Empresa y sociedad, los mecenas del siglo XXI

Hombre entre 45 y 65 años que vive en cascos urbanos y que tiene un nivel de ingresos de entre 21.000 y 60.000 euros, este es el perfil mediano del donante español según un estudio realizando por la Asociación Española de Fundaciones. En España, sólo un 12% de la población realiza algún tipo de donación, una cifra que dista mucho otros territorios como el bloque nórdico donde la cifra supera el 60%, o Inglaterra donde se multiplica notablemente.

A pesar de que Cataluña es la segunda comunidad autónoma con una mayor donación mediana (en torno los 266€) las cifras hablan por sí mismas. Muestran que todavía nos queda un largo camino para recorrer en verso la cultura del mecenazgo. Apoyar a las actividades de interés general, y en concreto a la cultura, significa apostar por el conocimiento y por la creación de riqueza apoyando al talento. Esta premisa, que desde la Fundación Cataluña Cultura promovemos e impulsamos desde hace más de dos años, ya ha calado en otros países dónde desde hace décadas han puesto hilo a la aguja y han comenzado medidas para regular y promover el mecenazgo cultural con marcos más favorables.

"En España sólo un 12% de la población realiza algún tipo de donación"

Como ejemplo podemos poner el sistema francés. El año 2003 entró en vigor la Ley Aillagon, por la cual tanto emprendidas como particulares disponen de una fiscalidad favorable en relación a las acciones de mecenazgo. Desde su aplicación, se ha incrementado el porcentaje de desgravaciones y a través de Mission lleva mécénat, un organismo impulsado por la misma administración, se ha promovido por todo el territorio francés la importancia y la necesidad de implicarse en el apoyo a la cultura.

El resultado ha sido inmejorable, el número de empresas que han iniciado acciones de mecenazgo ha pasado de 2.000 además de 44.000 y el dato más sorpresivo es que en su inmensa mayoría este aumento ha estado gracias a las pymes, que representan el 98% de empresas involucradas. Una encuesta realizada en el país vecino ha revelado que las deducciones fiscales no son el principal motivo para participar, sino que detrás de estas aportaciones y acciones de mecenazgo hay otros valores como el apoyo al talento joven, la vinculación de la empresa con el territorio o la voluntad de crear riqueza.

"Las deducciones fiscales no son el principal motivo para participar, hay valores como el apoyo al talento joven, la vinculación con el territorio o la voluntad de crear riqueza"

Nuestro modelo estatal es notablemente diverso al francés y, según demuestran los estudios, carece una reforma sustancial del actual marco regulador del mecenazgo para llegar a lograr los estándares europeos. Desde la Fundación proponemos incluir la cultura en los sectores que tienen derecho a una deducción autonómica del IRPF, como ya han hecho otros ámbitos. También es necesario ampliar las entidades beneficiarias actuales, simplificar y clarificar los criterios para ser declarado entidad de interés general. Estas reformas, como ya ha pasado en otros países, generarían un nuevo modelo más participativo y más abierto a la sociedad civil. Un modelo que a la vez crearía un vínculo más estrechado entre la ciudadanía, la empresa y la cultura.

La cultura es uno de los motores de la vanguardia y la innovación. A la vez es motor del crecimiento, no sólo económico, con la creación de nuevos puestos de trabajo, sino también intelectual. Así pues, en un momento como el actual donde la administración tiene todavía por adelantado reconstruir el declive que ha supuesto la última crisis económica, es más que nunca responsabilidad de todos impulsar y fortalecer el tejido cultural de nuestro país.

"Proponemos incluir la cultura en los sectores que tienen derecho a una deducción autonómica del IRPF"

Históricamente hemos contado con grandes mecenas. En este momento la Fundación quiere tomar su relevo y promover y ampliar la cultura de mecenazgo entre la sociedad civil y el ámbito empresarial. Convencer que la contribución a las actividades de interés general es responsabilidad de a pesar de ser el espacio donde poder sumar esfuerzos y capacidades para garantizar que las actividades vinculadas a la cultura y el conocimiento puedan desarrollarse y ser sostenibles. Este es el objetivo de las empresas del Patronato y las del Consejo de Mecenazgo. Querríamos implicar en este objetivo todas las empresas que cruzan en la necesidad de contribuir en la construcción de un país más rico, más abierto y más culto.

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