Un gran evento deportivo lo es si congrega a numeroso público asistente, tiene cariz internacional, se televisa y llega a millones de espectadores en todo el planeta. Estas son, grosso modo, las características básicas de cualquier acontecimiento de esta índole. En este sentido, tanto la Copa Davis de tenis como la Copa América de vela podrían integrarse perfectamente en esta definición. Y ambas tienen a Valencia como nombre común en las últimas semanas.
Como ya explicamos en VIA Empresa, desde los agentes públicos de la Comunitat se percibió una negativa inicial (derivada en algunos casos en dejadez) por acoger el evento náutico en los próximos años. Y sin embargo, las negociaciones con Kosmos para los próximos cinco años están todavía en marcha, pero muy próximas a cerrarse.
Desde la Generalitat se abonarían los primeros tres años cifras cercanas a los dos millones de euros, que casi se duplicarían los dos últimos por la intención de acoger las finales de la competición y no sus eliminatorias previas
Recapitulando, desde la Generalitat se abonarían los primeros tres años cifras cercanas a los dos millones de euros, que casi se duplicarían los dos últimos por la intención de acoger las finales de la competición y no sus eliminatorias previas. Lo que supondría una inversión (todavía no hablamos de coste) cercana a los 14 millones de euros.
Si bien esos números quedan muy lejos del canon de 75 millones derivado de la competición de la Copa de las 100 Guineas, cabe recordar que el ofrecimiento al gobierno regional incluía dos ediciones si el vencedor repetía triunfo y una base permanente con proyectos de I+D+i.
Dicho esto, una vez más quedan preguntas en el aire, derivadas no solo de la diferencia de discursos sino también de la duda sobre qué es considerado un gran evento al estilo antiguo (es decir, como los afrontaba el Partido Popular) frente a las nuevas directrices.
Primera pregunta. Si Ximo Puig manifiesta que se trata de "una apuesta interesante que ya vivimos recientemente con un gran resultado y fue muy rentable. Lo que hacemos delante de estos grandes eventos es siempre analizar la rentabilidad económica y ver que las inversiones económicas estén justificadas, evaluadas correctamente para saber exactamente qué nos vamos a gastar, porque las inversiones más genéricas al final pueden tener malos resultados". ¿Cómo es posible que en la web del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas no esté colgado el informe de rentabilidad de algo que ocurrió en 2018?
¿Por qué en ninguna de las declaraciones públicas se ha puesto como condición que empresas privadas ayuden a costear el pago, como sí expresó Joan Ribó de manera taxativa con respecto a la America’s Cup?
Segunda pregunta. Si se tiene la intención de implicar en el pago de la cuota fija a la Diputación y al Ayuntamiento de Valencia, ¿por qué esto no fue tan patente (en el caso del primer organismo) en la negociación con el New Zealand?
Tercera pregunta. ¿Por qué en ninguna de las declaraciones públicas se ha puesto como condición que empresas privadas ayuden a costear el pago, como sí expresó Joan Ribó de manera taxativa con respecto a la America’s Cup?
Cuarta pregunta. Más allá del posible retorno económico a la ciudad, ¿qué otros aspectos añade la Copa Davis a la capital del Turia, una vez haya concluido su andadura? Porque ni genera nuevas instalaciones, ni puestos de trabajo permanentes ni investigaciones tecnológicas que puedan derivar en la mejora de la vida de los ciudadanos.
Si por algo ha destacado la ciudad en los últimos años es por realizar un gran trabajo de apoyo a deportistas de toda índole, así como por apoyar a eventos semipúblicos como el Maratón.
Pero el discurso con respecto al pasado debe comenzar a clarificarse. Porque, de lo contrario, se corre el riesgo de pensar que no existe un criterio unificado sobre los denominados grandes eventos. Y cabe recordar que cualquier patinazo es clave a un solo año de que se celebren elecciones.