El mini-estadi, punto final a un largo hilo de algodón

Roger Vinton analiza los vínculos entre el planter barcelonista y el mundo empresarial

Lo Mine-Estadio del Barça. | Mundo Deporte Lo Mine-Estadio del Barça. | Mundo Deporte

Cualquiera que esté acostumbrado a transitar por la calle Arístides Maillol de la ciudad de Barcelona experimentará una sensación extraña si hoy en día se atansa. La evaporación del bloque hormigón del Mini-Estadi del Barça ha transformado el paisaje de la zona de una forma tan relevante, que uno puede tener la sensación de que se ha confundido de barrio cuando pasa por allí. Dónde desde 1982 había el campo de fútbol que, hasta este año, era el hogar de los equipos de base del Barça ahora reina un inmenso vacío muy hipnótico. Pero que tiene que ver el planter barcelonista con el mundo empresarial? Mucho. Muchísimo, aunque hoy la mayoría de forofos lo hayan olvidado.

"Pero que tiene que ver el planter barcelonista con el mundo empresarial? Mucho. El actual Barcelona B es heredero de la empresa textil Fabra y Coats"

El caso es que si viajamos atrás en el tiempo, encontraremos toda una serie de hitos que sorprenderán a mucha gente. El actual Barça B tuvo durante un buen puñado de temporadas la denominación oficial de Barcelona Atlético, y no porque tuviera una sección de atletismo sino porque su creación en 1970 fue el resultado de la fusión de dos clubes filiales de la entidad azulgrana, el CD Condal y el Atlètic Catalunya. Este último consiguió perpetuar parte de su nombre insertado dentro de la denominación del nuevo filial. El periodo que va de la fundación del Barcelona Atlético a la construcción del Mini Estadi (1970-1982) el equipo disputó sus partidos en el barrio de Sant Andreu de Barcelona, al terreno precisamente del Atlètico Catalunya. Si viajamos más todavía hacia el pasado, lo entenderemos todo. El 1965 el club de la empresa de hilaturas Fabra y Coats, ubicada en Sant Andreu, modificó su nombre, abandonando la denominación corporativa para pasar a llamarse Atlètic Catalunya, al mismo tiempo que firmaba un acuerdo de filiación con el FC Barcelona.

Así pues, en cierto modo, el actual Barcelona B es heredero de la empresa textil Fabra y Coats, una firma de gran renombre desde las becerolas del siglo XX. El año 1903 los hermanos Fabra y Puig, herederos de Camil Fabra Fontanills, tomaron la osada decisión de fusionar la empresa familiar de hilaturas -llamada S.A. Sucesora de Fabra y Portabella en aquel momento- con la escocesa J&P Coats, que también tenía fábrica en el territorio catalán. Desde aquella unión, la marca Hilaturas Fabra y Coats se hizo célebre en todo el país gracias a su producto estrella, los hilos de coser, de los que tenían el monopolio el Estado español. La firma, pionera en incorporar capital británico en su accionariado, fue muy innovadora en los aspectos sociales y de mejora de las condiciones de los trabajadores. Precisamente, una de las medidas fue la creación, el 1922, de un club deportivo para los empleados, el CD Hilaturas. Tres décadas más tarde, el 1953, se transformó en el CD Fabra y Coats con el qué fue conocido hasta la mencionada vinculación con el Barça en 1965.

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Hoy en día todo el barrio de Sant Andreu está salpicado por la impronta de Fabra: la arteria principal se llama Fabra y Puig, en honor a los hermanos Ferran y Romà que dieron un gran impulso a la firma a inicios del siglo XX; muy cerca hay la calle Camil Fabra, que recuerda al padre de los dos hermanos. La biblioteca andreuenca se llama Can Fabra, porque está ubicada precisamente en un antiguo edificio de la fábrica. Justo delante hay un centro cultural Fabra y Coats, surgido también a partir del patrimonio histórico recuperado de la firma algodonera, en este caso unas señoriales naves de arquitectura inglesa construidas con el clásico ladrillo rojo. Y para acabar, hay que recordar que uno de los dos principales clubes deportivos del barrio, el Club Natació Sant Andreu -el otro es la Unió Esportiva, un equipo de fútbol que vive a caballo de la Segunda B y la Tercera- es conocido popularmente como "Fabra" porque el grueso de sus instalaciones se extiende sobre lo que antiguamente eran los dominios del CD Hilaturas.

