¿Ad Astra por Fortnite?

Cada experto tiene su argumento sobre cuando y porque China pasará a dominar el mundo: el del argumento demográfico, el de los datos masivos, el de la inteligencia artificial, el de la computación cuántica y todas las posibles combinaciones de los anteriores. Lo que no me pensaba, pero, es que la supremacía llegaría vía los videojuegos.

El debate entre psicólogos y otros profesionales de la salud sobre su impacto en la juventud es tanto antiguo como el Pong. En medio siglo de videojuegos, numerosos estudios serios se han centrado en su impacto negativo. La literatura es inabarcable. Sin embargo, y más recientemente, otros estudios se centran en los aspectos positivos que los videojuegos tienen en los niños. Un estudio de 2013 de la Asociación Americana de Psicología descubría un impacto positivo en el aprendizaje, la salud y las habilidades sociales de aquellos que jugaban a videojuegos, ¡incluidos juegos violentos!

Jugar una partida de Fortnite, por ejemplo, desarrolla habilidades cognitivas como la navegación espacial, el razonamiento, la resolución de problemas, la memoria, la percepción y hace más resilientes a sus jugadores al perder inevitablemente la mayor parte de partidas. Y un intangible: si jugar nos hace felices esto por sí solo ya comporta una mejora emocional a tener en cuenta. Toda esta compilación tecno-optimista de beneficios no niega, emperò, que el consumo irresponsable de videojuegos (o de series de Netflix, noticias o libros) no pueda tener efectos negativos en la salud.

Lo que nadie sabe — las autoridades chinas tampoco — es si la limitación de los videojuegos hará que los niños pasen el tiempo jugando a fútbol en la calle

Y esto es precisamente lo que ocupa y preocupa las autoridades chinas. En una medida muy controvertida, el gobierno de aquel país han decidido que los niños no podrá jugar a videojuegos más de tres horas a la semana y solo en fin de semana; los días lectivos a estudiar. No sorprende, pues, la decisión de Epic Games de retirar el Fortnite del mercado chino. Desde el 2018 estaba presente en pruebas, del 1 de noviembre no se podía descargar ni registrarse y desde el 15 de noviembre, hace dos días, que sus servidores en territorio chino ya no están activos. Game over.

A pesar de que Epic Games se avino a tunear el juego para el mercado chino según los requisitos de su gobierno, el Fortnite no había llegó a ser en China el mismo fenómeno que en el resto del mundo. Los jugadores chinos —no sabemos cuántos— no jugaron exactamente al mismo Fortnite que los 350 millones de jugadores del resto del mundo; los avatares del juego chino eran un tipo de hologramas que se "desconectaban", no morían, y al cabo de 90 minutos de juego mostraba el mensaje de "bastante jugar y pasa a estudiar".

La versión oficial de Epic Games es que se ha acabado el periodo de prueba y tal día hará un año, pero todo el mundo sabe que las razones son las prohibiciones del gobierno chino. Lo que nadie sabe — las autoridades chinas tampoco — es si la limitación de los videojuegos hará que los niños pasen el tiempo jugando a fútbol a la calle, actividad que les ayudará a desarrollar habilidades cognitivas cómo la navegación espacial, el razonamiento, la resolución de problemas, la memoria, la percepción y los hará más resilientes al perder inevitablemente la mayor parte de partidos — y la libertad de jugar a videojuegos.

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