Carlos Grau, el líder invisible

El CEO de la MWCapital defiende el liderazgo sin superhéroes y Barcelona como capital de humanismo tecnológico

El CEO de la Fundació MWCapital, Carlos Grado | Cedida El CEO de la Fundació MWCapital, Carlos Grado | Cedida

Básicamente, Carlos Grau es un joven sesentañero entusiasta que se declara enamorado de la vida, de su pareja, de las dos hijas y del trabajo que hace cada día como CEO de la Fundación Mobile World Capital. Asegura que "la Fundación es poliédrica", "una fábrica de ideas y un proyecto de país que ayuda a la gente a potenciar iniciativas y conseguir nuevos puestos de trabajo y modelos de referencia. Uno de nuestros objetivos, para poner un ejemplo, es el impulso del 5G, que se calcula que tendrá un impacto económico de 2'3 millones de puestos de trabajo en los próximos cinco años."

Efectivamente, el mundo está cambiando a gran velocidad. Después del confinamiento, el uso del Whatsapp se ha multiplicado por seis, el de Netflix por cuatro y el de Zoom por siete. Esto hace que las relaciones humanas, el ocio y las relaciones laborales ya no sean cómo antes. Y esto es mejor o peor? "La tecnología no es ni buena ni mala, depende de la gobernanza y del buen uso que se haga; se trata de hacer que la tecnología sea un instrumento de los humanos y no que los humanos sean un instrumento de la tecnología".

Grau: "Uno de nuestros objetivos es el impulso del 5G, que se calcula que tendrá un impacto económico de 2'3 millones de puestos de trabajo en los próximos cinco años"

"Somos la duodécima potencia mundial en investigación, hemos superado con buena nota la prueba del confinamiento, acelerando los procesos de digitalización, teletrabajo y uso inteligente de las redes sociales, que ya habíamos iniciado". Ahora, pero, el problema es la transferencia de la innovación en la empresa y hacer que esta transferencia tenga un buen efecto social, ético e inclusivo.

Trabajar duro, pasárselo bien

Nacido en Barcelona e hijo mayor de una familia de seis hermanos, de muy pequeño tuvo que aprender a motivar el equipo, bajar a tirar la basura y reflexionar sobre las virtudes del esfuerzo individual, la responsabilidad compartida y el liderazgo colaborativo.

"Por muchos másteres que tengas, para ser un buen líder sólo hay que hacer tres cosas: definir y comunicar bien una estrategia, rodearte de los mejores colaboradores que puedas y saberlos motivar". Así le transmitió hace años Raimundo Cornet, uno de sus jefes en Hewlett Packard, y esta ha sido desde entonces su guía, grabada con letras de fuego en el largo camino profesional que lleva en la mochila.

"Work hard and have fun" es otro de sus lemas. "Si no te lo pasas bien trabajando nunca podrás hacer un buen trabajo". Grau ya empezó a pasárselo bien de muy pequeño, en los jesuitas del SIL, donde probablemente quedó impregnado de dos de las máximas ignacianas más fundamentales de aquella fábrica de líderes: "Sé señor de tú mismo" y "deja en el mundo algo mejor de cómo lo has encontrado".

Grau: "Por muchos másteres que tengas, para ser un buen líder sólo hay que hacer tres cosas: definir y comunicar bien una estrategia, rodearte de los mejores colaboradores que puedas y saberlos motivar"

Ingeniero industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya y PDD (Programa de Desarrollo Directivo) por IESE, el actual CEO de la Mobile tardó poco en cambiar el sector industrial por el sector tecnológico, que le permitía "ser más señor de él mismo" y veló las primeras armas en una empresa de San Antonio de Texas, antes de volver a Catalunya con Hewlett Packard, que considera su gran escuela profesional.

Allí, bajo maestría de Cornet y otros, empezó a poner en marcha una dinámica de trabajo que después repetiría en todas sus experiencias profesionales. Primero, hacer crecer las ventas en Catalunya; después hacerlo en todo España y finalmente conseguir inversiones de la multinacional de turno al territorio. Así lo hizo, como jefe de ventas y marketing en Sun Microsystems y, unos años después, en Microsoft que lo fichó como director general para Catalunya.

El año 1991, Sun Microsystems facturaba 3 millones de euros anuales en Catalunya y tenía 3 trabajadores. Cuatro años más tarde, bajo el liderazgo de Grau, la empresa facturaba 60 millones y tenía 40 trabajadores. Cuando entró en 2005, Microsoft facturaba 25 millones de euros anuales en grandes cuentas de Catalunya. Cuatro años más tarde, después de ser director, facturaba 80.

