Eduard Torres, un señor de Cardona

Trayectoria del presidente de Turismo de Barcelona: "A la capital le falta generosidad y al territorio, le falta confianza"

Eduard Torres, nuevo presidente del comitè ejecutivo de Turismo de Barcelona | Cedida Eduard Torres, nuevo presidente del comitè ejecutivo de Turismo de Barcelona | Cedida

Graduado por ESADE, padre de dos hijos preadolescentes y enamorado de la villa de Cardona donde nacieron los padres y los cuatro abuelos, Eduard Torres es des desde noviembre de 2019 el segundo presidente de la historia del Consorcio Turismo de Barcelona, desde que fue creado, en 1993. Una institución de referencia mundial que nació como consecuencia de uno de los grandes pactos que de vez en cuando suele fabricar la sociedad civil catalana.

Los inicios profesionales de Torres fueron en Fira de Barcelona, otro ejemplo de pacto institucional de éxito, y a la auditora KPMG donde estuvo hasta darse cuenta de que los dioses no lo habían llamado por aquel camino. Fue entonces cuando empezó a trabajar con el padre, que tenía una promotora inmobiliaria, antes de crear su propia empresa, Med Building, básicamente dedicada a la rehabilitación integral de edificios antiguos. Era 1997.

Uno de aquellos edificios, ubicado en el paseo de Colom 12 y 13, es donde Med Building acabó construyendo un "charme hotel", el Duquesa de Cardona, que se ha acabado convirtiendo en el auténtico símbolo y carta de presentación de la empresa y, todavía más, del empresario.

"El Duquesa de Cardona representa a la vez la vocación emprendedora, el espíritu transformador y la pasión por la historia de Eduard Torres"

Efectivamente, el Duquesa de Cardona representa a la vez la vocación emprendedora, el espíritu transformador y la pasión por la historia de Eduard Torres, que está muy especialmente interesado en conocer el pasado de la antigua capital de frontera desde el castillo donde los duques gobernaron hasta 30 villas catalanas antes de que en 1714 las tropas borbónicas la derrotaran, justo una semana después de la caída de Barcelona.

La puerta grande de Catalunya

Tal vez esta relación histórica entre Barcelona y Cardona tenga algo que ver con uno de los propósitos del presidente del Consorcio, que quiere hacer de Barcelona la puerta de entrada de un turismo capaz de adentrarse en el país, descentralizando servicios y recursos en una dinámica virtuosa que tendría que beneficiar a todo el mundo. Un planteamiento con que el actual presidente de la Cambra, Joan Canadell, coincidió plenamente desde su primera entrevista de trabajo. Ideologías a banda, el caso curioso es que los dos han accedido a sus cargos después de largos mandatos de sus antecesores respectivos, Miquel Valls en la Cambra y Joan Gaspart en el Consorcio.

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Cuando se conocieron, Eduard Torres ya era vicepresidente y mano derecha del actual presidente del Gremio de Hoteles, Jordi Mestre, y de aquel encuentro surgió un nuevo pacto, bobalicón por el Ayuntamiento, que en cierto modo recuerda el pacto fundacional del Consorcio, firmado en 1993 entre Antoni Negre y Joan Gaspart, bajo la mirada conciliadora de Pasqual Maragall.

Habían pasado dos años rellenados de ruidosas sesiones plenarias del "parlamento de los empresarios", iniciadas desde el mismo momento que Negre, el grande renovador de Cambra y Fira de Barcelona, había accedido a la presidencia, gracias a una abstención y un solo voto positivo de diferencia frente a un muy contrariado Joan Gaspart.

El Consorcio está participado en un 45% por el Ayuntamiento de Barcelona, otro 45% por la Cambra de Comerç y el 10% restante por la Fundación Barcelona Promoción, que también preside la Cambra de Comerç, Indústria i Navegació de Barcelona. La presidencia del Consejo General del Consorcio corresponde al alcalde, pero la presidencia ejecutiva, que siempre ha sido delegada, a la Cambra.

"Otro outsider apasionado como Joan Canadell ha conectado con el proyecto de Torres y ha reformulado aquel pacto fundacional entre la Cambra y el potente Gremio de Hoteles de Barcelona"

En las elecciones de 1991, Gaspart era el delfín inconfundible del expresidente Josep Maria Figueras, tenía el apoyo de los principales lobbies de la ciudad y conocía perfectamente la Cambra. Negre, en cambio, era un outsider del poder político e institucional de Catalunya pero se quitaba cada día a las séis de la mañana, sabía muy bien que quería y era cabido como él solo.

Gracias a aquel gran acuerdo, Gaspart se pasó 26 años presidiendo una institución de éxito mundialmente admirada e imitada, en la que también destaca la buena tarea de sus directores generales sucesivos: Raimon Martínez Fraile, Pere Duran, Jordi William Carnes, Joan Torrella y el actual Marian Muro. Pasados los años, ha sido Canadell, otro outsider apasionado por la historia quién, conectando con el proyecto de Torres, ha reformulado aquel pacto fundacional entre la Cambra y el potente Gremio de Hoteles de Barcelona.

