Silicon Valley: el american dream de Cataluña

El 'hub' tecnológico de San Francisco cuenta con el 50% del 'venture capital' de los EE.UU., pero puede ser un territorio hostil para muchas empresas

Silicon Valley es el american dream de las empresas de Cataluña Silicon Valley es el american dream de las empresas de Cataluña

Desde San Francisco hasta San José se extiende una de las regiones más soñadas para los emprendedores y las empresas al mundo. Hablamos de Silicon Valley, la localización escogida por Google, Facebook y WhatsApp, pero también por HP. El 25% de su fuerza de trabajo es tecnológica y reúne el 50% del venture capital de los Estados Unidos y más de 2.000 inversores. Todo lo convierte enel american dream de las empresas, tanto para startups que son globales desde su nacimiento como para organizaciones que quieren extender su éxito más allá de Cataluña .

Entrar, pero, no es fácil. Es una región con muchas oportunidades y también muy competitiva. Deseable y aterradora, este es el resumen que se podría hacer del que es Silicon Valley en un debate organizado por Acción en el marco de la Semana de la Internacionalización.

No apto para todo el mundo

Si hay alguien que sabe que Norte-amèrica no es apto para todo el mundo, este es en Lluís Gutiérrez. Él es un venture capital establecido a medio camino entre Barcelona y Silicon Valley que un día vio que se tenía que abrir el camino porque inversores catalanes y españoles pudieran entrar en compañías norteamericanas. "Los puentes americanos hacen su fundraising, no vienen a buscar capital en Europa porque allá tienen bastante", ha explicado, "pensamos que esto no podía ser y que el inversor de aquí tendría que poder llegar".

Gutiérrez: "Los puentes americanos hacen su fundraising, no vienen a buscar capital en Europa porque allá tienen bastante"

Lidera la firma inversora Telegraph Capital Hill, especializada en rondas entonces para compañías de software enfocadas al B2B que van desde los 100.000 dólares hasta el medio millón, con un máximo de 1,5 millones por compañías en varias rondas. "Hemos participado en 22 compañías que habrán sumado unas 45 o 50 inversiones. Muchas han muerto, que es el que hay que esperar, y otros se han comprado. Ahora tenemos unas 12 empresas valoradas en 500 millones de dólares, mientras que no valían más de 10 millones de dólares cuando las compramos", ha comentado. Y es que el éxito se puede conseguir, pero no es fácil.

Su primera premisa es que no al que todas las empresas vayan a Silicon Valley. "Hay tres motivos por los cuales una organización se puede plantear marchar: acceder a un mercado mucho más grande, a talento y en capital", señala Gutiérrez. Si no se cumplen, vale más quedarse. Una idea que comparte el COO de Kompyte, Albert Colmenero, un software de monitorització de la competencia en tiempo real que tiene el 90% de sus socios, inversores y facturación en los EE.UU..

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Lluís Gutiérrez y Albert Comenero durante su intervención | A. Corón

No tienen oficina a Silicon Valley ni consideran que tengan que tenerla. " vamos a menudo, pero no nos planteamos establecernos porque es carísimo y cuesta mucho encontrar talento. Hay mucho talento, pero también muchas empresas que ofrecen mejores condiciones que una startup", ha señalado, motivo por el cual piensan más en Austin como ciudad potencial para dar el paso.

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Su historia empezó hace cerca de cuatro años y cometiendo, cómo ha dicho Colmenero, "el primer error del emprendedor catalán": "Empezar a vender aquí porque soy de aquí. Vimos que España no es el mejor país para vender tecnología innovadora, así que rápidamente salimos afuera". De entonces acá han trabajado con su sede en Barcelona, donde cuentan con un equipo que trabaja "en horario norteamericano, que habla inglés fluido, que sabe de vender y que tiene un salario bajo con un comisionado alto", cosa que ha afirmado que no es sostenible. De aquí que ahora la compañía se plantee dar el paso, pero lo hace con mucha más seguridad después de haber validado que el modelo funciona y que hay ciudades aptas más allá de Silicon Valley.

