Cosicosa, educar de la academia a la calle

La startup traslada las investigaciones académicas sobre tecnología y educación en las aulas con una perspectiva ética y crítica

Las cuatro fundadoras de Cosicosa provienen del mòn de la acadèmia y quieren importar este conocimiento a su negocio Las cuatro fundadoras de Cosicosa provienen del mòn de la acadèmia y quieren importar este conocimiento a su negocio

A menudo cuando hablamos de la academia nos viene a la mente un espacio elitista plagado de "cerebritos" que juegan con probetas y libros de Sartre y Arendt. Una imagen que nos trae a creer que están en una especie de Olimpo del conocimiento que poco tiene que ver con nuestras vidas. Por suerte para todo el mundo, las fundadoras de Cosicosa, incubada en Barcelona Activa no han comprado este discurso. Laura Malinverni, Cristina Valero, Marie MoniqueSchaper e Isabel Garcia se conocieron en el entorno del Máster de la Universitat Pompeu Fabra sobre Ciencias Cognitivas y Medio Interactivo. Con experiencias que se movían desde el estudio de Bellas artes hasta las Telecomunicaciones las cuatro emprendedoras vieron la necesidad de constituir una startup que ofreciera un programa educativo alternativo, que permitiera explorar la tecnología no sólo desde su vertiente técnica sino desde el ético y social .

Valero: "Me encontraba vendiendo humo a a los padres. Me tocaba decirles que estaba creando los líderes tecnológicos del futuro, cuando en realidad la empresa me decía que les pusiera un PDF con instrucciones"

Cosicosa nace de la frustración de las cuatro académicas, en especial en el momento en que Cristina Valero e Isabel Garcia se gradúan del máster de la UPF. Cuando las dos entran con ilusión en el mundo de la robótica educativa ven que la integración de estos dos ámbito normalmente brilla por su ausencia. "Mi frustración fue máxima!", recuerda Valero y añade: "Me encontraba vendiendo humo en los padres. Me tocaba decirlos que estaba creando los líderes tecnológicos del futuro, que los enseñaba a explorar su creatividad cuando en realidad la empresa me decía que los pones un PDF con instrucciones y que las siguieran a paso". Es un tema que, como bien recuerda Valero, no se limita únicamente a una empresa sino que es sistémico. Para Cosicosa, la educación de las nuevas generaciones sobre el mundo tecnológico tiene que ir más allá de hacer que un robot siga una línea recta y abordar el que es realmente importante.

Pero qué es lo realmente importante? Nuestras cuatro protagonistas lo tienen muy claro. "Se tiene que enseñar a usar la tecnología como una herramienta más. Igual que te enseñan a escribir, pero la idea no es que escribas siempre la misma frase, sino que es un medio de expresión" aclara Valero. La emprendedora lo ejemplifica con la acción de pintar. Nosotros podemos saber pintar mejor o peor, tener un trazado más limpio o impreciso, pero la clave de toda esta acción no es en si la técnica sino haber aprendido a expresarnos a través de ella. "Por nosotros la tecnología es el mismo, un medio de expresión y se tiene que fomentar el pensamiento crítico de este medio de expresión", sentencia Valero.

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Cápsulas para redescubrir la tecnología

Cosicosa pretende introducir los conocimientos que han recopilado a través de años de investigación académica en sus propuestas formativas. Para hacer tal cosa, la startup se plantea ofrecer dos tipos de formaciones. Por un lado, el que denominan el paquete cápsula. En este paquete se incluyen minitallers que funcionan como una prueva. Estos espacios formativos están compuestos por pequeñas dinámicas donde los niños y los jóvenes pueden tener un primer contacto con esta manera de trabajar. Se trata de un modus operandi que gira alrededor de implicar a los niños en la reflexión sobre las capacidades de la tecnología.

Cristina Valero lo ejemplifica con un taller que recientemente finalizaron en Nou Barris: "A los niños los presentamos futuros hipotéticos y casos reales de adelantos tecnológicos. Aparte de esta narración ellos tienen que diseñar, construir y programar un robot que entra dentro del tema que ellos mismos han escogido". La dinámica, pero, no acaba aquí: "A partir del que ellos han creado construimos espacios de reflexión donde ellos mismos tienen que pesar: Qué pasaría si de verdad esta tecnología existiera? Sería ético que usara mis datos sin permiso? Por ejemplo, si estoy triste lo tiene que saber un robot mascota? Qué implica?", puntualiza Valero.

