Repensar la globalización es cosa de los ayuntamientos

La creación de puestos de trabajo, la colaboración público-privada, retener la riqueza y centrarnos en las necesidades y no los deseos son las bases de la nueva economía poscovid

Los ayuntamientos son una pieza clave para repensar la globalización después de la covid-19 | iStock Los ayuntamientos son una pieza clave para repensar la globalización después de la covid-19 | iStock

"Tenemos que aprender a cultivar nuestras propias judías, porque es sostenible y gratificante". Que Kenia utilice la poca agua que tiene para cultivar judías y venderlas en el Reino Unido es el ejemplo perfecto de cómo no tiene que ser la economía poscovid, según Ann Pettifor, economista y autora del libro The Case for the Green New Deal. Tanto ella como Fèlix Ortega, director general de Barcelona Activa, y Neil McInroy, director ejecutivo del Centre for Local Economic Development Strategies, están de acuerdo en que la nueva economía se tiene que basar en la justicia social, medioambiental y económica. Esto quiere decir repensar la globalización, un trabajo que no está reservado a los Estados, sino en el que los ayuntamientos tienen que tener un papel central.

¿Cómo? Con la creación de puestos de trabajo, la colaboración público-privada, reteniendo la riqueza y con el énfasis en las necesidades en vez de los deseos. Un webinar sobre Transformar las economías locales después de la pandemia, organizado por la Universitat Pompeu Fabra y el Ayuntamiento de Barcelona, ha servido para reflexionar sobre ello. En el caso concreto de Barcelona, la estrategia es que todas las actuaciones tengan una triple dimensión: digital, ecológica y social. Ortega asegura que la crisis del coronavirus ha servido para confirmar que esta estrategia es la adecuada, pero que "la tenemos que acelerar; nos hemos dado cuenta de que todas las ciudades vamos tarde y tenemos los mismos problemas".

Pettifor considera que los primeros deberes que tiene la capital catalana son establecer las líneas rojas: "Barcelona se tiene que plantear cuál es su capacidad económica sostenible". Para McInroy, se abren tres posibles caminos para sobrevivir la crisis provocada por la covid-19: "El escenario feo es que haya más autoritarismo y la democracia se debilite; el malo, que todo siga igual; y el futuro bueno será si generamos riqueza comunitaria".

Que no se escape la riqueza

El director general de Barcelona Activa apunta hacia el objetivo principal: salvar las empresas para salvar puestos de trabajo. "Antes de que estallara la pandemia estábamos reformulando la estrategia a cuatro años vista en materia de empleo y ahora, la hemos concretado: tenemos que apoyar a los colectivos vulnerables, crear oportunidades para los jóvenes, apostar por el reskilling y el upskilling y mejorar las calidades de los trabajos". Este último punto es clave, según Ann Pettifor. "Si una persona tiene trabajo, cobra a finales de mes y paga impuestos, que sirven para equilibrar de manera automática las cuentas", explica.

"Si una persona tiene trabajo, cobra a final de mes y paga impuestos, que sirve para equilibrar de manera automática las cuentas"

La experta en macroeconomía asegura que con trabajos de calidad y unas retribuciones más altas, las aportaciones fiscales de los ciudadanos también serán más grandes y servirán para generar superávit. En este sentido, Pettifor considera que la economía de los cuidados, en un sentido amplio, tiene que ser revalorada: "¿Cómo nos tiene que salvar la vida encontrando una vacuna para combatir la covid-19 un científico que cobra muy poco? Un futbolista, que cobra mucho más, seguro que no encontrará la cura". El economista destaca en este punto el papel de las mujeres en el sector de los cuidados y la relación entre trabajos mal pagados y género.

Més info: ¿Cuánto se produce mientras se cuida?

Otro factor que será decisivo en la formación de la nueva economía será el comportamiento de las comunidades. McInroy destaca el poder de las comunidades que ha salido a la superficie durante la crisis de la covid-19: "Hemos visto solidaridad, cómo nos ayudamos los unos a los otros, y esto es muy potente para reflexionar sobre economía". Según él, una de las claves en el ámbito local será retener el dinero. Para hacerlo, se tiene que tener en cuenta de dónde viene la riqueza y por dónde se escapa del bolsillo de las personas, es decir, dónde son las fugas.

No cambiar de ropa cada año

"Tenemos que acabar con la ecología y buscar la justicia medioambiental, social y económica". Así de claro considera que tiene que ser el camino Pettifor, que cree que la sociedad y los gobiernos locales tienen que priorizar las necesidades humanas y reducir los deseos insaciables para construir un ecosistema más sostenible. Estas necesidades son, en realidad, pocas: salud, educación, alimentación, agua, vivienda, seguridad y poco más.

La ropa, en cambio, no lo es: "Deberemos aprender a llevar ropa más sencilla que dure más y que se pueda hacer con recursos locales". Esto puede encarecer el precio, pero formará parte de la "reevaluación de lo que nos importa en una economía sostenible". A pesar de que para hacerlo se necesitará la cooperación internacional, esto no nos puede llevar a una nueva globalización. Según Pettifor, esta es "sólo financiera".

Esta cooperación también se tiene que dar a nivel local. Según Ortega, "desde la administración hemos aprendido que se tiene que confiar en el ecosistema privado, que las redes de cooperación funcionan bien, que la proximidad es un valor y que se tienen que hacer los cambios en tiempos de bonanza". McInroy indica un tercer nivel de cooperación necesario, el de la administración local y los ciudadanos. ¿Cómo se consigue? "Con instituciones que tengan confianza en sí mismas y den voz a la sociedad".

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