Veritas is one of the shops that sells organic produce

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La lista de la compra se vuelve 'eco'

El sector ecológico multiplica por seis la facturación en la última década, coincidiendo con un cambio de los hábitos de consumo a favor de productos de más calidad y valor añadido

El sector de la alimentación se encuentra en plena metamorfosis. Y no es un cambio motivado por la busca de productos asequibles para paliar los efectos de la crisis, todo al contrario, es un giro de 180 grados donde el ecológico gana cada día más cuota de mercado. En sólo 10 años, el númerode empresas dedicadas a su producción, elaboración o comercialización se ha triplicado y han pasado de facturar menos de 50 millones de euros a quedarse a muy poco de los 300 millones de euros, según el Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica (CCPAE), el organismo público catalán que audita los operadores catalanes que quieren certificado biológico.

A estas cifras sectoriales tan alentidores se le puede sumar una segunda: la mitad de la población catalana consume productos biológicos, tal como muestra el último Barómetro sobre Consumo de Alimentos Ecológicos. Sólo un 5% los incluye cada día en su dieta y un 25% lo hace semanalmente, pero son datos suficientes porque los profesionales aprovechen acontecimientos clave como el BioCultura que empieza en Barcelona este jueves para promocionar e impulsar el sector. 700 empresas participan en el encuentro que se celebra al Palacio Sant Jordi de Montjuic.

Comercialización de productos en Europa
El Estado español es uno de los países con un mayor peso agroalimentario en Europa y en el sector orgánico también se nota. Lidera el ranking con 1.710.475 hectáreas de cultivo especializado, con más de la mitad situadas en Andalucía y Castilla-La Mancha. En el caso de Cataluña, a pesar de que tiene una industria ganadera importante, su papel clave es la comercialización con cerca de 3.100 compañías dedicadas a la importación y exportación, según el último informe del Ministerio de Agricultura.

Los productos estrella son los frescos, sobre todo el escape y la verdura, seguido de los huevos, los lácteos y las carnes. En cuanto a los frescos, la producción catalana y del sur del Estado es suficiente para alcanzar el Principado, mientras que los productos elaborados suelen importarse.

Y en todo este intercambio comercial, también hay venta exterior, sobre todo de aceites y vinos elaborados a las tierras catalanas. "Hay mucha producción y elaboración y se tiene que exportar porque aquí no se consume todo", explica el director del CCPAE, Daniel Valls, "pero hay sectores como la fruta, la verdura, la carne o el cereal que se exportan menos, se queda aquí porque hay demanda". El motivo principal es por conservación. Puede llegar en mejor sido un producto embotellado que un fresco, pero también tiene que ver el hábito mediterráneo de ir a los mercados productos de más calidad o la creación de cooperativas y agrupaciones de consumidores que se proveen entre ellos los alimentos.

El valor añadido de las nuevas generaciones
A pesar de que no hay un perfil único, el director general de Veritas, Silvio Elias, asegura que el comprador tipo solo ser urbanita, joven, con sensibilidad por la alimentación y la salud y con un nivel sociocultural alto. También es habitual ver familias, afirma, "los niños pequeños son un detonante para empezar a preguntarse muchas cosas sobre el que estás comiendo". Y añade que hay que ir más allá del precio: "Cuánto costa y cuando caduca, a pesar de que también importa, no pueden ser las únicas preguntas". De donde viene la comida, que tiene adentro y que aporta son otras de las cuestiones que un consumidor se tiene que hacer.

Pero la cesta de los hogares no es la única que incluye productos orgánicos, también se encuentran en el canal Horeca. Esto lo saben bastante bien a la distribuidora Bio, una empresa familiar de Bellpuig (Lleida) que trabaja para restaurantes, comedores escolares públicos y privados, tiendas especializadas, cooperativas de consumidores y mayoristas españoles y extranjeros. "El consumo de estos alimentos ha subido mucho, mucha más gente ha entrado al sector y ha hecho que no sea complicado encontrarlos, ahora cualquier supermercado tiene una línea ecológica y las escuelas incluyen menús y platos ecológicos", explica su director, Aleix Oliva.

