Pymes, los empresarios sin copa ni puro

En defensa de las pymes y en contra de falacias empresariales

Empresarios de copa y puro? Las pymes son diferentes | istock Empresarios de copa y puro? Las pymes son diferentes | istock

Actualmente está de moda decir que las pymes son muy importantes, pero a la vez no hacer nada efectivo para que puedan aguantar la crisis sanitaria que les afecta, y que no han creado precisamente. De hecho se puede decir que incluso ya empiezan a aportar soluciones a nuevas necesidades que se crean.

"Está de moda decir que las pymes son muy importantes, pero a la vez no hacer nada efectivo para que puedan aguantar la crisis sanitaria"

Todo el mundo sabe que las pymes tienen un valor crucial en la economía productiva real, la que ayuda a que los mercados funcionen, y por lo tanto que todo el mundo tenga sus derechos garantizados (consumidores, empleados, sociedad, y los mismos propietarios de las empresas). En un entorno donde se crean empresas, estas ofrecen productos porque existe una demanda no satisfecha. Ayudan a completar la oferta del mercado, y lo acostumbran a hacer con innovación. Los consumidores ganan, pueden comparar, y además encuentran soluciones que antes no existían para sus problemas.

Si alguien se piensa que las empresas grandes innovan sin las pymes va muy equivocado. De hecho, las empresas cuando se van haciendo grandes no siempre crecen de manera controlada manteniendo una cultura que favorezca el espíritu innovador. Es más, muchas empresas grandes empiezan a ver que para resolver sus retos (no sólo propios de la empresa, sino sectoriales), les hace falta crear un sistema emprendedor a su alrededor. Favorecer talento emprendedor, que arriesgue, y que se esfuerce.

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Las pymes aportan prosperidad. Según un artículo de El Confidencial (Por qué no quieren rescatar a los autónomos y las pymes ) las pymes tienen mala fama porque aparentemente se las tilda de improductivas, que no apuestan siempre por el crecimiento, o que sencillamente no pueden implementarlo del mismo modo que las grandes. Y decía que en realidad, es curioso observar como la prosperidad se produce en momentos de poca concentración empresarial, es decir, cuando existen pymes.

De hecho, se genera un círculo vicioso en una crisis para favorecer la concentración, del que ya tendríamos que haber aprendido. La concentración se basa en una falacia muy extendida cuando lo único que aporta en realidad es empeorar el sistema.

"La concentración se basa en una falacia muy extendida cuando lo único que aporta en realidad es empeorar el sistema"

La falacia empieza por dar la culpa de lo qué le pasa a las pymes. Se empieza por afirmar sin pruebas de ningún tipo (de hecho existen muchas en sentido contrario) que las pymes tienen pocas posibilidades de competir, porque no son productivas ni eficientes. En esta crisis esto todavía es más perverso, porque la carencia de liquidez de las pymes (no la carencia de competitividad ni mucho menos de productividad) ha sido forzada porque se les ha obligado a no producir. Ergo, no sabemos si son productivas y competitivas, sencillamente no producen. Esto nos lleva a decir, que hay que concentrar el sector, para mejorar su eficiencia, que esta medida de empresas no ayuda a ser competitivos en los mercados, etc. En realidad se las está matando, pero hacer ver que se mueren resulta más provechoso. Esto lleva a concentrar la oferta en unas pocas, que al final tampoco son competitivas (normal, la competitividad no tiene que ver con la medida, pero la medida si que afecta el poder para acceder a financiación). Y entonces, a las que quedan sí que se los da acceso a dinero público porque curiosamente tampoco pueden subsistir. Nosotros no lo encontramos curioso y tampoco ustedes. Ya lo sabíamos. Por lo tanto, estas quizás sí que eran ineficientes.

Todo el valor y competitividad de las pymes se mata. Y sólo aquellas que han obtenido liquidez cortando derechos de los trabajadores, y aprovechándose del sistema, curiosamente sobreviven con una idea falsa de que son "las mejores". Y no, sencillamente son las que están más cerca del poder. Posiblemente con un producto peor. El consumidor tiene menos oferta, y se empobrece la economía productiva real. Esto lo vivimos ya en la crisis del 2008.

No diremos que las empresas pequeñas sean, de manera general, más éticas, porque la ética la practican las personas, y hay que ver en cada caso que hace el decisor. Lo que sí que decimos es que en las empresas grandes suele existir un nivel más grande de deshumanización. En las pymes, quienes tienen el poder y lo ejercen lo tiene mucho más limitado, por razones obvias. Quien más quien menos, sabe quién manda y puede acceder más fácilmente. Además, las pymes tienen que cumplir la legislación existente exactamente igual que las grandes, pero a la vez, justificando mucho más individualmente las decisiones de cada uno. Por eso muchas personas que trabajan en empresas pequeñas no tienen que delegar la defensa de sus intereses a un sindicato, ya se defienden ellas consultando a un profesional si les hace falta.

"Si en los bancos que tenemos no les gustan las pymes quiere decir que no tenemos los bancos que necesitamos, y por lo tanto, se tienen que crear de nuevos"

Y finamente, la liquidez, que en esta crisis es un aspecto clave. Las empresas han encontrado que de repente sus ingresos se han interrumpido o bajado abruptamente, por causas ajenas a hacerlo bien o no. Entonces, muchos dicen que en los bancos no les gustan las pymes. Si en los bancos que tenemos no les gustan las pymes quiere decir que no tenemos los bancos que necesitamos, y por lo tanto, hay que crear nuevos. El día que se creen bancos para pymes, éticos, a nivel europeo, será una buena cosa, porque apostará para acercar la economía real y productiva al pequeño inversor.

Es curioso observar como pequeños inversores prefieren perder dinero "jugando" a la bolsa a perderlos apostando por una iniciativa empresarial cercana. Puestos a perder dinero recomendamos hacerlo entendiendo qué ha pasado, y aprendiendo del hecho que alguien se ha esforzado y no lo ha conseguido. Esto ayuda a madurar el sentido común, y hacernos olvidar aquella imagen caduca que los empresarios son los de "copa y puro". Se asemejan más a nuestro vecino de la escalera, que ha tenido una idea para mejorar nuestra calidad de vida y piensa como llevarla a cabo.

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