Los Duques de Cardona

El Duquesa de Cardona es el resultado de una rehabilitación modélica, sobre un edificio del siglo XVIII donde anteriormente había habido el palacete barcelonés de los nobles, mucho antes que el derribo de la muralla de mar, en 1888, convirtiera su fachada posterior en puerta principal. Los Cardona, los Montcada o los Queralt eran algunos de los linajes que hacían estancia en aquel lugar, donde Eduard Torres quiso rendir homenaje a su patria chica.

De hecho, la auténtica duquesa, 21a propietaria histórica del título, vive en Andalucía, tiene 42 años, se llama Casilda-Ghisla Guerrero -Burgos y Fernández de Córdoba, es Dama de Justicia de la Orden Constantiniana de Sant Jordi y de vez en cuando visita el Corazón de la catedral de Barcelona donde su linaje tiene el escudo de armas pintado en un setial del Cadirat del Toisó d'Or. Y cuando Eduard Torres le pidió permiso para bautizar el hotel con su nombre, se mostró encantada. Los Cardona, emparentados con la nobleza castellana y desvinculados desde hace siglos de Catalunya, tienen vínculos de sangre con otros Grandes de España como los Medinaceli, que también tienen una plaza dedicada muy cerca del hotel.

La fuerza de la tierra

Pero el Duquesa, inaugurado en 2003, no es el único hotel de la división. En vista del éxito, la empresa construyó otro, en 2006, el antiguo Col·legi de les Monges Vedrunes de Cardona, donde habían estudiado los antepasados de Torres. En aquella ocasión, el número elegido fue Bremon, en honor al vizconde de Cardona que en el siglo XI hizo construir una de las joyas románicas más admiradas del país, la Colegiata aquisgranesa de Sant Vicenç, donde ahora hay el segundo hotel boutique de la cadena. El tercero es la Duquesa Suites, también construido en Barcelona sobre un edificio señorial del siglo XVIII, a la esquina del Paseo de Colom con la plaza del controvertido Antonio López.

Torres también conserva y rehabilita constantemente una casa que había sido de su abuelo panadero, donde ahora viven los padres, y explica que hasta el año 1990, cuando se produjo el cierre de las minas de sal, origen de la riqueza de Cardona desde tiempo de los romanos, los habitantes de la villa se dividían en dos grupos: los mineros y la gente que alcanzaba y daba servicio a los mineros de Exposivos Riotinto. Y "cuando las minas se cerraron, el pueblo entró en depresión".

Torres: "Barcelona, sin su país no sería tan potente, pero a la capital le falta generosidad y al territorio le falta confiar más en Barcelona"

Torres, miembro activo de la Fundación Cardona Histórica, se exclama que sólo haciendo los 85 kilómetros que separan Barcelona de la ciudad de sus antepasados, se pueda pasar tan deprisa de una sociedad de oportunidades a otra que no tiene tantas. El empresario es hombre de hechos más que de discursos, le gustan las personas y quiere saber porque hacen las cosas. Por eso lamenta que la sociedad catalana tenga más capacidad de reivindicación que no de organización y se pone ante el espejo para reconocerse a él mismo y reconocer al mundo que le rodea, primer paso para mirar de cambiarlo.

"Barcelona, sin su país no sería tan potente, pero a la capital le falta generosidad y al territorio le falta confiar más en Barcelona", dice. Una teoría que ve confirmada en un libro de ensayo de Xavier Bru de Sala, Barcelonismos, que actualmente está leyendo. "Hay que transformar los discursos en acciones", reclama, "y hacer del turismo una herramienta transversal de progreso, con la colaboración permanente de los sectores público y privado, cómo hemos hecho siempre desde el Consorcio".

Una sola voz

Torres, gran observador de la política, se anima extraordinariamente cuando habla de "generar una visión compartida" y de "hablar con una sola voz en defensa de nuestros proyectos". "El turismo es salud, alimentación, deporte y cultura", remarca, "y no nos conviene que cada cual vaya por su parte".

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Tal vez esto le empuja también a colaborar con su tío, el doctor Valentí Fuster en la Fundación SHE (Science, Health and Education) creada y dirigida por el eminente cardiólogo, también vinculado por vía familiar a la villa de Cardona. Para Eduard Torres, como para Valentí Fuster, la salud es cultura y su objetivo es mejorar la salud integral de la población, y especialmente de la juventud.

Del mismo modo que lo es la conservación y transformación de Cardona y de todas las Cardonas del país, que junto con Barcelona forman la gran ciudad en red del siglo XXI, donde el turismo tiene que ser menos intrusivo y más respetuoso con la vecindad.

Almenos, este es su sueño.

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