El Brexit, golpe llevar para Europa, permite atisbar un fajo de oportunidades para España que, de momento, nadie ha divisado. Frankfurt, París, incluso Amsterdam y, especialmente, Dublín, pueden ser las plazas más beneficiadas por la estampida que se producirá en la City londinense en los próximos meses.
Muchas multinacionales la base operativa de los cuales radica en Reino Unido huirán de las islas. Buscarán cobijo y sentar sus reales en otros lugares de Europa donde se den estabilidad política, seguridad jurídica, normativas legales predecibles y previsibles, facilidades operativas, buena logística, magníficas conexiones con el mundo y, por supuesto, climas apetibles. Súmese a esto una buena gastronomía, una calidad de vida sensacional, unos paisajes maravillosos, unas ciudades atractivas... Simplemente, de nosotros depende, en estos momentos, dar un serio paso adelante en términos cualitativos para la economía española.
Cuando Europa duda de sí misma, cuando Europa no se sabe encontrar en sí misma, cuando la identidad europea se difumina y cuando el Viejo Continente no sabe qué quiere ser de grande, España, si fuera capaz de perfilar su auténtica personalidad, sería un serio candidato a liderar un renovado proyecto europeo que tiene que afianzarse para no morir en el intento.
Con todo, la duda apunta: Tenemos en España líderes para impulsar Europa o nos conformamos con riñas de calle y discusiones de patio de colegio?
Muchas multinacionales la base operativa de los cuales radica en Reino Unido huirán de las islas. Buscarán cobijo y sentar sus reales en otros lugares de Europa donde se den estabilidad política, seguridad jurídica, normativas legales predecibles y previsibles, facilidades operativas, buena logística, magníficas conexiones con el mundo y, por supuesto, climas apetibles. Súmese a esto una buena gastronomía, una calidad de vida sensacional, unos paisajes maravillosos, unas ciudades atractivas... Simplemente, de nosotros depende, en estos momentos, dar un serio paso adelante en términos cualitativos para la economía española.
Cuando Europa duda de sí misma, cuando Europa no se sabe encontrar en sí misma, cuando la identidad europea se difumina y cuando el Viejo Continente no sabe qué quiere ser de grande, España, si fuera capaz de perfilar su auténtica personalidad, sería un serio candidato a liderar un renovado proyecto europeo que tiene que afianzarse para no morir en el intento.
Con todo, la duda apunta: Tenemos en España líderes para impulsar Europa o nos conformamos con riñas de calle y discusiones de patio de colegio?
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