Cuando la marca es una mujer (y embarazada)

Según estudio de Amnistía Internacional, "penalizar el aborto no lo impide, solo hace que sea menos seguro"

Esta semana hemos asistido a la eliminación del derecho constitucional al aborto por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Seis votos a favor y tres en contra han decidido sobre el derecho al aborto de 36 millones de mujeres en este país.

¿Alguien se imagina a estas seis personas decidiendo sobre el derecho de 36 millones de hombres del mismo país a practicarse o no la circuncisión o la vasectomía en el supuesto beneficio del bien común contra el VIH o por criterios 'pro-vida'?. ¿Y si obligaran a estos 36 millones de hombres a ponerse siempre el preservativo, como prevención de embarazos no deseados?

Tutelar el propio cuerpo desde el Estado

No creo que nadie que tenga que abortar lo haga con gusto. En mayor o menor medida, el aborto forma parte de un proceso traumático para la mujer. La precariedad laboral, la imposibilidad de las jóvenes para abandonar el hogar parental, la dificultad para la conciliación trabajo y familia pueden ser algunos de los motivos para tomar esta difícil decisión.

Pero más allá de los motivos de cada cual, es necesario poner atención sobre la facilidad, todavía, de las diferentes formas de poder, mayoritariamente masculino, para decidir qué le conviene o no a la mujer y a su propio cuerpo. El embarazo 'por obligación' se acerca demasiado al imaginario de The Handmaid's Talo (El cuento de la criada), famosa serie de TV donde las mujeres son puros objetos de procreación, sin libertad ni autonomía para hacer otra cosa que tener hijos.

Cuando la mujer quiere abortar

Según datos de Amnistía Internacional (AI), cada año en el mundo, uno de cada cuatro embarazos acaban en aborto.

"La tasa de abortos es prácticamente idéntica entre los países que prohíben el aborto o solo en caso de riesgo para la vida de la mujer y los que lo permiten en general"

AY menciona al Instituto Guttmacher, una ONG del campo de la salud reproductiva de Estados Unidos, y su estudio, según el que la tasa de abortos es prácticamente idéntica entre los países que prohíben el aborto o solo en caso de riesgo para la vida de la mujer y los que lo permiten en general (37x1.000 vs. 34x1.000). La única diferencia son las condiciones sanitarias de las mujeres que viven en los países donde el aborto no está permitido.

En resumen, según AY, 'penalizar el aborto no lo impide, solo hace que sea menos seguro'.

Cuando la mujer quiere seguir con el embarazo

De todos es conocida la discriminación en el trabajo por embarazo, ahora en descenso, gracias a la evolución de nuestra sociedad y las leyes que la penalizan.

Pero si estás embarazada y navegas por internet, todavía puedes encontrar títulos cómo 5 consejos para decirle a tu jefe que estás embarazada. Parece que se mantiene la percepción que cuando una mujer se queda embarazada (¡Eh!, con la ayuda de su compañero hombre, habitualmente), mengua su 'capacidad profesional' y pasa a tener menos valía por el hecho de haberse quedado en estado y querer ser madre.

De hecho, según el World Economic Forum, "hay estudios que han demostrado que la "pena por maternidad" (motherhood penalty) representa el 80 % de la brecha salarial de género".

Cabe añadir aquí el hecho de que, con el despido de una mujer embarazada, se limita también su independencia económica, clave para la libertad de decisión de la mujer.

El por qué de todo

Simone de Beauvoir, en el Segundo sexo, habla de 'la servidumbre de la reproducción', condenando a la mujer a 'largos periodos de impotencia', como fuente de conflicto y desigualdad que todavía no hemos resuelto:

"En todo caso, y por robustas que fueran entonces las mujeres, en la lucha contra un mundo hostil las servidumbres de la reproducción representarían para ellas una terrible desventaja: (...) el embarazo, el parto, la menstruación disminuían la capacidad de trabajo y las condenaban a largos periodos de impotencia."

Mujeres y hombres, en libertad

El gran reto, desde ahora y siempre, es que todos juntos asumimos la normalidad y libertad sobre el hecho reproductivo en las hembras de la especie, de la que són partícipes por igual mujeres y hombres, y coresponsables posteriores, en una sociedad igualitaria.

Como sabéis, lo que denominamos 'marca' reside en la mente de las personas y es la 'percepción' que cada cual de nosotros tiene de aquello que ve, nombra o piensa.

Algún día la marca 'mujer embarazada' tendrá que ser percibida igual que la marca 'hombre', en términos de igualdad, especialmente en el trabajo.

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