Lunes fue el día. Empezaba con la noticia de un obispo que poseído por el demonio colgaba los hábitos por culpa de una mujer, una mujer divorciada y escritora de novelas eróticas y satánicas. Triple hit combo del maligno. Por si no fuera suficiente desgracia en un día, los de la Sotana hacían unas birras con Gerard Piqué en directo por internet, y en una hora —que deseábamos que fueran 50— generaban más titulares que todo el periodismo deportivo en los últimos diez años. Definitivamente alguien había abierto las puertas del infierno.
En el asunto del obispo de Solsona poco puedo aportar a todo lo que ya se ha dicho, sacando quizás que coincidí con él en el colegio Sant Josep de Tàrrega y que su padre me hizo dos años de historia. Y que iba al cau con mi hermana. Y que somos del mismo pueblo… Bien, ahora que lo pienso podría aportar más que mucha gente, pero el tema personal me interesa de cero a nada. Sin saber demasiados detalles, me da la impresión de que el asunto que llena programas, páginas, líneas de tiempos y tertulias tiene poco sentido: una persona que decide en qué perder o invertir su tiempo. Punto. Que la decisión la haya tomado en base a una voz de un hombre del espacio o a la lectura de una novela erótico-satánica es del todo irrelevante siempre que la haya tomado en libertad y en plenitud de facultades (esto último los miembros de la iglesia lo ponen en entredicho.)
Que la decisión la haya tomado en base a una voz de un hombre del espacio o a la lectura de una novela erótico-satánica es del todo irrelevante siempre que la haya tomado en libertad y en plenitud de facultades
Vamos a La Sotana. La Sotana es una tertulia deportiva, es decir de fútbol, es decir del Barça, es decir de Messi —sí ahora también— que hacen cuatro amigos; una tertulia de fútbol cómo los millares que se hacen cada lunes en terrazas, sobremesas y máquinas de café. La diferencia es que ellos cobran. Claro que se la preparan (mucho), lo graban en vídeo, cuentan con buenos técnicos, lo emiten en directo por YouTube, la suben en audio a diferentes plataformas de podcast y hacen difusión por las redes sociales. Pero esto son detalles.
Una combinación de talento, suerte e inconsciencia —las proporciones hacen de mal decir— les ha llevado a tener un éxito sin precedentes en la publicación independiente en catalán, tanto, que no parecen catalanes. Los números del éxito son los de los 7 años desde que en 2014 empezaran a colgar en formato de podcast las tertulias que hacían por Skype, los de las 228 emisiones en diferentes plataformas, el de la expulsión de betevé, el de la demanda judicial que les interpuso Josep M. Bartomeu y el de los 2.961 mecenas que les pagan la fiesta. Antes del episodio de lunes con Piqué eran 1.900!
Son influenciadores? Hacen periodismo? Entretenimiento? Infotenimiento? Ni idea. Lo único que sabemos es que el programa es "100 % libre de periodistas", que cada mes ganan cerca de 10.500 euros de las aportaciones de sus mecenas —cuotas de 3,50, 7 y 17,50— y que cuando lleguen a los 20.000 harán el programa cada día y dejarán los trabajos actuales. Lo sabemos porque todo esto es público en su página de Patreon, la popular plataforma de micromecenazgo. Esta manera de hacer, a diferencia de influenciadores y medios de comunicación tradicionales, les libera de compromisos con marcas e intermediarios; la falca que dice "La radio en directo que te entra por el recto" sería el resumen.
Para explicar el fenómeno podríamos recurrir a Marshall McLuhan, Lev Manovich, Carlos Scolari o Manel Ferrando, entrar en el debate de si hay un cambio de paradigma™, de la evolución de los medios o de las diferencias de los modelo basados en audiencias —fenómenos lineales— y comunidades —fenómenos exponenciales. Pero da pereza, no hace falta.
Esto va de personas —oyentes y mecenas de La Sotana— que deciden en qué perder o invertir su tiempo y dinero
En realidad es todo bastante más sencillo. Esto va de personas —oyentes y mecenas de La Sotana— que deciden en qué perder o invertir su tiempo y dinero. Punto. Que la decisión la hayan tomado en base a una voz en forma de algoritmo de recomendación o a la lectura de un artículo que habla del programa es del todo irrelevante mientras la decisión haya sido tomada en libertad y en plenitud de facultades (esto último los miembros de La Sotana lo ponen en entredicho.)
Quién parece haberse inspirado en el modelo de La Sotana es el escritor indio establecido en Nueva York Salman Rushdie, que anunció un contrato para publicar su 21o libro, una novela, por entregas en Substack, una plataforma de publicación de boletines de correo que cualquiera puede usar y decidir si hacer pagar o no por sus contenidos. Salman Rushdie, el de los Versículos Satánicos.
El último que cierre la puerta, la del infierno.