La economía social de cada día

Seguramente si hacemos una encuesta a pie de calle preguntando por la economía social encontraremos respuestas muy diversas. En el caso del cooperativismo (que forma parte de la economía social) quizás habría aproximaciones más afinadas, pero no os penséis que nada del otro mundo. Hay una nebulosa alrededor del tema y varias aproximaciones; yo haré la mía. No sufráis, no entraremos en explicaciones ni académicas ni para expertos. Para decirlo claro y sencillo, desde mi punto de vista, la economía social está formada por aquellas organizaciones económicas (poca o mucha, tiene que haber actividad económica) que no se mueven por los criterios convencionales del capital (quien manda no es el capital, a diferencia de las empresas mercantiles), son total o parcialmente non-profit (no reparten nunca beneficios o bien lo hacen de manera limitada) y a menudo tienen modelos de gobierno participativos (es decir, la democracia en la empresa). A partir de aquí, podemos añadir todas las florituras que queramos a gusto del consumidor, pero me parece que es una buena base para dar una visión mínimamente aclaratoria de lo que estamos hablando. En general cumplen estas condiciones las cooperativas, las mutualidades de previsión social, las fundaciones y asociaciones con actividad económica, así como otras formas como los centros especiales de trabajo y las empresas de inserción.

Algunas están muy cerca del mercado, compitiendo con las demás empresas, y otras están muy lejos porque son prácticamente ONG. Por ejemplo, Abacus es una cooperativa de consumidores y trabajadores, quien manda no es el capital, lo hacen las persones socias, trabajadoras y consumidoras (democráticamente) y los resultados son parcialmente repartibles entre los socios (una parte para los socios y una parte a un fondo común). La Fageda es una fundación, por lo tanto, no manda el capital, lo hace un patronato y los resultados son 100% irrepartibles. La Fageda y Abacus están totalmente en el mercado. Abacus vende libros y compite, por ejemplo, con Fnac, y La Fageda compite en el lineal de las cadenas de alimentación con Danone. Hay muchas escuelas concertadas que son cooperativas o fundaciones, tienen concierto público con el Departament d'Ensenyament y, por lo tanto, podemos decir que no compiten en el mercado libre, al menos en cuanto a los ingresos. Sí lo hacen, y cada vez más, en la captación de alumnos.

El ecosistema de la economía social es rico, diverso y da satisfacción a muchas de las necesidades que tenemos las personas

En este artículo, de forma general, y en los próximos, con ejemplos más concretos, procuraremos ver justamente esto, la diversidad de formas que componen la economía social y, sobre todo, que se encuentran mucho más próximas a nuestro día a día de lo que podamos suponer. Así, como consumidores interactuamos, de forma cotidiana, con muchas organizaciones de la economía social; podríamos decir que desde la mañana hasta que nos vamos a dormir. ¿Lo comprobamos? Muy temprano, nos suena el despertador y lo primero que hacemos es encender la luz. Tenemos la electricidad contratada a la cooperativa Som Energia, que con más de 50.000 socios, comercializa energía proveniente de fuentes renovables. Salimos de casa hacia el trabajo con la bicicleta nueva (es una Orbea fabricada por una cooperativa del País Vasco). Al salir del trabajo, tenemos encargos para hacer, pasamos por Abacus Cooperativa para comprar los libros de texto de los hijos y después vamos al súper de al lado de casa, Consum Cooperativa, donde hacemos algunas compras: un vino tinto de la cooperativa de los Domenys y uno blanco de la cooperativa L'Olivera. Volvemos rápidamente hacia casa. Hoy, en el Palau de la Música hay concierto de la Orquestra Simfònica del Vallès (la única orquesta sinfónica propiedad de los músicos). Antes de apagar la luz, recordamos que el día siguiente tenemos visita médica; somos socios del Hospital de Barcelona, que es una cooperativa sanitaria. También pasaré por la oficina de Caixa d'Enginyers, cooperativa de crédito, para pedir una hipoteca.

Podríamos poner centenares de ejemplos y veríamos que el ecosistema de la economía social es rico, diverso y da satisfacción a muchas de las necesidades que tenemos las personas. Darla a conocer y hacerla más visible seguro que nos ayudará también a hacerla todavía más presente y que tenga mayor impacto.

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