La reforma de la reforma o ya tenemos suficientes 'Glovos'

No solo nos hacen falta mejores políticas laborales y económicas en general, sino un empresariado menos amigo de los negocios fáciles

Una persona repartidora de Glovo, en una manifestación | Europa Press Una persona repartidora de Glovo, en una manifestación | Europa Press

Hace pocos días, los liberales catalanes agrupados al Institut Ostrom entregaban premio y reconocimiento a los fundadores de Glovo, una de las primeras empresas emergentes nacidas en Barcelona en lograr la categoría de unicornio por el volumen de capital reunido entre los inversores. Parece que el encuentro encendió los ánimos y las alabanzas generalizadas, incluidas las de la consellera de Afers Exteriors, Victòria Alsina, presente en el acto. Estos de Glovo son los que no hace mucho tiempo manifestaban que, si una nueva normativa los impedía continuar contratando a los repartidores en régimen de autónomos, tendrían que cerrar, porque esta era la base del éxito de su negocio.

Algo debía tener de cierto, porque uno de sus competidores -Deliveroo- se fue a raíz de la normativa que obliga a convertir a los autónomos en asalariados. Hay quien dice que la forma con la que Glovo está sorteando las exigencias de la nueva normativa es subcontratando el reparto a otras empresas menos expuestas a la fiscalización laboral y mediática. O es que quizás ya ganan tanto dinero en los países donde se han implantado que no ganar tanto aquí ya no tiene tanta importancia.

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Que un anglo-canadiense y un catalán crearan una empresa de estas características en Barcelona seguro que tiene mucho que ver con la desregulación que introdujo la reforma laboral del PP. 

Las kellys son otro efecto de la reforma laboral del PP. Subcontratando empresas de servicios para hacer las tareas de limpieza de habitaciones, el hotelero puede pagar menos de lo que marca el convenio de hotelería -que ya no es mucho- y en el saco general de las empresas de servicios generales, sin organizaciones sindicales que presionen en un sector muy precarizado y ocupado por migración extracomunitaria, el convenio es más bajo. O, simplemente, gracias a la reforma, la empresa tiene la capacidad de descolgarse del convenio general y aplicar el propio, siempre más estrangulado. Si tenemos que creer a destacados hoteleros de Barcelona, ellos no externalizan la limpieza de las habitaciones y otros servicios como la recepción. Pero, vaya, en algún lugar deben trabajar las que se han quejado y han intentado protestar por la situación.

El pozo de los servicios personales

En el sector de servicios personales, la situación es tan precaria que el incremento sustancial que hubo hace año y medio del salario mínimo interprofesional ha llevado a la paradoja de que, con el aumento, ahora las auxiliares de peluquería cobran lo mismo que las oficiales, con el subsiguiente conflicto interno. Y podríamos ir añadiendo ejemplos, como el del personal de las residencias de abuelos, por las que nos hemos preocupado tanto a raíz de la covid-19.

El común denominador es siempre la manera de competir por parte de las empresas, grandes y pequeñas, del sector de los servicios personales, atomizado, precarizado y sin organizaciones sindicales. Siempre reduciendo costes en base a salarios de miseria. Seguramente no son de miseria, pero otros sectores, desde las mutuas médicas a la banca, también aplican la fórmula de la reducción de los costes laborales para competir.

Mejor en Andorra

Aun así, con las reformas de los unos y las reformas que ya hicieron los otros, España continúa desde hace décadas al frente de las tasas de paro europeas (el 15,5% antes de la pandemia), ahora en estrecha competencia con Grecia, ante una media del 7,6% en la zona euro. Y con todos los indicadores asociados en igual situación. Desde la tasa de paro juvenil, el paro de larga duración, la edad de jubilación o la tasa de abandono escolar. Y mientras tanto, recibiendo más de cinco millones de inmigrantes -un 30% en Catalunya- en los últimos 20 años que vienen a ocupar los puestos de trabajo que los autóctonos rechazan, por mal pagados. Y es cierto, como decía un destacado economista no hace mucho, que la diferencia entre trabajar y no trabajar es demasiado pequeña. Pero hay que añadir que el problema no son las prestaciones sociales demasiado elevadas, sino los salarios demasiado bajos. Aunque haya segmentos de la población a quien esto ya les va bien.

