La buena salud del tejido empresarial catalán

Pese a las incertidumbres de todo tipo que hay, las empresas siguen yendo bastante bien, tal como se puede comprobar en el apartado de la empresa catalana de la Memoria Económica 2018 que acaba de publicar el Consell Superior de Cambres de Catalunya. En este artículo resumimos los rasgos principales del diagnóstico del tejido empresarial catalán.

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Este diagnóstico se concentra en la vertiente económico. Por lo tanto, no tiene en cuenta la dimensión social y la medioambiental que integran aquello que se denomina la Triple Bottom Line (Triple Cuenta de Resultados) que da una visión más integral del diagnóstico.

Desde el punto de vista económico, los dos objetivos principales de las empresas son la generación de riqueza y la situación financiera.

Empezamos por la generación de riqueza el 2018, aquello que coloquialmente llamamos "ganar dinero":

  • Las ventas siguen creciendo con fuerza (un 4,6% en 2018). Sobre todo, gracias a la mejora del consumo interno y a la internacionalización (exportaciones, turismo...).
  • Los beneficios también han aumentado con fuerza (55,7%) y la rentabilidad del capital invertido se ha situado por encima del 16,5%, lo que es muy elevado, sobre todo si lo comparamos con la rentabilidad alternativa que podrían obtener los accionistas si invirtieran en otros opciones.
  • Pero, tal como ha venido sucediendo en años anteriores, hay dos aspectos muy negativos. Por un lado, a pesar de que los salarios empezaron a recuperar poder adquisitivo el 2018, los trabajadores todavía no disfrutan del poder adquisitivo que tenían el 2008 al empezar la crisis.
  • Otro aspecto muy negativo es que se está reduciendo año tras año la inversión en investigación y desarrollo. Esta es una tendencia que se inició el 2008 y desde entonces cada año hemos ido a peor. Hay que recordar que la única forma de afrontar los retos de la Revolución 4.0 es con mucha I+D pero, de momento, no es esta la política por la cual apuestan la mayoría de empresas. Una vez más conviene recordar que en los últimos años muchos de los países que nos rodean (Alemania, Francia...) están aumentando cada año la inversión en I+D, pero aquí hacemos lo contrario.

La situación financiera evoluciona muy favorablemente:

  • Las empresas se han seguido capitalizando. Por lo tanto, buena parte de los beneficios los han destinado a la autofinanciación. Esto permite que los balances sean más fuertes y haya más liquidez para afrontar las deudas.
  • Los gastos financieros han seguido disminuyendo, sobre todo gracias a los bajos tipos de interés.
  • Y el crecimiento empresarial es equilibrado puesto que los beneficios (+55,7%) aumentan más que las ventas (+4,6%), que los activos (+2,8%) y que las deudas (-1,3%). Por lo tanto, es un crecimiento rentable, con una buena productividad de los activos y con prudencia financiera.

En resumen, la empresa catalana tiene muy buena salud y, tal como ya viene sucediendo, desde hace cinco años, cada año está en una posición mejor. De todas formas, hay dos debilidades muy importantes que conviene enderezar. En primer lugar, hace falta que una parte más elevada del aumento de riqueza que se está produciendo llegue a los trabajadores. En segundo lugar, hace falta que las empresas apuesten más decididamente por la I+D. En caso contrario, la oportunidad que representa la Revolución 4.0 se puede convertir en una amenaza muy negativa. En definitiva, hay que destinar una parte mucho más elevada de la riqueza generada a la mejora de las condiciones de los trabajadores y a la innovación.

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