A pesar de las previsiones positivas, Oliva cree que mientras no se abaraten los precios, no habrá más consumidores: "Todo va en función del bolsillo y de la conciencia de cada cual. Incidir en las escuelas es importante porque es donde hay los futuros consumidores". En este sentido, el director del CCPAE defiende que el hecho que sean precios más caros se explica por los procesos de producción y elaboración, los cuales requieren "más esfuerzo, tiempo y coste". Por lo tanto, el resultado es un producto con un valor añadido que sitúa la relación calidad-precio en el umbral adecuado.

Un corte de pastel por las grandes marcas
A la sección 'eco' de los supermercados ya podemos encontrar aceite de oliva virgen extra de Borges, leche de Puleva y cerveza de San Miguel. Y ahora, además, los nuevos yogures que Danone distribuye con la marca Las 2 vacas. "Las grandes marcas están viendo que no es una moda, sino que ha venido para quedarse", sentencia el gerente de Bio . Algunas mantienen su nombre corporativo, pero otros como Danone optan para "camuflarse" para ampliar su alcance: "El cliente de estos productos en principio está en contra de las grandes marcas, sobre todo quien trae años al mercado".

Entre quienes operan con el mismo encontramos Embutidos Salgot. La compañía se dio cuenta que, para hacer frente a la crisis y al boom de las marcas blancas, había que diferenciarse con un producto prèmium. "Las tendencias en el centro de Europa iban hacia el producto 'eco' y sostenible, envases reutilizables, respecto al medio ambiente... ", recuerda su director general, Valeri Salgot, "en el mundo del porcino no se había hecho ningún paso importante ninguno aquí y decidimos apostar por la ganadería ecológica".

A pesar de que la venta de embutidos biológicos representa sólo el 5% del negocio, Salgot se mantiene firme con la decisión corporativa. "El nuevo consumidor puede decir que sólo quiere un corte de fuet a la semana, pero así sabemos que será del nuestro", comenta con orgullo. Sostiene que, hoy por hoy, esta apuesta es una "opción muy vocacional", pero considera que "la historia que hay detrás de un producto" ganará importancia.

La entrada de nuevos actores es clara y Oliva celebra que esto amplíe la oferta del consumidor, pero a la vez considera que puede ir en detrimento de los pequeños productores. "Nos podemos encontrar con que haya demasiada gente, que no se pueda competir contra los precios y que se tenga que optar para elaborar productos más selectos, con otro packaging y en otro mercado más pequeño para competir contra marcas como Danone", argumenta, y lamenta a continuación que si se satura el mercado, "el labrador tendrá que volver a reinventarse para salirse".

Ser más del 1% del consumo
Suiza es el país con más consumo ecológico de la Unión Europea con una media de 221,5 euros por ciudadano en un año. Una cifra que se aleja mucho la media de la UE, unos 47,7 euros, y que todavía es superior al gasto de España. Para entenderlo, hay que tener en cuenta que el segmento biológico representa sólo un 1% del consumo agroalimentario español, según el Ministerio, mientras que en Suiza es del 8%.

A pesar de que en la última década el crecimiento ha sido exponencial, los profesionales consideran que la sociedad catalana no llegará a estos umbrales a corto plazo. "Si creciéramos así de golpe, los productores no lo podrían asumir", reflexiona el director del CCPAE. El paso al cultivo y cría en granjas ecológicas es lento y demanda invertir. La PEC contempla una ayuda a los labradores para hacer la transición, la cual puede durar entre dos y tres años, pero para muchos productores esto es insuficiente. "Reclamamos más apoyo otros ámbitos, que haya más lugares donde se pueda estudiar agricultura ecológica, que haya más R D, que se gasten dinero a investigar sistemas de controles de plagas compatibles...", enumera Valls, quien lamenta que la contaminación que generan las grandes compañías pierde importancia en un mercado donde el que importa es el precio final.

Más allá de las cuestiones técnicas, la presa de conciencia del consumidor también tiene que jugar a favor del sector. En este sentido, el director general de Veritas, Silvio Elias, apela a la sensibilidad que hay al norte de Europa: "Cuando voces las consecuencias de tus actos de forma inmediata, reaccionas. Cuando se ensucia una agua que está a 200 km no percibes que el que haces está mal. Los suizos y alemanes lo han sufrido enseguida y por eso nos traen un par de generaciones de ventaja. No es que sean mejores, esto que los mediterráneos somos unos passotes no me lo creo". Y el hecho que las empresas catalanas del sector hayan cerrado el 2014 con una facturación de 291 millones de euros, un 38% más que el 2013, avala la última frase de Elias.