Decálogo para personas que lideran

Liderar a personas, ya sea equipos u organizaciones, no es fácil. Como muestra, podemos recordar un estudio reciente de McKinsey (2021) que concluye que el 75% de las personas consideran que el aspecto más estresante de su trabajo es la persona de quien dependen. Otro estudio del Pew Research Center (2018) indica que el 66% de las personas no confía en sus líderes. Esto tiene consecuencias puesto que liderar mal afecta muy negativamente a las organizaciones que ven reducir el valor económico y social que generan.

Por eso, me parece relevante tener en cuenta aquello que puede mejorar la calidad del liderazgo. En este sentido, propondría el siguiente decálogo de aspectos a considerar:

"El estilo de liderazgo depende de cada persona y de cada organización. Y no olvidar que liderar quiere decir invertir en unos temas y desinvertir en otros"

  1. Hay que tener muy claros los objetivos a corto, medio y largo plazo. Así no nos despistaremos. En caso de duda en la evaluar una decisión, ayuda mucho pensar cuál es la alternativa que es más coherente con la misión, los objetivos y los valores de la organización. Conviene recordar también que los números no lo son todo, cada vez es más relevante la dimensión social y medioambiental.
  2. Hace falta pasión por el trabajo bien hecho en todo y recordar que la excelencia también está en los pequeños detalles. Un pequeño detalle importante es, por ejemplo, gestionar bien las reuniones.
  3. Todas las opiniones cuentan, aunque solo sea la de un cliente o de una persona que trabaja en la empresa. Es verdad que a veces el cliente también puede estar equivocado, pero una sola opinión puede ser la punta de un iceberg y ser compartida por muchas personas que quizás no nos lo dicen. Y tenemos que tener en cuenta que la mirada diversa nos hará mejores. Esto quiere decir asegurar que contamos con gente joven y gente sénior, gente internacional, diversidad de género...
  4. Humildad, que nos ayudará a aprender, y a entender mejor el que quieren las partes interesadas de la organización. También hará más fácil que nos podamos poner en la piel de la otro, especialmente cuando hay personas que lo están pasando mal por circunstancias personales, familiares o de otro tipo. Nos ayudará también a huir de lujos y ostentaciones que dan muy mal ejemplo.
  5. Si te equivocas, hay que reconocerlo enseguida. Pensamos que las personas que lideran están todo el día tomando decisiones y es imposible acertarlas todas. Los malos líderes pierden demasiado tiempo intentando demostrar que no se equivocan nunca.
  6. Si quieres recibir, primero da. Esto quiere decir pensar a largo plazo y no en los beneficios inmediatos de todo. La generosidad es una de las mejores inversiones.
  7. Como que en muchas organizaciones hay personas que pierden mucho tiempo y esfuerzos por los conflictos interpersonales internos, hace falta no perder de vista que la competencia está fuera de la organización y no dentro.
  8. Las quejas y las sugerencias de mejora se tienen que hacer a las personas que cometen los errores. Por lo tanto, cuando alguien te dice que otra persona está haciendo una cosa mal, conviene animar a que le diga a la persona que se está equivocando, puesto que es la que lo tiene más fácil para corregirlo. La crítica por detrás no aporta nada de bueno y además olvida que casi siempre todo el mundo hace las cosas lo mejor que puede.
  9. Al seleccionar a personas hay que conseguir que sean mejores que tú, puesto que así podrás empoderarlas y te ayudarán a conseguir la misión.
  10. Siempre que sea posible y recomendable, conviene no perder nunca el sentido del humor. Hay momentos difíciles y con tensión, en el que un toque de humor puede hacer que todo vaya mejor.

Para acabar, podemos recordar también que el estilo de liderazgo depende de cada persona y de cada organización. Y no olvidar que liderar quiere decir invertir en unos temas y desinvertir en otros, escoger entre diferentes alternativas, entre diferentes personas. Por eso, no es posible tener contento a todo el mundo. Como decía el periodista Herbert Bayard Swope (1882-1958), "no te puedo decir la fórmula del éxito, pero si la del fracaso: intentar contentar a todo el mundo".

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