Redimensionar todo tipo de recintos, modas de transporte e instalaciones para hacer evitar aglomeraciones es literalmente inviable para todo el mundo. Desde las compañías aéreas en los centros comerciales y grandes almacenes pasando por las escuelas o los centros de convenciones.

"La Comisión seguro que ha considerado que ya había suficiente con las primeras antiguas compañías de bandera que vuelven al amparo del Estado, como Alitalia o Air France-KLM"

Quizás la única excepción es la de los cines, que estos últimos años, a pesar de la progresiva reducción del aforo de las salas, han sobrevivido con ocupaciones medianas muy bajas gracias a una reducción radical del resto de costes de personal. Por eso acabamos de saber del primer festival de cine que se mantiene de forma presencial para junio, eso sí respetando el distanciamiento físico. Pero no es este el caso de teatros o auditorios, como bien sabe la gente de la cultura.

El teletrabajo salva el transporte público

Mientras tanto, nos encontramos con paradojas, como lo del transporte público, seguramente el lugar donde más proximidad física sufrimos cada día, cuanto menos en horas punta, y que tiene una imposibilidad material absoluta de aumentar la oferta porque no vamos tan apretujados, sea en Cercanías y los FGC y también en los autobuses y tranvías. La recomendación histórica de usar el transporte público para los desplazamientos se transforma ahora con ir a pie, en bicicleta o en patinete.

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Todo ello sólo se aguanta porque las escuelas todavía están cerradas y la administración y muchas empresas todavía mantienen gran parte de las plantillas haciendo teletrabajo. Un teletrabajo que, según el Banco de España, podría ser posible -de forma total o parcial- para un tercio de la ocupación existente. Pero porque el teletrabajo no sea una excepción y se mantenga o mejore la productividad, empresas y administraciones tienen que hacer muchos cambios en la forma de organizarse, de hacer el seguimiento del trabajo hecho de otorgar confianza y mecanismos de participación a los teletrabajadores y de encontrar alternativas a los contactos informales cuando hagamos trabajo presencial y que son más importantes de lo que parece, sea para innovar o para fidelizar al trabajador y hacerlo sentir participando de un proyecto común.

Proximidad, aglomeración y contacto, factores de crecimiento

Todo ello no quiere decir que la pandemia no deje ninguna secuela en forma de modificación de los comportamientos sociales de la ciudadanía. En el mundo latino y mediterráneo, el contacto físico es mucho más intenso que en otras culturas, empezando por los anglosajones o los países nórdicos. Seguramente está en Sudamérica y en muchos países musulmanes y africanos donde el contacto físico es más intenso y en todos estos lugares quizás haya una cierta regresión. Por otro lado, pero, desde la revolución neolítica y la aparición de las ciudades, la proximidad física ha ido estrechamente vinculada al progreso, al intercambio y al conocimiento.

"La solución al coronavirus tendrá que venir forzosamente de la farmacología y, mientras tanto, tendremos que encontrar fórmulas para controlarlo que no impongan confinamiento o distanciamiento físico permanentes"

La Tierra no ha resultado ni resultará plana, como pronosticaban algunos. El lugar, la aglomeración, los contactos formales e informales son y serán decisivos a pesar de los adelantos y la generalización de las Tics y de la comunicación virtual. De hecho, una de las noticias de estos últimos días que quizás no se ha valorado como es debido es el compromiso de los organizadores del Mobile para alargar un año más y con una nueva edición el compromiso con Barcelona. Y es que quienes trabajan en las Tics, el sector que desarrolla las herramientas para hacer posible la no presencialidad, necesitan imperiosament encontrarse físicamente todos juntos al menos una vez al año. Una buena noticia también para todo tipo de organizadores de convenciones y de congresos.

Y es que el distanciamiento físico no persistirá y sería un error intentar desarrollar a salto de mata grandes aularios improvisados o establecer turnos o rigideces imposibles de sostener. La solución al coronavirus tendrá que venir forzosamente de la farmacología y, mientras tanto, tendremos que encontrar fórmulas para controlarlo que no impongan ni un confinamiento ni un distanciamiento físico permanentes.

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