La salud mental no es solo Olímpica

La salud mental no es un privilegio del Olimpo, es un derecho de todo ser humano

La situación de algunos de los miembros de la élite mundial del deporte a los Juegos Olímpicos de Tokio ha vuelto a posar a primera llanura el problema de la salud mental | EP La situación de algunos de los miembros de la élite mundial del deporte a los Juegos Olímpicos de Tokio ha vuelto a posar a primera llanura el problema de la salud mental | EP

Estos días los Juegos Olímpicos han asaltado las portadas de los medios de comunicación con noticias de deportistas de élite cómo, por ejemplo, Simone Biles, explicando su retirada de la competición por motivos de salud mental. Las reacciones en esta declaración han sido variadas: desde quien se hace eco hasta quien, sin más información que una declaración ni más formación que una búsqueda en el último minuto en wikipedia, participa activamente en debates explicando los efectos de la presión, de los resultados o del alta competición sobre el ser humano. Cómo si esto que hemos visto fuera exclusivo del deporte de élite.

Ante todo, un agradecimiento a todas las personas que, por fin, lo han hecho explícito y visible. Con esto han conseguido dos cosas: la primera, que se hable y que, además, no sea un estigma, pues la gran mayoría de opiniones han sido muy respetuosas y han aplaudido estas decisiones; la segunda, que a partir de este momento, ya podemos hablar de la salud mental en todos los ámbitos donde hasta ahora estaba mal visto, mal aceptado, o sencillamente pasaba a ser uno tema tabú, entre ellos, a las empresas.

Hablamos en el contexto de empresas porque han posado a la primera línea informativa una parte de la vida cotidiana de cualquier persona. Competitividad, resultados, presión por carencia de recursos o carencia de tiempo, riesgo de perder el trabajo o una promoción si no se cumplen objetivos, el estrés para compatibilizar la vida profesional con la familiar (aquí no solo juega la empresa, también hay otros factores) y un largo etc.

Competitividad, resultados, presión, riesgo de perder el trabajo o una promoción, el estrés para compatibilizar la vida profesional con la familiar, son cargas a la salud mental en la empresa

Aún así, es importante no comparar situaciones - en este caso, el que se vive en deportes de élite o dentro de las empresas. Sobre todo, porque se ha dicho y está demostrado que hay que ser de una pasta especial y tener un recursos que no sueño al alcance de cualquier persona para competir a unos Juegos Olímpicos.

No es comparar, es volver a la cotidianidad donde se acontece más del 90 % de nuestra vida. Y allá nadie es deportista de élite. Todo el mundo somos sana y maravillosa gente corriendo, con luces y sombras y momentos de brillo espectacular. Nada menos. Y aquí es donde se juega el partido. Y aquí es donde tanto la salud física como la mental pueden sufrir efectos de causas diversas de cariz organizativo y contextual.

¿Qué se puede hacer desde las empresas?

Hay que tomar conciencia de que la empresa existe porque hay personas que la hacen posible. Sin personas no hay empresas. Personas como tú y como yo, con familias y reuniones escolares, con desazones e ilusiones, con mal de jefas y momentos de felicidad. Todo a la hora y muy mezclado, que a veces tienes que parar y pensar dónde estoy y qué estoy haciendo. Pues bien, si te reconoces en este párrafo, espero que los siguientes te den alguna idea para llevar a cabo esta cuestión a tu empresa.

Desde mi punto de vista podemos hacer dos cosas. Solo dos y muy hechas.

  1. Prevenir (o detectar si vamos tarde en la prevención)
  2. Tratar (en aquello que esté en nuestras manos)

Prevenir quiere decir entender si las condiciones organizativas habituales o puntuales pueden impactar en la salud mental.

  • Esto se puede hacer cambiando las reuniones o el famoso tenemos que hablar (cuando las cosas van mal) por conversaciones auténticas de persona a persona, conversas apreciatives donde prevalece el interés por las personas todo incluido y no solo el interés por el recurso a disposición.
  • También hay la encuesta de Riesgos Psico-Sociales. En el caso de quererla hacer, antes se debe revisar y contrastar los criterios de valoración por si no acaban de encajar con las características inherentes a vuestra empresa.
  • Además, o si la opción anterior no acaba de encajar, se puede llevar a cabo una encuesta de Empresa Saludable hecha a medida (como las Encuestas de Clima) y donde se pueda monitoritzar de forma anual, por ejemplo, cómo están los factores que pueden tener efecto sobre la salud mental.
  • Y, si llegamos tarde a prevenir, hay que detectar. Y para detectar, sin ser personas expertas a la materia, una conversación como la que he mencionado antes, próxima y transparente/sincera, sin barreras, os puede dar la mejor evidencia.

Tratar (en aquello que esté en nuestras manos)

  • No somos especialistas en salud mental, y por lo tanto no tenemos que incidir en este ámbito; otra cosa es que pongamos a disposición de las personas de nuestra empresa expertas en estas materias.
  • Si habéis hecho las encuestas tendréis elementos para poder hacer cambios en vuestra forma de trabajar; desde horarios hasta el tema del teletrabajo y la híper conexión, pasando por rebajar la presión por objetivos, retribuir por equipos y no individualmente, cambiar espacios comunes, y un largo etc.
  • Tratar anticipadamente los momentos que sabemos que son insalvables; si en un momento determinado sabemos que habrá una fuerte presión o incertidumbre, preparar a las personas y equipos para poder afrontar y gestionar lo que suceda será crucial.
  • También hay formación y entrenamientos que pueden ayudar a pesar de que no se tiene que confundir hacer sesiones de yoga, por ejemplo, como paliativo del contexto organizativo.

Bien, ya os había dicho que la salud mental no era un privilegio del Olimpo. Es un derecho de todo ser humano. Aprovechando este momento sería conveniente que la comunidad profesional que se dedica a la salud mental nos ayudara a clarificar y a hacer pedagogía de este tema que sin duda es muy complejo y afecta a todo el mundo. Y a partir de aquí, si empezamos siendo personas ayudando a personas, habremos recorrido una buena parte del camino.

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