Todas las comunidades autónomas están sometidas a la misma legislación laboral, pero el País Vasco, Navarra y La Rioja tienen unas tasas de paro casi europeas

Porque, volviendo a las subidas del SMI que tanto ajetreo han provocado, incluso Andorra tiene un salario mínimo superior en un 16% al español. Y es que en toda Europa, donde hay establecido un salario mínimo que acostumbra a ser un 40% o un 50% superior al nuestro, el paro es bastante más bajo. En Francia, por ejemplo, con un paro del 8%, el salario mínimo es de 1.500 euros y ahora están tan preocupados por el medio millón de ni-nis -los jóvenes que ni estudian ni trabajan- que Macron les pagará 500 euros durante seis meses a cambio de que se formen o busquen trabajo activamente.

La excepción vasca y el modelo de crecimiento

Pero otra vez tenemos que recorrer a los cuentos de Astérix y constatar que los romanos -la mala situación laboral- no han ocupado todo el territorio. Hay un reducto que resiste. No son los galos. ¿Es Madrid, la capital del Reino y megalópolis chupona de recursos con ambiciones mundiales? No, estos tienen un paro similar al de Catalunya, del 12,6%. Se trata del País Vasco (9,5%) y su zona de influencia en Navarra (10,1%) y a La Rioja (10,8%). Los dos primeros tienen el concierto económico -que siempre ayuda-, pero no La Rioja.

Y es que todas las comunidades autónomas están sometidas a la misma legislación laboral. Pero en estas tres el paro es casi europeo. Y si nos fijamos en otros indicadores, todo acompaña, como por ejemplo una escasa inmigración extracomunitaria, en general poco calificada para la oferta de puestos de trabajo existentes. ¡Ah! Y el salario medio más elevado de España está en el País Vasco, seguido de Madrid -aquí el alto funcionariado sí cuenta- y Navarra. En última instancia, otro modelo de crecimiento económico.

Reformular las condiciones laborales puede ayudar, pero no es suficiente; hay que trabajar en combatir la economía especulativa y los negocios fáciles basados en la ocupación indiscriminada del territorio

Por lo tanto, estará bien que la reforma de la reforma laboral contribuya a eliminar ciertas situaciones abusivas, sobre todo en el ámbito de los servicios personales. Unas situaciones, sin embargo, que son tan graves como las distorsiones económicas que contribuyen a generar: empresas que basan su éxito -o su supervivencia- en salarios muy bajos, y una flexibilidad y condiciones de trabajo sin medida. Con la captación de inmigrantes poco calificados, porque muchos de nuestros no aceptan estas condiciones y emigran los más preparados o se conforman a subsistir con los subsidios, el salario social y la economía sumergida los demás.

El gobierno español y los gobiernos autonómicos tienen que trabajar en revertir esta situación. Reformular las condiciones laborales puede ayudar, pero no es suficiente. Hay que trabajar en otros muchos ámbitos, desde el combate contra la economía especulativa y los negocios fáciles basados en la ocupación indiscriminada del territorio y la generación de deseconomías externas que sufrimos los demás, hasta una fiscalidad que incentive la actividad productiva real. Desde la minimización de la economía sumergida a dotarnos de un salario mínimo similar a la media europea.

El papel de las élites empresariales

Pero no es únicamente responsabilidad de los gobiernos hacerlo mejor. Nuestras élites empresariales también tienen una gran responsabilidad. Primero, por omisión, por no denunciar nunca estas prácticas del dinero fácil y dar por tan bueno el éxito de quienes se lo ganan en mercados competitivos como el de los que se aprovechan del país o del BOE. Y segundo, por mal ejemplo, con un expresidente de la CEOE enchironado por comportamientos ilícitos sobre el que ha caído un tupido velo, como si nunca hubiera existido.

Las organizaciones empresariales en Catalunya están lideradas por personajes que hicieron fortuna comprando y vendiendo hoteles e inmuebles en el momento oportuno

Y a en Catalunya, sin ir más lejos, las organizaciones más incisivas con la administración y más comodonas con muchos de los que dicen representar, están lideradas por personajes que hicieron fortuna comprando y vendiendo hoteles e inmuebles en el momento oportuno o haciendo de lobbista en Madrid. Son los que dicen que Catalunya pierde peso o que Barcelona se acerca a la irrelevancia.

Por lo tanto, no solo nos hacen falta mejores políticas laborales y económicas en general, sino un empresariado menos amigo de los negocios fáciles. Y no serán personajes como los fundadores de Glovo quienes tienen que representar este cambio.

Será el único camino para que el mercado de trabajo español también se acerque, además de marcadas excepciones, a la media europea.

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