Catalunya, a la vasca y el distrito capitalino de Madrid

Para que Catalunya deje de tener déficit fiscal interregional habría que modificar de forma radical la LOFCA y redefinir el sistema de financiación regional incluyendo su filosofía. La LOFCA es una ley que desde el principio buscó, en las regiones de régimen económico común: todas menos Euskadi y Navarra, reducir las desviaciones de las rentas medias de cada región respecto a la renta media de España, y lo planteó pura y simplemente detrayendo fondos vía impuestos a las que más PIB generaban para dárselos a las que menos PIB generaban, pero el planteamiento, que sigue vigente, no fue a fomentar el crecimiento en las de menor PIB vía selección de inversiones productivas y eficientes, sino a inyectar fondos con, en numerosos casos, un muy dudoso destino.

Según los últimos datos disponibles, y por ejemplo, antes de la recaudación por la Agencia Tributaria de las figuras tributarias dependientes del Estado, a Catalunya le corresponderían unos recursos de 2.298 euros por habitante y a Extremadura, 1.482 euros. Tras la recaudación y el reparto realizado por el Gobierno (de turno) Catalunya cuenta con 2.075 euros por habitante y Extremadura, con 2.572 euros; es decir, después de dar y recibir Catalunya queda en una posición peor que Extremadura, fenómeno que no sucede en ningún país europeo.

La media de recursos por habitante de España se sitúa en 2.128 euros, es decir, superior a la de Catalunya después de recibir. Esto ha sucedido siempre desde la promulgación de la LOFCA en 1980 y queda reflejado en las Balanzas Fiscales que recogen los saldos fiscales interregionales; pues bien, en una única ocasión desde 2008, el Gobierno central ha publicado las balanzas fiscales a pesar de que en numerosas ocasiones se le ha requerido que lo haga; publicó las correspondientes al año 2005, por lo que son datos oficiales.

Después de dar y recibir Catalunya queda en una posición peor que Extremadura, fenómeno que no sucede en ningún país europeo

En esa documentación, Catalunya aparecía con un déficit fiscal interregional del 8,70% de su PIB utilizando el sistema de cálculo de los flujos monetarios, el único que, pienso, es correcto porque computa el gasto allí donde se realiza. La única forma de que Catalunya abandonase tal situación sería que adoptase un sistema fiscal y financiero como el de Euskadi: el Régimen de Concierto por el que Euskadi recauda el 100% de las contribuciones fiscales de su región y luego entrega al Estado una cantidad equivalente al peso de su PIB en España descontando inversiones que por naturaleza debe realizar el Estado. En resumen, el gran problema de España es que en ella hay regiones –todas excepto cinco – que no son sostenibles y son sostenidas por las que sí lo son: ¿es sostenible una región que año tras año está recibiendo el 17% o el 14% de su PIB?

¿Podrá Barcelona algún día obtener ingresos por efecto capitalidad? Pues como no sea la capital de un Estado no sé como lo va a lograr. Una propuesta del señor Ximo Puig apuntaba a descentralizar la Administración del Estado repartiendo ministerios por España. Lo veo poco operativo porque la concentración genera ventajas de gestión incluso en el mundo online de hoy.

Una propuesta del señor Ximo Puig apuntaba a descentralizar la Administración del Estado repartiendo ministerios por España; lo veo poco operativo

Y si Catalunya llegase a ser un Estado independiente y su capital fuese Barcelona, el tamaño sería mucho menor de lo que es España. Al margen de que, pienso, no debería caerse en los fallos que se han cometido desde el final de la Guerra Civil creando en Madrid un monstruo administrativo. Sin llegar a tanto, pienso que el caso de Madrid quedaría muy matizado si dejase de ser una comunidad autónoma y se convirtiese en un distrito capitalino, como el Distrito de Columbia, que cuenta con instrumentos propios. Entonces no se compararía con ninguna región. Ese distrito capitalino podría englobar Torrejón, Alcobendas, Las Rozas, Móstoles, Getafe y Rivas Vaciamadrid. Y el resto de la actual Comunidad de Madrid integrarse en Castilla-La Mancha.

Catalunya es la comunidad donde más impuestos se pagan y la que más deuda propia tiene. Es lógico que así sea. Desde 1980, de Catalunya han salido 240.000 millones de euros más de los que han entrado. Eso ha repercutido a dos niveles: menos inversiones que favoreciesen el crecimiento en Catalunya y menos fondos para el modelo de protección social para residentes en Catalunya. ¿Cómo se ha tenido que paliar eso? (Paliar, que no solucionar). Pues con impuestos más elevados y con más deuda propia (y esto no basta para que la administración de los recursos con lo que se contaba hubiese tenido que ser más eficiente). Por no poder, Catalunya tampoco puede montar una inspección fiscal propia para perseguir el fraude y la elusión fiscal, parámetros enormes que más que doblan la media de la UE: a entre 60.000 y 90.000 millones de euros anuales asciende la suma de ambas en España.

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