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Acabada esta etapa laboral, y antes de acceder a la dirección general de la Mobile, se estuvo tres años en el mundo de la emprendeduría, viviendo en San Francisco, ayudando a aterrizar startups catalanas y españolas en Silicon Valley y liderando proyectos como por ejemplo Bild, centrado en la identidad móvil, o Step One Venturas, un fondo de capital riesgo que invierte en compañías tecnológicas con alto potencial de crecimiento.

Pero un ignasiano, por muy agnóstico que sea, no puede negligir la vertiente social de su actividad. Voluntario del programa de alfabetización digital de la Fundació Catalana de l'Esplai, miembro activo del programa Escuela / Empresa de la Fundación Femcat y mentor para jóvenes emprendedores en Barcelona Activa, Grau valora el éxito profesional en la medida que "impacta positivamente en la felicidad y la vida de las personas".

Por eso cree en la cultura del esfuerzo, que también practica de manera entusiasta los fines de semana haciendo ciclismo de montaña. Por suerte, vive en el Maresme y también puede navegar y relajarse, siempre rodeado de natura, mientras le bailan por la cabeza las ideas de Xavier Marcet sobre como "Esquivar la mediocridad" o de Brad Smith, alrededor de los "Skills and weapons" y las oportunidades y peligros de la era digital que vivimos.

Un mundo sin superhéroes

En este sentido, reclama un modelo de liderazgo sin superhéroes ni estructuras rígidas excesivamente jerarquizadas que permita impulsar proyectos con propósito y trabajar en red en sistemas basados en la confianza, el empoderamiento de los trabajadores y la transparencia social.

Y explica que el mejor liderazgo es el liderazgo invisible, el que favorece la iniciativa de unos equipos que no hace falta que trabajen en un lugar determinado ni durante unas horas concretas, ni siempre las mismas, sino que lo hagan responsablemente, con liderazgos flexibles, compartiendo información y fijando objetivos en beneficio de todo el mundo.

Este empoderament de los trabajadores hará, sin duda, que se produzcan cambios en el urbanismo y la movilidad, pero también en la estructura y distribución interior de las viviendas, que necesariamente tendrán que prever espacios de trabajo en el hogar. Y esto hará - ya está haciendo- que la gente ahorre horas en transporte y las ciudades bajen sus niveles de contaminación. "Hoy en día, el talento está en la red", remarca, "y quien no se digitalice, simplemente, desaparecerá".

El gran proyecto

Además de trabajar para que la próxima edición del Mobile World Congress del año 2021 sea la mejor de toda la historia, la Fundación tiene dos objetivos principales: uno es seguir luchando contra la grieta digital y la exclusión de los menos favorecidos y, el otro, preparar la cumbre barcelonesa de finales de año, donde la ciudad se postulará como capital mundial del humanismo tecnológico, la Global Summit organizada por Digital Future Society.

"Europa tiene la gran posibilidad de volver a ser una referencia mundial del humanismo tecnológico, y Barcelona tiene que ser la capital"

"En medio de la batalla geopolítica entre las dos potencias mundiales, Estados Unidos y China, Europa tiene la gran posibilidad de volver a ser una referencia mundial del humanismo tecnológico, y Barcelona tiene que ser la capital". "Para hacerlo sólo habría que alinear y jerarquizar bien los objetivos: primero, invertir adecuadamente en I+D+I ; después transferir este conocimiento al tejido productivo; y finalmente hacer crecer los niveles de bienestar de la gente, que, de hecho, es el propósito real que tiene que guiar todas las otras acciones". Dicho de otro modo, "poner las personas en el centro del ecosistema tecnológico que estamos creando".

Carlos Grau se entusiasma cuando imagina el gran nudo de alianzas que habrá que establecer para sacar adelante esta Barcelona de 2030. Un gran pacto entre el sector público y el privado, donde la colaboración de las administraciones e instituciones locales tendrán que estar a la altura de grandes organizaciones internacionales como la ONU, la Comunidad Europea, el Banco Interamericano, el World Economic Forum, y grandes corporaciones privadas como por ejemplo Microsoft o Facebook, que ya parecen interesadas en hablar.

Si los tiene que convencer Carlos Grau, medio trabajo ya lo tenemos hecho.

Buena suerte a los líderes invisibles.

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