Antes del mencionado matrimonio de 1965 entre el club textil y el FC Barcelona, se produjo una boda premonitoria, porque en 1924 María Paz Fabra Monteys -la hija de Romà Fabra y Puig- se casó con el flamante marqués de la Mesa de Asta, Enrique Piñeyro, que un par de décadas más tarde sería, curiosamente, presidente del club azulgrana.

"Nacida bajo la sombra fresca de las normas proteccionistas del Gobierno español, tuvo su primera sede en Madrid pero pronto se trasladó a Sants"

Antes hemos mencionado muy de pasada al otro filial barcelonista que se integró en la nueva marca Barcelona Atlètic. Se trataba del CD Condal, que resulta que también arrastraba un pasado textil muy notable. Y es que la denominación CD Condal sólo fue una solución de compromiso puesta en práctica en 1956 para que el equipo pudiera competir en la Primera División del fútbol español. Hasta entonces, el nombre del club era España Industrial porque había nacido en 1934 como sección deportiva de la insignia fábrica algodonera de las Muntadas. La imposibilidad de jugar en la máxima categoría estatal siendo filial del Barça -lo era desde 1945- y luciendo una marca comercial propiciaron el cambio de nombre.

Sin duda, la España Industrial es uno de los pilares del sector algodonero catalán ya desde sus inicios, en 1847. Nacida bajo la sombra fresca de las normas proteccionistas del Gobierno español del momento, tuvo su primera sede en Madrid -pese al origen igualadino de sus propietarios- pero pronto se trasladó al municipio -hoy barrio barcelonés- de Sants. A lo largo de su dilatada historia vivió infinidad de avatares, en muchas ocasiones producidos por las oscilaciones de las políticas públicas entre el proteccionismo y el librecambismo. Eso sí, sus magnitudes siempre fueron colosales, como por ejemplo el número de trabajadores a quienes daba trabajo, que a finales del siglo XIX llegó a los 2.500. Después de un periodo de decadencia, el cierre definitivo de la firma se produjo en 1981, en medio de la crisis profunda que hundió el sector textil catalán.

La empresa siempre estuvo en manos de la familia Muntadas, sus fundadores, una alcurnia omnipresente en el mapa de la burguesía catalana. Una rama se emparentó con la familia del general Prim, son los Muntadas Prim y Muntadas Salvadó-Prim; otros fueron referentes del régimen franquista, como el aviador Carlos Muntadas, que durante muchos años dio nombre al aeropuerto de Barcelona. Y tienen también alguna oveja negra -Juan Carlos Muntadas Prim Fàbregas pasó por la prisión por un fraude financiero- y algún bohemio -Federico Muntadas Prim, cazador de leones en la África.

"La hija de uno de los credors de Fabra y Coats se casó con un futuro presidente del Barça y su hermano se casó con la nieta del fundador de La España Industrial"

Del mismo modo que en Sant Andreu los referentes en la familia Fabra están por todas partes, en el barrio de Sants hay un gran equipamiento que nos recuerda la fábrica de los Muntadas, como es el parque de la España Industrial que se extiende sobre 4,6 hectáreas de terreno, una buena parte de las que ocupaba la factoría algodonera hasta su mudanza en 1969. El parque no fue una realidad hasta el 1985, década y media después de que cerrara la fábrica.

Para rematar la clave de esta historia, añadiremos que, si antes hemos visto como la hija de uno de los creadores de a Fabra y Coats -Maria Paz Fabra Monteys- se había casado con un futuro presidente del Barça, ahora señalaremos que su hermano Alfons Fabra se convirtió en el esposo de Montserrat Muntadas Claramunt, la nieta del fundador de La España Industrial, con el que las dos familias, Fabra y los Muntadas, unían sus linajes.

Como en muchos otros ámbitos del país, el sector textil, y en concreto el algodonero, está detrás de muchas de las cosas que hoy en día nos rodean.

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