Madrid es España

El documento 'España 2050': ni políticas demográficas, ni empresariales, ni sectoriales

El presidente del Gobierno español, Pedro Sanónchez, presenta el plan 'España 2050' | Europa Press El presidente del Gobierno español, Pedro Sanónchez, presenta el plan 'España 2050' | Europa Press

"España es un caso de éxito". Así se proclama en el documento que Pedro Sánchez presentó en el Museo Reina Sofía de Madrid. Un documento titulado España 2050. A pesar de las críticas inmediatas de los de siempre -"Sánchez se refugia en el futuro", "quiere hacernos olvidar las penurias actuales" o "quiere tapar el fracaso con Ayuso"-, no parece mal levantar un poco la mirada y establecer una diagnosis del presente y de los caminos que colectivamente tendrían que conducir hacia un futuro más esperanzador. Lo han hecho recientemente países como Francia -siempre referente para los españoles- y Finlandia.

En todo caso, el problema reside no tanto en el ejercicio en sí, sino en la forma de hacerlo, que condiciona los resultados obtenidos. Solo como ejemplo, todos los datos expuestos se presentan exclusivamente en forma provincial. Las comunidades autónomas, como si no existieran. Está claro, excepto las uniprovinciales.

Los principales miembros de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia -creada dentro del gabinete de Presidencia por el asesor áulico del presidente español, Iván Redondo- han seleccionado y han trabajado con un centenar de expertos. El documento establece nuevo retos fundamentales de cara a 2050, uno de los cuales es un "desarrollo territorial justo, equilibrado y sostenible".

A pesar de que nuestro propósito no es el de hacer un análisis sistemático del documento España 2050, no podemos dejar de decir que aparecen algunas carencias sustanciales; especialmente, está claro, desde el punto de vista de Catalunya. El envejecimiento de la población, en el documento, es una perspectiva ineludible y no se plantean ningún tipo de políticas para favorecer la natalidad ni se formula ninguna política migratoria. No aparece en ninguna parte una transformación del modelo económico existente ni se hacen propuestas específicas dirigidas a la empresa pequeña y mediana, ni a los autónomos, ni a los emprendedores y ni a las empresas emergentes. No hay ningún planteamiento para favorecer la competencia y disminuir el peso de los oligopolios en la economía española que tanto perjudica al resto del tejido productivo.

En el documento 'España 2050' no aparece en ninguna parte una transformación del modelo económico existente ni se hacen propuestas específicas para las pymes, los autónomos, los emprendedores ni las startups

Finalmente, llama la atención que en la ufana introducción de balance de los 40 años de democracia no se haga referencia a ningún tipo de mejora en los desequilibrios territoriales.

La concentración económica en Madrid

Aun así, hace pocas semanas, el Consejo General de Economistas y la Cámara de Comercio de España, presidida por Josep Lluís Bonet, proclamaban que uno de los éxitos de este glorioso periodo había sido la mejora del equilibrio territorial, que ellos cuantificaban en base a la confluencia de las comunidades autónomas en términos de PIB per cápita. Se trata del documento 45 años de evolución económica, social y empresarial de las CCAA españolas.

Enseguida se intuía que hacían trampa. Hace pocos días, los economistas Jordi Angusto y Josep Renyer, de la comisión de economía catalana del Col·legi d'Economistes, analizaban en profundidad el documento de Consejo y Cámara.

La primera evidencia es la falta de significación económica del indicador del PIB per cápita para comparar dinámicas territoriales. Es tan evidente como el hecho de que las comunidades autónomas que pierden población durante este periodo –Castilla y León, Asturias, Extremadura y Galicia, en este orden- se encuentran entre las que tienen un aumento más elevado del PIB per cápita. Es evidente que aunque el numerador -el PIB- no crezca mucho, si disminuyes la población -el denominador- el cociente resultante aumenta. Pero ¿qué importancia tiene esto ante la pérdida de población de un territorio?

