R.E.L.L.I.S.Q.U.Í.N.

A partir de octubre, Barcelona contará con un nuevo espacio dedicado a la exhibición, la creación y la investigación en artes digitales. Se llamará IDEAL, el acrónimo de los términos Immersive, Digital, Exhibition, Artes y Lab. Toda una declaración de intenciones. La otra declaración de intenciones es el espacio y la historia donde se hospedará el IDEAL: el antiguo cine Ideal del Poblenou.

"A partir de octubre, Barcelona contará con un nuevo espacio dedicado a la exhibición, la creación y la investigación en artes digitales"

El Ideal se abrió en 1917 con un aforo de 800 butacas, que posteriormente se amplió hasta llegar a las 2.700. El cine fue conocido popularmente por el Rellisquín por la pista de patinaje que acogía y sus proyecciones fueron la ventana al mundo de las clases más populares del barrio, entre ellas los barraquistas de la Marbella y el Somorrostro.

El cine cerró puertas en 1984 pero no su actividad. El Rellisquín cambió el proyector por la cámara, la penumbra por los focos y la pantalla por el plató: nacían los Estudios Ideal. Al nuevo Ideal se gestó parte de nuestra memoria colectiva audiovisual; se grabaron programas tan míticos como Tres i l'astròleg, Força Barça, La Lluna (Júlia Otero), La Palmera (Jordi González), Porca Misèria, Lo Cartanyà, Crackòvia o Polònia. El 2015 el Ideal cerraba nuevamente puertas.

Més info: El infierno del 13

Hasta octubre del 2019, que el antiguo Ideal reabrirá como IDEAL: un espacio para exposiciones de gran formato con proyecciones de 360º, experiencias de realidad virtual e instalaciones inmersivas; un laboratorio de I+D para la creación de proyectos innovadores; un centro educativo de artes digitales para escuelas, universidades y profesionales; un espacio para performances visuales, musicales y de luz en directo. Todo esto en los 2.000 metros cuadrados que ofrece el espacio, que contará con una cúpula de proyección de 10 metros de diámetro para proyecciones inmersivas.

El proyecto es 100% de capital privado y cuenta con una inversión inicial de 900.000 euros a los que se tienen que sumar 1,5 millones de euros el 2020 de un total de 8,5 millones a cinco años vista. De las cifras de inversión que hemos podido conocer destaca que cerca del 50% es por la creación de contenidos, por otro lado normal si contamos que Minoría Absoluta es uno de los fundadores del proyecto junto con las empresas de tecnología Eyesberg y Digalix, el festival Mira y la empresa Magma Cultura. Entre los socios internacionales destacan referentes como el Exhibition Hub, el Berliner Festspiele, el Base Milano y la influyente Societé des Artes Technologiques de Montréal.

El IDEAL abrirá las puertas en octubre con una experiencia sensorial inmersiva en la obra impresionista de Monet, una experiencia para todos los públicos que nos hará entrar literalmente en la obra del artista. La otra experiencia nos llegará de Estambul, del colectivo artístico Ouchhh con su Poetic Ai, una instalación de poesía inmersiva basada en inteligencia artificial.

"El proyecto es 100% de capital privado y cuenta con una inversión inicial de 900.000 euros a los que se tienen que sumar 1,5 millones de euros el 2020 de un total de 8,5 a cinco años vista"

En la presentación a prensa, Jordi Sellas, uno de los siete co-directores, explicaba ante una proyección de la Mona Lisa que tradicionalmente el arte ha sido restringido a una superficie bidimensional, limitado siempre por el marco del cuadro. Esto ha sido siempre así de una manera u otra, desde las pinturas de Altamira, a las pantallas de los móviles, mesitas y televisiones 4K, pasando por los murales panorámicos de Robert Barker del siglo XVIII (ocupaban interiores de edificios circulares de dos pisos de altura). podríamos generalizar a cualquier transmisión de conocimiento: siempre acaba pasando por textos o imágenes en superficies planas restringidos por un marco.

Desde hace un tiempo pero tenemos la tecnología para romper el marco. Podemos de manera efectiva proyectar encima de fachadas de catedrales, inmergirnos en un mundo fantástico, cambiarnos el cuerpo con alguien otro, hablar con un superviviente del Holocausto o sentarse en una tienda de un campo de refugiados en Jordania. Algunas de estas experiencias son muy profundas y te cambian la percepción de la realidad, no en el momento en que las experimentas sino para siempre jamás (la conversación que tuve con el señor Pinchas Gutter, superviviente del campo de Majdanek lo tendría que tener mucha gente joven). En definitiva, tenemos la tecnología para transmitir conocimiento con experiencias que no se limiten a un marco, tenemos la tecnología para desbordar el marco.

Y si se puede hacer se tiene que hacer, es una obligación moral experimentar y probar de hacer las cosas de una manera mejor. Lo decía Toni Soler en otras palabras en la presentación del proyecto: "A nosotros nos gusta explicar historias. Las explicamos en la tele, en el teatro y en la radio y mirad si nos gusta que incluso las explicamos en papel (haciendo referencia en El Món d'Ahir). Si hay nuevas formas de explicarlas queremos estar allí".

Soler: "A nosotros nos gusta explicar historias. Las explicamos en la tele, en el teatro y en la radio y mirad si nos gusta que incluso las explicamos en papel (haciendo referencia en El Mundo de Ayer). Si hay nuevas maneras de explicarlas queremos estar allí"

El Ideal vuelve a abrir las puertas, no como estudio de producción audiovisual, ni como espacio de exhibición de cine, ni como pista de patinaje, sino como todo a la vez. Me imagino las colas de gente trabajadora del Poblenou el domingo por la tarde para ir a patinar, o en 50 para ir a ver el último éxito en Cinemascope. Intento medir la distancia entre la cotidianidad de un trabajador de una fábrica y la excepcionalidad de una experiencia sensorial como patinar; la de la vida de una muchacha con la de las protagonistas de Como casarse cono un millonario, la historia de un barraquista del Somorrostro con la de La vuelta al mundo en 80 dias. Las distancias entre la cotidianidad y las experiencias era enorme entonces y lo ha sido hasta no hace demasiado.

En un espacio comunicativo y de ocio dominado por la oferta infinita de experiencias con consolas de videojuegos más potentes que el Mare Nostrum de hace diez años y con móviles más potentes que el Deep Blue de IBM que derrotó Kasparov el 1997, está claro que el quid no yace en la tecnología sino que yace en los contenidos. Y en el IDEAL los contenidos son experiencias. El gran reto del IDEAL es que las experiencias sean tan excepcionales para la sociedad actual como lo eran las del Ideal y las del Rellisquín para sus respectivas sociedades, que el Ideal continúe siendo la ventana al mundo que transformó las vidas de tanta gente de domingo por la tarde en domingo por la tarde.

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