Valero: "El objetivo final es hacer este asesoramiento, pero que el personal docente acabe teniendo todas las herramientas necesarias para introducir estas técnicas educativas en su día a día"

Por otro lado, la startup plantea otro espacio de formación este golpe dirigido a profesorado y alumnado. Este otro paquete se trata de un programa completo, similar a una guía didáctica para el profesorado. Con este otro producto Cosicosa se dirige hacia todo tipo de centros formativos. "El objetivo final es que nosotros hacemos este asesoramiento, pero que el personal docente acabe teniendo todas las herramientas necesarias para introducir estas técnicas educativas en su día a día", remarca Valero.

Una 'Roomba' femenina? Contra la falacia de la neutralidad

La percepción de que la tecnología es neutro es un error extremadamente extendido entre los adultos, hecho que transmitimos a los más jóvenes y ciertamente no hay nada más alejado de la realidad. La startup quiere ayudar a finalizar este círculo vicioso y por eso se sirven de todos los estudios que han tenido como objeto el sesgo de género, de clase, de raza, de expresión de género o sexualidad en la tecnología. Gracias a esto, han visto que, por ejemplo, el imaginario que tienen los niños de los robots es muy masculino. "Nos dimos cuenta en un estudio que los niños prefieren los robots vinculados a la violencia con pistolas, bombas y láseres y las niñas tienen tendencia a diseñar robots con tejidos o ponerlos cabellos" recuerda Valero. Viejos roles en nuevas plataformas.

Valero: "Hicimos una actividad de reflexión en que les pedimos que adjudicaran un género a cada robot que les nombrábamos. Todos masculinos menos la 'Roomba', que era femenina"

La tecnología la hacemos las personas y por lo tanto esta reflejará nuestras mismas carencias. No estamos construyendo dioses. Otra anécdota que acompaña a Cristina Valero ayuda desmitificar la neutralidad del sector: "Recuerdo un taller en qué eran todos niños e hicimos una actividad de reflexión en que los pedimos que adjudicaran un género a cada robot que los nombrábamos. Todos masculinos menos la Roomba, que era femenina". Sí, habéis leído bien. Posteriormente, reflexionaron sobre que los traía a afirmar esto y a que se debía de. "Los jóvenes están mucho más abiertos a replantearse sus creencias que no los adultos, quizás porque hace menos que las tienen y todavía están en constante construcción", reflexiona Valero.

Revertir estas percepciones que forman parte de la socialización primaria de niños y niñas, y que a menudo nos acompañan toda la vida, es uno de los objetivos de Cosicosa, pero no el único. La empresa quiere que los niños, a través del juego y la reflexión, tengan una percepción menos romanititzada del qué es la tecnología y que la perciban como algo cercano y explotable. La imagen del científico loco, solitario y rodeado de cables que se pasa el día escribiendo código tiene que quedar relegada al pasado.

Poco a poco

El proyecto de Cosicosa empezó el 2018, pero no es hasta enero que sus creadoras han apostado por completo, en especial Cristina Valero, la cual ahora se dedica únicamente a la stratup. Valero acabó un proyecto con la universidad y entonces decidió replantear que hacía, decidiéndose finalmente por Cosicosa.

"Nuestro máximo objetivo es que las cuatro nos podamos acabar dedicando a Cosicosa",asegura Valero. Para que esto pueda pasar primero tienen que sumergirse en un mundo que los es desconocido: los negocios. La startup ha recurrido a el acompañamiento y las posibilidades formativas que ofrece Barcelona Activa para poder salir adelante su proyecto. Cosicosa es un muy buen ejemplo que demuestra como las sinergias entre varios espacios, en este caso la academia y la empresa, no sólo son compatibles sino que son fundamentales para reconfigurar nuestra aproximación en ámbitos tan troncales como la tecnología y la educación.

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