Marc Pérez Pey, director general Hartmann España

Economía

Hartmann: 'tirites' para tapar las heridas de la desindustrialización

La multinacional alemana se negó a deslocalitzar la producción y, después de un intensivo programa de innovación y especialización, vive un momento dulce

Hartmann y las 'tirites' Hartmann nacieron en 1818 en la ciudad de Heidenheim, al suroeste de Alemania. A finales del siglo XIX vivió su primera gran expansión internacional, que incluía una gran fábrica de vendados y apósitos en Barcelona. La derrota alemana a la II Guerra Mundial hizo que la empresa perdiera todas sus plantas de producción, pero hacia la década de los 60, impulsada por 'Miracle Alemany', volvió a tomar carrerilla.

Hoy en día, la empresa cuenta con más de 10.000 trabajadores y genera unas ventas de 1.800 millones de euros anuales, centradas en Europa, Estados Unidos y Rusia. Las 'tirites', con este u otro nombre según el mercado donde se comercializan, siguen siendo su producto estrella. Pero no las inventaron en el estado de Baden-Wurttemberg, sino en Mataró. Fue la empresa Unitex, fundada en 1934 y dedicada a los productos de línea blanca de farmacia, quién empezó a desarrollar estas tiras de esparadrapo con comprendida central.

También patentaron productos como los parches Sor Virginia, para dolores musculares y articulars, que hoy se siguen vendiendo. Hartmann compró Unitex en 1988, en la época que la empresa mataronina era todo un referente en el sector. "Desde entonces andamos juntos" especifica Marc Pérez Pey, director general Hartmann España. Es por este motivo que, desde hace 20 años, la filial española de la compañía alemana tiene la sede a la capital del Maresme, y que las tirites siguen fabricándose en la misma ciudad donde se inventaron.

Ejemplo de industria de éxito
Con esta presentación, todos aquellos quienes confían en la reindustrialización como base de la recuperación económica catalana, encuentran en Hartmann unos argumentos realmente sólidos para reforzar su discurso. La multinacional alemana vive un momento dulce. Este año invertirá tres millones de euros a la planta de producción de la capital del Maresme, cosa que supondrá un aumento de la plantilla de un 10% en los próximos tres años. Todo ello, después de cerrar el 2014 con una facturación de más de 98 millones de euros y un crecimiento del 6%. Este 2015 espera hacerlo en un 7% más. De este modo Hartmann España, que da trabajo a unas 300 personas, se consolida como la quinta filial más importante de este grupo empresarial, referente mundial en productos y soluciones sanitarias.

Visita en la fábrica de Hartmann España. Cedida

Cuáles son las bases de este crecimiento actual? "El gran acierto de la compañía fue mantener sus unidades industriales en Europa, al contrario del que hicieron otras muchas empresas", explica Marc Pérez Pey, director general Hartmann España. Incluso desde dentro del grupo empresarial eran mayoritarias las voces que, hace poco más de una década, reclamaban trasladar toda la fabricación en la China y otros países emergentes. Finalmente, pero, se impuso la idea de mantener las plantas existentes. "Tuvimos que hacer manso y mangas para convencerlos que la producción industrial en Europa, como la que teníamos en Mataró, seguía siendo sostenible y competitiva", recuerda. Y lo acabaron demostrando, siguiendo dos preceptos irrenunciables: innovar y especializarse.

Inversión en diseño y tecnología
La sede mataronina, que este año celebra su 20è aniversario, se concentró en la fabricación de productos sanitarios pegatinas hasta convertirse en el productor de referencia mundial de Hartmann en este ámbito. Para conseguirlo, realizaron una gran inversión en producto, diseño y tecnología, con nueva maquinaria que los da la posibilidad de fabricar 10 veces más rápido que hace 10 años. Esto también los ha permitido contratar mano de obra mucho más calificada –ingenieros, gestores de línea de fabricación, expertos en mantenimiento-, puesto que la mayoría de procesos simples, como por ejemplo el empaque, están completamente automatizados.

Un golpe validada la decisión, entonces arriesgada, de mantener la producción en Cataluña (ha ayudado también que con el paso de los años, países como la China hayan reducido competitividad en ámbitos como los costes laborales de energía, transporte), desde la filial española de Hartmann defienden con firmeza las virtudes de su localización. "Es uno de nuestros principales activos", asegura Pérez Pey.

Las diferentes plantas que tiene la multinacional repartidas en todo el mundo luchan entre ellas, tal como pasa en ámbitos como el de la automoción, para quedarse con las nuevas inversiones y proyectos de la empresa. Hartmann España ha ido ganando pes en esta red por su competitividad en ámbitos como los costes de producción, la calidad del producto o las industrias de su entorno más cercano. Estas últimas están repuntant después de los efectos devastadores de la crisis, según Pérez Pey. "Siempre digo que somos el que somos gracias a nuestra red de proveedores, que nos ayuda a seguir innovando", afirma.

Oficinas de Hartmann España. Cedida

Seguir creciente
La nueva inversión que se ha anunciado a la planta de Mataró incrementará su capacidad de producción con una nueva línea de apósitos puesto-quirúrgicos. Se trata de Cosmopor, un apósito adhesivo puesto quirúrgico para cubrir y proteger heridas en primera instancia. Esperan producir 250 millones de unidades anuales.

También se han renovado completamente las oficinas mataronines, suyo corporativa de Hartmann España y que también acoge las áreas de tecnologías de la información –con una potente herramienta de software integral que controla el aprovisionamiento y el control de stocks en hospitales- y de logística, que da servicio a 10.000 clientes de todo el Estado español (farmacias, clínicas y hospitales, o residencias y centros sociosanitarios). El 90% de la producción que se hace en Mataró, aun así, se destina a la exportación.

Confianza en la industria
El éxito de Hartmann anima el director general de la filial española a levantar orgulloso la bandera de la industria. "Yo soy ingeniero industrial, mi padre y mi abuelo también lo eran, he mamado industria desde muy pequeño y tengo claro que el futuro pasa por aquí", resuelve Pérez Pey. Después de haber visto como desaparecía una parte importante del tejido industrial catalán en 80 y 90, el empresario se muestra convencido que apostar de nuevo por este sector aportará "un gran valor añadido para la sociedad y la economía del país".

"La crisis no se ha acabado pero ahora que vivimos una cierta reactivación tenemos que aprovechar la oleada para no volver a cometer los mismos errores del pasado", añade. Reclama que se dé a la industria "el valor que le corresponde", por su capacidad de generar puestos de trabajo y de aumentar las exportaciones del país.