'Fintech': aceleradores del cambio hacia un mundo sostenible

Ya no es suficiente con poner a disposición del cliente un producto bancario. Las finanzas sostenibles son algo cada vez más demandado y los clientes lo tienen en cuenta a la hora de decantarse por una entidad u otra. Esta tendencia se acentúa cuanto más jóvenes son los clientes y llega al punto de que el 86% de los millennials, según un estudio de Morgan Stanley, están interesados en las inversiones sostenibles, porque generan retorno financiero, por supuesto, pero porque tienen el valor añadido de impactar positivamente en la sociedad y el medioambiente.

¿Qué entendemos por finanzas sostenibles? Son aquellas que, además de incluir criterios financieros, incluyen también factores medioambientales, sociales y de buen gobierno en la toma de decisiones de inversión. Estos factores son conocidos como los criterios ASG.

Esto nos lleva a la segunda pregunta, ¿qué son los criterios ASG? Se trata de los criterios que, dentro de las finanzas, no son estrictamente financieros:

  1. Ambientales. Son todos aquellos que favorecen el medioambiente, como la lucha contra el cambio climático o el uso de las energías renovables.
  2. Sociales. Todo lo que tiene que ver con el respeto a los derechos humanos, derechos de los trabajadores y, en general, que trabajan para reducir las desigualdades sociales.
  3. Gobierno. Desde el punto de vista del “buen gobierno”. Se refiere a la buena gestión corporativa, con decisiones encaminadas a reducir cuestiones como la brecha salarial o la no discriminación por sexo o edad. Aquí se incluyen buenas prácticas como la rendición de cuentas.

Por su propia naturaleza, las fintech parten con una ventaja frente a las compañías del sector ya establecidas. Son de forma natural un negocio mucho más sostenible. Al tener una actividad 100% online lleva implícito, por ejemplo, un importante ahorro de papel o de carburantes al evitar desplazamientos. Gracias a esto, las fintech pueden verse como empresas que ayudan a vivir en un planeta más sostenible.

"Las 'fintech' son de forma natural un negocio mucho más sostenible que las compañías del sector ya establecidas"

Pero existen empresas que llevan esto más allá. No se limitan a favorecer de forma pasiva el medioambiente, sino que toman partido y ofrecen productos con criterios ASG. Son casos de compañías como, por ejemplo, Doconomy, Clim8Invest o ID Finance.

La primera, fintech sueca, puso en marcha en 2019 una tarjeta de crédito que rastrea las emisiones de CO2 que generan las compras para limitar el impacto medioambiental del gasto de sus clientes. Los usuarios, después, pueden comprobar su impacto a través de una app. Aquellos que se dan de alta tienen acceso a propuestas de ahorro y de inversión en productos relacionados que tienen un impacto positivo en personas y medioambiente. Clim8Invest, por su parte, es una fintech mediante la que se puede invertir en proyectos relacionados con industrias sostenibles y que luchan por defender el cambio climático.

El compromiso con la sostenibilidad empieza a ser común entre las empresas. Este compromiso sincero e integrado en la mentalidad empresarial, tiene beneficios para las compañías. En el caso de algunas fintech, además de su actividad intrínseca, adoptan acciones encaminadas a favorecer la protección del medio  ambiente y la sostenibilidad.

Es el caso de ID Finance, que apostó recientemente por esta opción, recurrió a una auditora independiente para conocer qué partes de su estructura generaban más emisiones de CO2. Decidida a mejorar su compromiso con el medioambiente, ID Finance se convirtió en la primera fintech española de España neutral en la emisión de CO2, consiguiendo así el certificado Carbon Footprint Standard.

"La transición energética que se abre ante nosotros tiene unas enormes implicaciones sociales, medioambientales y empresariales"

Estas acciones complementarias deben ir acompañadas de un cambio en la mentalidad de las empresas, y las fintech tienen la oportunidad de liderar este cambio. Incorporar en su estrategia políticas transversales relacionadas con la responsabilidad social y la sostenibilidad medioambiental conlleva importantes ventajas. No sólo el hecho de cumplir con unos objetivos previamente marcados sino que puede suponer una diferenciación frente a competidores y atraer financiación que impulse su negocio. No solo las administraciones públicas, los usuarios son cada vez más exigentes con la conciencia de las empresas que contratan.

Concretamente, la Unión Europea apuesta cada vez más por las energías verdes, la descarbonización o la sostenibilidad. La Comisión Europea lanzó un fondo de 1,1 billones de euros a comienzos de año para hacer frente al cambio climático. Es parte de su estrategia para convertirse en el primer continente climáticamente neutro del mundo.

La transición energética que se abre ante nosotros tiene unas enormes implicaciones sociales, medioambientales y empresariales. Las fintech tienen la capacidad tecnológica de embarcarse y liderar este movimiento convirtiéndose en agentes del cambio en el día a día de las personas, de la sociedad y el medioambiente.

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