Ser en el momento idóneo

TheChanner Mobile TV nació antes de que lo hiciera el iPhone. Es una app para ver la televisión al móvil e interactuar en tiempo real creada por la emprendedora Muñeca Alstruey, quién supo desde el primer momento que era hora de cumplir la american dream de ir a los Estados Unidos. "Cada startup y temática tiene un mercado idóneo donde salir. Silicon Valley es muy receptivo con la innovación y sabíamos que teníamos que ir. Hacía poco que Google había comprado YouTube y tenía la sensación que ya íbamos tarde, pero lo teníamos que hacer porque montar una empresa tecnológica aquí no es factible. No hay bastante capital y la gente no es receptiva", ha defendido.

En poco tiempo, y después de poner la aplicación a disponibilidad de todos los sistemas operativos, ya contaban con un 50% de usuarios estatunidencs, el que valida su apuesta. Una estrategia, pero, muy diferente a la que está ejecutando actualmente con Motovoy. Este nuevo proyecto consiste a crear la primera red rápida de reparación de motos desde el móvil. Tiene un espacio en Barcelona con capacidad para 20 vehículos y con un servicio apto para B2B y B2C.

Alastruey: "No todo el mundo tiene que ir a Silicon Valley"

En este caso, ha decidido quedarse en el territorio para lanzar la idea porque, cómo ha recordado, "Barcelona tiene más motos que Silicon Valley. Es la ciudad con más motos por habitante de Europa". "Funcionará aquí, pero no en los Estados Unidos. Por eso hay que saber que no todo el mundo tiene que ir", ha insistido.

El mejor talento también se encuentra en casa

Todo el que venga de los EE.UU. es bueno. Para el CEO y cofundador de Plazah, Roger Casals, esto es un mito, "un mito que hay que enterrar porque el talento ahora llega en todas partes en milésimas de segundo".

Casals: "Todo el mundo tiene experiencia a Facebook y Google, pero si no trabaja y está disponible, es porque no es bueno"

Casals cuenta con más de 20 años de experiencia en el lanzamiento de startups tanto a escala nacional como internacional, por el que sabe de primera mano que significa buscar profesionales cualificados. "Todo el mundo tiene experiencia a Facebook y Google, pero si no trabaja y está disponible, es porque no es bueno. No contratáis nadie allá", ha recomendado, "también es cuatro veces más caro contratar alguien, no podréis pagar 250.000 dólares anuales a una persona menor de 30 años como hacen los más grandes". Por lo tanto, la busca de talento no tiene que ser nunca motivo para la internacionalización.

Otro talante

Mapfre, Repsol, Santalucía... Son sólo tres ejemplos que Casals ha puesto de empresas con quienes ha trabajado mientras hacía negocio en el Estado español, compañías de las cuales todavía podría estar esperando una respuesta. "La negociación es muy lenta. Hace 10 años que espero que muchas compañías me digan que no, los gusta alargarlo a pesar de decir que hablamos en unos meses, cuando haya presupuesto", ha puesto como ejemplo, un periodo de tiempo que difícilmente llega. "En los EE.UU. es más educado que te digan que no encajan", ha apuntado como disparo diferenciador, "al principio te deprimes, pero avanzas, y ve que es España dónde es realmente difícil vender software".

Otra característica del mercado norteamericano es la que ha comentado el fundador y CEO de Factorial, Jordi Romero, que conoció por primera vez el talante estatunidenc con el software Teambox. "A la cabeza de poco de ir a San Francisco ya teníamos un 40% de clientes de allá, el que demostró que no había que ser físicamente porque continuamos teniendo la sede en Barcelona", ha explicado.

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Jordi Romero en su intervención | A. Corón

Su principal lección fue que no se podía ir con la misma estructura que funcionaba en el Estado español. Según ha relatado, levantado capital fue lo más difícil porque no había ningún inversor con experiencia en software as a service y, cuando encontraron un posible perfil, "ser una SL y tener financiación de amigos, familiares y otros, no ayudó".

El consejo que los dieron fue volver a casa y replicar el modelo, cosa que no habían intentado. Y así lo hicieron, pero a medio camino, porque optaron para mantener una oficina de desarrollo en Barcelona, pagando un tercio del coste de estos profesionales a Silicon Valley, y con un CEO y un equipo comercial en los EE.UU. para vender. Ahora, con un negocio más sólido, dar un paso adelante en firme hacia Norte-amèrica es una opción más factible.

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