'Hard tech': la fábrica de fábricas!

La fórmula de la 'Shenzhen speed' es talento, oportunidades, espacios, materiales y reputación

El mercado Huquiangbei de Shenzhen El mercado Huquiangbei de Shenzhen

¿Qué país no soñaría con tener una fábrica de fábricas? En los artículos anteriores, hemos visto que las startups permiten alcanzar niveles de crecimiento inéditos a gran velocidad, pero también pueden tener externalidades negativas importantes y el valor que generan puede ser capturado con facilidad más fuera del territorio que dentro. Su atractivo es evidente, son los cohetes que te pueden llevar a la luna, pero no suelen llevar a muchos. Hay, pues, que escalar al territorio estas startups y arraigar industria con ecosistemas más amplios y más inclusivos que comprendan universidades, tecnología y pymes. Hemos visto una manera de hacerlo con organizaciones centralizadas que hacen un outsourcing de la innovación de las empresas, el ITRI y el III en Taiwán, Fraunhoffer en Alemania, Tekes en Finlandia...

¿No sería fantástico si todo esto pasara de una manera distribuida con una mínima intervención de dinero y estructuras públicas? ¿Si se pudiera disponer de un entorno donde las ideas de hard tech pudieran convertirse en prototipos viables y listos para su industrialización? ¿Un entorno donde vinieran emprendedores de todo el mundo para convertir sus prototipos en realidades? ¿Un lugar donde las industrias encontraran todo lo que les hace falta para construir los nuevos robots, las nuevas máquinas y sistemas que les hacen falta para competir mejor?

¡Bienvenidos a Shenzhen!

Més info: Cambio de Modelo: el caso de Shenzhen, el Silicon Valley chino

Shenzhen es el Silicon Valley chino, pero en hard tech. En los años 80, Deng Xiaoping designó Shenzhen como la primera SEZ (Special Economic Zone) de China. Entonces, tenía unos 20.000 habitantes en la zona urbanizada; hoy en día, tiene unos 13 millones de ciudadanos y empresas tan innovadoras como Huawei, Tencent o DJI. Es uno de los ejemplos más exitosos del milagro chino.

La fórmula de la Shenzhen speed

Pero Shenzhen no tiene, ni de lejos, las mejores universidades de China, ni los mejores centros de investigación. ¿Qué hace de Shenzhen algo tan especial? ¡Es la Shenzhen speed (la velocidad Shenzhen)! La fórmula de la Shenzhen speed tiene cinco componentes: talento, oportunidades, espacios, materiales y reputación.

En Shenzhen, hay ocho universidades, pero los programas más populares son -sorpresa- Ingeniería, Tecnología, Computer Science y Management. La universidad de Shenzhen está en la franja de los 201 a 300 del ranking de Shanghai (Academic Ranking of World Universities) y la Southern University of Science and Technology, en el tramo del 301-400. Comparándolas con las mejores de China, Tsinghua (Pekín) es la 28; Peking University, la 45; Zhejiang University, la 52; y Shanghai Jiao Tong, la 59. Es decir, las universidades de Shenzhen no son, ni de lejos, las mejores de China, académicamente hablando. Ahora bien, cuando hablamos de talento, no podemos hablar solo del talento que Shenzhen produce, sino también del que es capaz de atraer de China y de todo el mundo; y este es mucho.

Hax es una incubadora de startups de 'hard tech' y el mejor ejemplo de lo que pasa en Shenzhen

El siguiente elemento son las oportunidades. Sin oportunidades no existe la concentración de talento que hace falta para ser un polo de innovación. Las oportunidades son fáciles de entender en Shenzhen, no están representadas solo por la enorme proliferación de startups y el ecosistema que les da apoyo; las oportunidades tienen nombre propio y se llaman Huawei, Tencent (WeChat, el WhatsApp chino), DJI...

Hablar de espacios de innovación de hard tech es hablar de Hax. Hax se define como una incubadora de startups hard tech. Y es, tal vez, el mejor ejemplo de lo que ocurre en Shenzhen y de la Shenzhen speed. Desde 2012, cerca de 250 hard tech startups han seguido el programa. La idea es sencilla, si tienes un prototipo inicial puedes inscribirte y Hax te ayuda a convertirlo en algo industrializable. Hax dispone no solo de recursos -como impresión 3D, labs de electrónica, etc.-, sino también de un equipo propio de ingenieros, diseñadores y emprendedores, de los contactos para atraer inversores y de un fondo de capital riesgo propio con 25 millones de dólares al año.

Lo que pasa en Hax no es único. Esta pasión por reinventar el hard tech se encuentra en todas las empresas de Shenzhen. DJI, por ejemplo, el líder mundial de drones y de estabilizadores para cámaras de fotografía y vídeo, fabrica y mejora sus propios robots y sus máquinas de herramientas de una manera similar a lo que pasa en Hax. Esto le ha permitido hitos tan importantes como batir a las empresas estadounidenses de drones y hacerse con su mercado. No solo DJI; el resto de empresas también lo hacen. Allí, los equipos de I+D hacen robots y transforman la fabricación.

Hay diferentes maneras de crear un entorno de investigación industrial absolutamente imprescindible para tener una industria que pueda competir en innovación

Ahora bien, para que todo esto sea posible es necesario poder comprar rápidamente los últimos chips, los últimos materiales, las últimas herramientas. Esto lo tenemos en Huquiangbei, quizás el mercado de electrónica más grande del mundo, donde puedes encontrar prácticamente todo lo que puedas necesitar para hacer tu prototipo, desde el último chip a la última impresora 3DM; ¡tan fácil como ir allí y llevártelo!

El último elemento de la Shenzhen speed es la reputación, el elemento fundamental para crear el círculo virtuoso capaz de atraer al mejor talento, capital, universidades e industrias creando más crecimiento, más oportunidades y más valor. El papel de las políticas de innovación ha sido fundamental. No solo en la creación en los años 80 de la SEZ -Special Economic Zone-, sino en hacer crecer todo este entorno. En China, los policymakers suben en base a sus logros sobre parámetros cuantificables, como el crecimiento de PIB, el desempleo, los salarios... Es decir, si quieren progresar, deben mejorar estos parámetros. Es, pues, difícil que se produzca un desalineamiento de los objetivos. ¡Les va el futuro!

Hay, pues, diferentes maneras de crear este entorno de investigación industrial absolutamente imprescindible para tener una industria que pueda competir en innovación. Fraunhofer o el ITRI son, quizás, los mejores ejemplos de un entorno centralizado y Shenzhen de uno descentralizado, pero no son los únicos. Ni los coches autoconducidos, ni los cohetes reutilizables, ni el GPS, ni Siri han salido de entornos de este tipo, que parecen producir mayoritariamente innovaciones incrementales, cercanas a lo que es posible a corto plazo. Pero esto lo dejaremos para otro capítulo.

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