Mascarillas de km 0

Las iniciativas catalanas surgidas por el aumento de la demanda de artículos de protección ante la covid-19 se plantean su continuidad

Una mujer produce mascaretes de km 0 a un taller de Caritas para Coser y Cantar | Cedida Una mujer produce mascaretes de km 0 a un taller de Caritas para Coser y Cantar | Cedida

Supervivencia, oportunidad de negocio o voluntad de ayudar. Las razones por las que desde marzo han surgido decenas de iniciativas catalanas para vender mascarillas son diversas. La falta de material sanitario al inicio y la sostenibilidad después han sido los motores para que algunas empresas se hayan reinventado para elaborar y comercializar mascarillas de tela y otras hayan surgido de la nada con este único propósito. Cosir i Cantar, Lyba Textiles, Evermine y Reprotect son cuatro ejemplos muy diferentes de proyectos de mascarillas made in Catalonia surgidos a raíz de la covid-19.

A pesar de que al inicio de la pandemia no era obligatorio llevar mascarilla ni estaba clara su eficacia ante el contagio del coronavirus, la demanda de este artículo que se ha convertido en un complemento indispensable para salir a la calle aumentó más de un 2.000% en marzo, según un estudio del comparador de precios idealo.es. Fue en ese momento cuando aparecieron los cuatro proyectos de km 0 que analiza este artículo. En plena segunda ola de la enfermedad y con perspectivas de tenerla controlada durante el año que viene, las iniciativas se plantean su continuidad.

"Esperamos que la segunda ola no sea tan mala y podamos volver a trabajar cada uno en su sector", indica Sterre van Wijk, impulsora de Cosir i Cantar. Esta iniciativa nació el mismo marzo; el día 17 -tres días después de empezar el confinamiento- ya hacían las primeras ventas a través de su web. Van Wijk es gestora de algunas casas de turismo rural en la Garrotxa. Los factores que se conjuraron para hacer aparecer Cosir i Cantar fueron varios: su negocio quedó completamente parado de un día para el otro, recibió noticias de todo el mundo del aumento de la compra de mascarillas quirúrgicas y de la falta de material sanitario y tenía la voluntad de ayudar en algo.

La iniciativa Cosir i Cantar tuvo que crear una red de costureras porque no podían responder a la elevada demanda de mascarillas que tenían

Van Wijk propuso la idea de hacer mascarillas caseras a una empresa de limpieza con la que trabajaba: "Yo monté el comercio electrónico y me encargué de abrir una cuenta de Instagram, mientras que las chicas de la empresa de limpieza empezaron a coser los primeros prototipos con sábanas de Ikea". El éxito inmediato que tuvo la iniciativa los cogió a todos por sorpresa y los obligó a buscar colaboradoras. La impulsora explica que "pensamos que era una buena oportunidad para dar trabajo a gente que, como nosotros, se había quedado sin". De este modo empezaron a crear una red de costureras profesionales y la empresa de limpieza pasó a encargarse de la logística: llevaba las teles a los talleres de costura y repartía las mascarillas hechas.

Un cambio de rumbo

Van Wijk ha conseguido dar un cambio de rumbo completo en su vida profesional, pero espera revertirlo tan rápido como sea posible. Ana Galí ha conseguido hacer ir toda su empresa por un camino diferente y también anhela volver a la actividad habitual. Lyba Textiles es una compañía fundada en 1928 y que hasta marzo tenía beneficios. El 90% de su negocio -antes de la llegada de la pandemia- era vender productos textiles a la hostelería. Ahora, esta parte sólo representa un 15%. "El 18 de marzo se pararon todas las entregas que teníamos, con el almacén lleno", explica Galí. El cambio de rumbo llegó en abril, después de semanas sin ningún pedido y con problemas evidentes de los clientes para pagarles los productos que ya habían comprado.

Dos treballadors de l'empresa d'alimentació Sasa amb mascaretes confeccionades per Lyba Textiles | Cedida

Dos trabajadores de la empresa de alimentación Sasa con mascarillas confeccionadas por Lyba Textiles | Cedida

La alternativa que les ha permitido seguir funcionando ha sido la fabricación de mascarillas reutilizables y certificadas, además de ropa sanitaria como batas -pero con un peso muy menor-. "Tendríamos que haber cerrado, si no hubiéramos reaccionado; ahora sufrimos, pero sobrevivimos", indica la directora financiera de Lyba Textiles. Ellos ya tenían experiencia en el sector textil, hecho que, según explica Galí, hace que "ya conociéramos los aspectos técnicos del producto, que no cualquier tejido te protege o la transpirabilidad necesaria para poder respirar bien". Los principales clientes de la compañía son los que compran a volumen, como empresas y ayuntamientos. Aún así, también venden a particulares a través de la web Top W Mask, el nombre que han puesto a la iniciativa.