Un documento del Consejo General de Economistas y la Cámara de Comercio de España proclama la mejora del equilibrio territorial como uno de los éxitos de este glorioso periodo

Son prácticamente también estas comunidades las que tienen peores evoluciones del PIB por persona empleada, es decir, de la productividad del factor trabajo. Las cuatro comunidades conforman un continuo territorial en el cuadrante noroeste de España que conecta en su extremo con Madrid.

En las Illes Balears y las Canarias, con los aumentos de población más elevados debido al monocultivo turístico, el PIB por persona empleada también se comporta muy por debajo de la media, puesto que se trata de puestos de trabajo de baja calificación y, por lo tanto, de salarios bajos.

Madrid, con un notable crecimiento de población, pese a un moderado aumento del PIB por persona empleada, acaba siendo la comunidad autónoma que más aumenta su participación en el PIB estatal: un 2,35%. A mucha distancia, la segunda comunidad donde más crece el peso del PIB en el conjunto español es Andalucía, con un 0,58%.

Catalunya pierde el liderazgo

El papel de Catalunya es discreto durante este periodo. La sexta comunidad en aumento de población y octava en incremento del PIB por persona empleada, pierde un 0,3% de participación en el PIB español. La evolución combinada de Madrid y Catalunya es lo que ha dado lugar a los grandes aspavientos que se han hecho, todos los de allí y muchos de los de aquí, cuando en los dos últimos años el peso absoluto de Madrid en el PIB español ha superado el de Catalunya, históricamente la primera comunidad autónoma en generación absoluta de riqueza.

Catalunya, sexta comunidad en aumento de población y octava en incremento de PIB por persona empleada, pierde un 0,3% de participación en el PIB español

Todo ello, concluyen Angusto y Renyer, hace evidente que en realidad, durante los últimos 45 años no ha habido una convergencia económica regional, sino "un proceso de concentración imparable en la capital". Es más, los autores demuestran que el modelo de financiación autonómica, lejos de revertir esta concentración, la ha favorecido, y que la concentración de capital público -sobre todo de inversiones del Estado- en la capital ha sido decisiva también en este sentido.

Ni inversiones estatales ni financiación autonómica en perspectiva

Si ya está bien que el documento España 2050 no se vanaglorie de un reequilibrio territorial inexistente, en cambio, a la hora de definir este horizonte tan ambicioso, las comunidades autónomas prácticamente desaparecen del discurso. Se hace énfasis casi exclusivamente en dotar de atributos -transporte público, teletrabajo, diversificación económica...- a las zonas rurales y a preocuparse por la vivienda, la segregación social y la contaminación ambiental de las grandes ciudades, como "Madrid, Barcelona y València".

No hay nada sobre la concentración estatal de inversiones en Madrid ni sobre la injusta e ineficiente financiación autonómica

El único planteamiento que se hace para mejorar el reequilibrio es la coordinación entre las comunidades autónomas a la hora de fijar los tipos en los impuestos sobre Sucesiones y Patrimonio. No hay nada sobre la concentración estatal de inversiones en Madrid ni sobre la injusta e ineficiente financiación autonómica. Y ya no digamos sobre el reparto de competencias y responsabilidades entre el Estado y las comunidades o los municipios.

De hecho, no nos tendríamos que preocupar demasiado por esta declaración de intenciones de cara a 2050 si no es que demuestra una vez más que los expertos escogidos por la Moncloa beben de la misma concepción uniformista y centralista que todo el aparato del Estado.

Después de octubre de 2017, empresarios valencianos comentaban en encuentros celebrados a propósito del Corredor Mediterráneo que ellos también estaban contra Madrid, pero no contra España. Algún agujero ha hecho el discurso regeneracionista valenciano a propósito del dumping fiscal de la Comunidad de Madrid, a pesar de que de momento sin ningún resultado efectivo. Quizás pronto estos empresarios se darán cuenta de que el dumping fiscal es la punta del iceberg de todas las ventajas que España otorga y continuará otorgando a Madrid. Y es que si alguien no se había dado cuenta todavía, ya hace unas semanas que es oficial que "Madrid es España". Y ¿qué es Madrid, si no es España?

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