Emprendedores por una buena causa

Femmefleur, The Social Coin y Sea2See son ejemplos de como la sostenibilidad se ha convertido en un elemento indispensable para consolidar el negocio y diferenciarse al mercado

Por qué olvidamos que se tiene que hacer el bien? Es la pregunta clave para aquellos que algún día quieren aventurarse en la emprendeduría y no quieren caer en la espiral de generar riqueza sin pensar en la huella que deja su actividad, sino que quieren contribuir en el bienestar de las generaciones futuras. Esta es la premisa que comparten las empresas y organizaciones de la economía social y que en el contexto del Día Mundial del Medio ambiente se hace más evidente la necesidad de crear empresas capaces de generar, de manera sostenible, nuevos productos y servicios, que repercutan en la mejora colectiva.

Un buen ejemplo de esto son las famosas copas menstruales o la ropa interior femenina de Femmefleur , como también las monedas de The Social Coin que motivan a hacer buenas acciones o las ojeras hechas con plástico reciclado de Sea2See . Gracias a su compromiso, las tres compañías salieron al mercado con un valor diferenciado y una estrategia de negocio bastante fuerte para convertirse en modelos a seguir.

Sea2See, residuos inutilizados a las ojeras

François Van Den Abeele creó el 2016 Sea2See Eyewear para dar salida a los residuos plásticos generados por los pescadores a los puertos de Barcelona. "Uno de cada cuatro pescados que pescamos contienen plástico y caen cada día 8 millones de toneladas de plástico almar , es cómo si cada habitante del planeta echara dos bolsas al agua. De estos residuos, un 20% proviene de los pescadores; el resto, de la tierra. Como amante del mar, necesitaba poner mi granito de arena", explica el CEO en la conferencia Emprendedores por una buena causa, organizada por la Toulouse Business School en el marco de su vigésimo aniversario.

Recogen los desechos plásticos de los trabajadores de 22 puertos españoles, el que los permite recoger dos toneladas de basura cada tres días. Todo esto se trae a una planta de Girona para separar por tipo de material, limpiarlo y crear una materia primera que se reutiliza para hacer ojeras. "Con este plástico quería crear un producto visible y útil porque la gente se sintiera orgullosa de traerlo y para trasladar la sostenibilidad a una industria como la óptica, donde casi no existe", explica Van Den Abeele.

Desde Sea2See Eyewear recogen los residuos plásticos generados por los pescadores a los puertos y los convierten en ojeras

Todo este nuevo plástico se trae a Italia, donde encontraron un productor capaz de trabajarlo y crear las ojeras. Inicialmente sólo se hacían de solo, pero con el buen recibimiento que han tenido y las peticiones de los profesionales ópticos, ya han hecho el salto a las ojeras graduadas. Y es que no sólo se venden en España e Italia, también se distribuyen en Holanda, Inglaterra o Alemania, entre otros.


Van Den Abeele, Balderas y Polío durante el acto. Fotografía: Cedida

Tienen un precio asequible, un material de calidad y una historia detrás, "que más se puede tener?", se cuestiona. "Hacer una cosa sostenible no es fácil ni difícil, tener un buen relato te abre puertas más fácilmente y el consumidor lo busca, está cambiando sus hábitos", añade. Y es que Van Den Abeele conceb Sea2See como un win-win para el comprador, que tiene un producto adecuado a las necesidades, y para el medio ambiente, puesto que cada ojera supone 10 m2 de plástico reciclado.

Femmefleur, por el bienestar de la mujer

"Somos cuatro mujeres que no hemos estudiado nada relacionado con la economía, pero hemos acabado haciendo esto por la motivación de ayudar otras mujeres. Queremos mejorar el mundo que nos rodea, aunque sea en una cosa pequeña como la menstruación". Así es como describe la codirectora de la cooperativa barcelonesa Femmefleur, Eva Polío su proyecto, una idea que a pesar de que parecer hacer "una cosa pequeña", en realidad está intentando dar respuesta a una cotidianidad que hace que cada mujer genere cerca de 2.700 kilos de basura a lo largo de su vida.

Su producto tenía que ser respetuoso con el entorno, pero también barato y útil, porque "si las cosas no funcionan, nadie las comprará, porque la sostenibilidad no mueve el comprador ni la economía", recuerda Polío. Por eso hicieron la primera incursión con la copa menstrual con un resultado suficiente exitós para embarcarse posteriormente en la creación de una ropa interior absorbente.

La opción escogida para financiar Cocoro fue el crowdfunding a través de una campaña que los permitió comprobar hasta qué punto su idea era realmente viable. "Captamos casi 170.000 euros de más de 3.000 mecenas, el que nos dio para producir 9.000 calcetas, cuando el objetivo era hacer 1.5000. Esto demuestra que hay ganas de que las cosas cambien", asegura.

Polío: "Si las cosas no funcionan, nadie las comprará, porque la sostenibilidad no mueve el comprador ni la economía"


sea2see

Las ojeras de Sea2See

The Social Coin, hacer bien el social

La idea nace el 2013 en forma de movimiento social para realizar acciones positivas a cambio de unas monedas biodegradables llamadas social coins. "Cada moneda está hecho con sémola de patata y guarda una entonces a su interior para plantarla cuando se ha completado una secuencia de buenas acciones", explica el responsable de desarrollo de negocio, Donovan Balderas.

El mecanismo se inicia cuando una persona tiene una moneda, hace una buena acción y pasa esta social coin. Según Balderas, esto genera "una cadena de favores que motiva a hacer más", una reacción que no pasó desapercibida por empresas como Cisco, que quería implantar el modelo para mejorar la felicidad y la motivación de sus trabajadores. PwC y Schneider Electric siguieron el ejemplo, y así es como el segmento corporativo se ha convertido en un canal de negocio importante. Y es que la desmotivación, apunta el responsable de The Social Coin, genera una pérdida de 50 millones de dólares.

Además de trabajar el employee engagement a través de acciones de voluntariado, bienestar, innovación, liderazgo y sostenibilidad, la compañía también ha invertido una subvención de la Unión Europea de un millón de euros en el desarrollo de una nueva plataforma pensada para las ciudades. "Estamos desarrollando dos proyectos para volver a nuestras raíces, extraer información del Big Data y ayudar los gobiernos a saber qué pasa en sus ciudades, El otro proyecto está centrado a hacer que las personas hagan cosas buenas a cambio de recibir acciones y productos gratuitos. Todo está enfocado al bienestar ciudadano", detalla Balderas. Hasta el momento, están presentes en 70 países y se han hecho 500.000 actas de generosidad con 20.000 social coins.

Con Social Coin realizas acciones positivas a cambio de unas monedas biodegradables

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