El 66% de las empresas familiares catalanas son optimistas respecto a la evolución económica de su compañía para los próximos 12 meses, una cifra inferior a la del año anterior cuando era del 75%, según informa KPMG en un comunicado. El informe se enmarca dentro de la edición española del VIII Barómetro de Empresa Familiar, elaborada por la red global KPMG y las asociaciones territoriales vinculadas al Instituto de empresa Familiar (Ief) y expone que la caída de la rentabilidad es el factor que más preocupa a las empresas familiares, en un 71%, seguido de los cambios regulatorios (64%) y la guerra por el talento (63%).
En cuanto a los ingresos, el 64% de empresarios de la comunidad ha señalado que han aumentado sus ventas en 2018 -un punto menos que la media española-; el 22% ha declarado que estas se mantuvieron, y un 14% que se redujeron. También han revelado buenas cifras de ocupación: un 56% ha informado que en el último año aumentó la plantilla, el 36% la mantuvo y sólo un 8% tuvo que hacer ajustes de personal.
Las empresas catalanas tienen una sólida actividad internacional, porque sólo un 10% de los negocios familiares no tienen movimientos exteriores -ante el 16% de media en España-, mientras que la cifra ha aumentado en un 43% de los casos y ha sido estable por el 38%.
Los directivos catalanes tampoco han escogido una fórmula predominante para hacer el traspaso de la empresa familiar: un 34% optaría para transferirla, un 33% traspasaría el gobierno y un 28%, la gestión. Además, a la hora de efectuar esta transferencia, los empresarios consideran que el principal desafío es la renuncia a la misma debido a la inclinación emocional, seguido de la carga fiscal que supone.