Los hoteleros se dejan ver la otra cara

El Gremi d'Hotels de Barcelona empieza a ver la luz al final del túnel y calcula que un 85% de la planta estará abierta a finales de año

Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona, analiza la situación actual | Europa Press Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona, analiza la situación actual | Europa Press

De la recuperación en forma de V se pasó a la recuperación en forma de K y ahora ya hay quien habla de una recuperación en forma de L. Lo único que queda claro es que el comportamiento de cada sector es diferente y que el turismo es uno de los más afectados por la pandemia: transporte aéreo y hostelería cayeron en picado y todavía no han levantado cabeza. Pero en el seno de la actividad turística también ha habido muchas diferencias entre los subsectores y, sobre todo, entre zonas. Las ciudades han notado mucho la falta de visitantes, puesto que el turismo nacional que huía de los entornos urbanos e iba en busca de naturaleza después del confinamiento ha llenado casas rurales, campings y alojamientos en la playa desde el verano pasado. Barcelona, polo de atracción de viajeros tradicional, quedó el año pasado en un segundo plano y, hasta mayo, el confinamiento municipal impidió la llegada de turismo interno. Pero estos meses pasados de verano han marcado un punto de inflexión para la capital catalana. Los hoteles de la ciudad ya notan la recuperación y esperan que entre finales de año y 2022 ya vuelvan a estar tan llenos como en 2019.

Lo han explicado los propios hoteleros. Las caras han cambiado mucho desde la última rueda de prensa del Gremi d'Hotels, el 5 de abril. No solo porque el presidente del organismo ha cambiado -Jordi Clos ha sustituido a Jordi Mestre-, sino porque las caras largas han dejado paso a algunas sonrisas. "Empezamos a ver la luz; soy optimista que en dos años conseguiremos normalizar la situación", ha indicado Clos, que retoma la presidencia del Gremi después de 20 años al frente y dos de descanso. Las cifras que aporta la patronal de los hoteles barceloneses son las siguientes: actualmente, hay un 60% de establecimientos abiertos en la ciudad y a finales de año, prevé que el porcentaje llegará al 85%. Pero que haya más de la mitad de hoteles abiertos no quiere decir que todas las habitaciones de estos estén disponibles, puesto que algunos optan por dejar plantas cerradas ante las bajas ocupaciones.

El ámbito laboral es de los que más preocupa; a pesar de tener un 60% de hoteles en funcionamiento, hay todavía un 50% del total de empleados que se encuentran en situación de ERTE

En junio, los hoteles que estaban abiertos al público registraban un 30% de ocupación, una cifra que fue subiendo hasta el 55% en julio y hasta el 65% en agosto. "Lo explicaremos diferente: si en el verano de 2019 teníamos 60.000 personas durmiendo cada día en hoteles de Barcelona, este verano hemos tenido 13.000", ha indicado Clos. Esto significa que si todos los hoteles de la capital catalana hubieran estado operativos, la ocupación habría sido de un 20%. Las consecuencias de todo esto son económicas para empresarios y para trabajadores. Los hoteleros calculan que, desde que empezó la pandemia, han dejado de ingresar 2.700 millones de euros -tomando como referencia los años previos-. El ámbito laboral es de los que más preocupa. A pesar de tener un 60% de hoteles en funcionamiento, hay todavía un 50% del total de empleados que se encuentran en situación de Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una situación que el propio Clos ha calificado de "preocupante".

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Pero hay una cosa que todavía preocupa más a los empresarios del sector: los precios. El coste medio de una habitación en Barcelona es ahora entre un 40% y un 50% más bajo que hace dos años. Clos considera "un acierto" haber tomado esta decisión conjunta, puesto que ha permitido "crear una oferta tan potente que gente que normalmente no vendría por los precios, ahora ha venido". Se trata sobre todo de visitantes nacionales, además de franceses y "algún italiano". Aún así, esta situación de precios por debajo de lo que era habitual en Barcelona no durará mucho: "El objetivo es incrementar los precios para normalizarlos, porque el beneficio por habitación al final saldrá negativo y porque queremos un turismo apropiado al precio, de un nivel más alto", ha añadido.

Evolucionar a mejor

A partir de ahora, la situación solo irá a mejor, augura el Gremi. El turismo de negocios ya empieza a llegar y lo ven como una salvación y un empujón hacia la recuperación. De aquí que a finales de año la apertura de hoteles haya llegado al 85%, según los cálculos. De hecho, ya hay reservas para asistir a congresos y convenciones: "Tenemos confirmados 300.000 participantes en congresoss y acontecimientos profesionales". De los 420 hoteles asociados al Gremi, solo un 15% auguran que no abrirán en los próximos meses. "Algunos esperan hasta que la recuperación sea un hecho, en 2023; como las inversiones hoteleras tienen un gran calado económico y necesitan un retorno importante, a veces es preferible tenerlos cerrados que abiertos", ha explicado Clos.

Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels: "Tenemos confirmados 300.000 participantes en congresos y acontecimientos profesionales"

Tanto Clos como el director general del Gremi, Manel Casals, no han querido dar por concluido el encuentro con los medios de comunicación sin lanzar un mensaje político claro contra el gobierno municipal. "Barcelona venía de una época del a los proyectos, a las ilusiones, y tenemos que recuperar esta filosofía del , porque últimamente nos hemos establecido en el no", se ha quejado Clos. Ha puesto tres ejemplos: el Hermitage, el Four Seasons y la más reciente, la ampliación del aeropuerto del Prat. "No está pensada para ahora; en dos, tres o cuatro años la necesitaremos, y mucho", ha dicho al respecto el presidente del organismo.

Según el Gremi, "Barcelona está fea y desordenada; hemos perdido la Barcelona guapa y potente". Ha añadido: "Tendríamos que desear volver a la Barcelona del top ten". Haciendo referencia directa a las políticas de la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, Clos ha criticado la peatonalización temporal de calles y las terrazas provisionales. Y ha acabado de rematar con una frase lapidaria: "Nunca me he encontrado una separación tan intensa entre instituciones y mundo empresarial como la que hay ahora en Barcelona".

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