La creación de Evermine fue "una respuesta solidaria" a la pandemia. Como el resto de los proyectos, se creó a raíz de la covid-19, según explica Pol Aviñó, impulsor de la iniciativa. Pero las mascarillas no fueron el primer producto de protección que desarrollaron: "Empezamos haciendo gorros quirúrgicos para hospitales de manera altruista, y poco a poco apareció la idea de hacer mascarillas". Aparte de la vertiente sanitaria, los diseños con colores tienen una voluntad de "dar ánimo" ante una situación nunca vivida y difícil a muchos niveles. Ahora, han sacado una colección de mascarillas con estampados navideños.

Aviñó se dedicaba a la moda femenina, los complementos y la bisutería. La fabricación de los productos se hace en Catalunya y la mayoría de los materiales son de km 0, indica. En plena segunda ola de coronavirus, trabajan en la evolución de la marca. "Aunque las mascarillas son el producto más significativo, no queremos quedarnos aquí; hemos presentado complementos, como las pequeñas bolsas protectoras con cremallera y los cuelga-mascarillas, y estamos trabajando en diferentes ideas para ampliar nuestras colecciones", explica Aviñó. Desde Evermine considera que la tendencia de seguir utilizando mascarillas -como la de algunos países asiáticos- se impondrá.

El caso de Reprotect es diferente. La empresa nace como consecuencia directa de la pandemia pero de las manos de Mutter, un venture builder, es decir, un vehículo para crear empresas surgidas de ideas internas. Según explica Ricard Llop, el director de operaciones de Reprotect, la matriz se dedica a detectar oportunidades de negocio, y las mascarillas reutilizables es una más. Se añade a startups como ByHours, la plataforma de reserva de hoteles por horas. " había mucha demanda de mascarillas y poca oferta", indica Llop.

El 'venture builder' que ha creado la empresa Reprotect también ha lanzado la tienda física de mascarillas Urbnmsk

Lo que más destaca el COO de su producto es que son "los únicos modelos de algodón orgánico de doble capa; la mayoría utilizan materiales como el poliéster". Mutter Ventures está más habituado a negocios en los sectores del turismo y las finanzas, entre otros. ¿Cómo se adentran en una actividad totalmente diferente? "Nos movemos rápido, miramos de aprender y de rodearnos con gente que sabe lo que hace", indica Llop. El mismo venture builder es responsable de Urbnmsk, la primera tienda física de mascarillas del Estado español, que abrió el mes pasado en Barcelona. Reprotect es una de las marcas que venden.

Més info: La primera tienda física de mascarillas abre en Barcelona

Millones de mascarillas

A pesar de ser proyectos muy diferentes tienen una cosa en común: son de kilómetro cero. Desde Reprotect aseguran que la fabricación se hace al 100% en Barcelona y que los materiales son, mayoritariamente, producidos en el Estado español, a pesar de que no siempre es posible. "El packaging, la manipulación...intentamos que todo sea de km 0", explica Llop. En Cosir i Cantar se encontraron al principio con una escasez de materiales que los obligó a importar telas del extranjero. Ahora, ya hace meses que todas las que utilizan son fabricadas en Catalunya.

El objetivo de Lyba Textiles es seguir haciendo mascarillas mientras haya demanda, pero volver a la actividad habitual cuando sus clientes de la hostelería reabran

En Reprotect, la mentalidad emprendedora los ha llevado a facturar ocho millones de euros en cinco meses. "Calculamos que las mascarillas de Reprotect han servido para ahorrar 20 millones de mascarillas desechables", según Llop. Recientemente han firmado acuerdos con varios equipos de fútbol para producir mascarillas de clubes como el FC Barcelona, el Athletic de Bilbao y el Sevilla. Desde Cosir i Cantar han vendido 40.000 mascarillas desde el inicio. El mercado va evolucionando con la pandemia, explica Sterre van Wijk: "La demanda bajó porque apareció competencia y, después, se relajó la situación en verano". Cuando hay rebrotes, el volumen de trabajo sube.

En el caso de Lyba Textiles, el número de mascarillas que han vendido desde abril es de medio millón, aproximadamente. El objetivo que tienen es seguir haciendo mascarillas mientras haya demanda, pero volver a la actividad habitual cuando sus clientes reabran. Evermine seguirá teniendo las mascarillas como principal producto, pero opta por diversificar la oferta para seguir adelante con el negocio. Mientras el Gobierno anuncia una rebaja del precio de las mascarillas quirúrgicas -a las que antes se aplicaba un IVA del 21% y ahora será del 4%-, las iniciativas catalanas que ofrecen alternativas reutilizables siguen adelante.

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