Abrir datos para resolver problemas complejos

Estamos sufriendo una crisis sanitaria que se expresa con cifras demoledoras. Cada día conocemos un terrible balance del número de personas muertas e infectadas, y nos han explicado que cuando estos datos cambien la actual tendencia y empiecen a decrecer querrá decir que estamos cerca de ver la luz al final del túnel. Los datos son tan graves que nos hacen sentir miedo y angustia, pero los necesitamos para saber dónde estamos y si realmente avanzamos.

"Los datos son tan graves que nos hacen sentir miedo y angustia, pero los necesitamos para saber dónde nos encontramos y si realmente estamos avanzando"

El problema sucede cuando el dato es poco fiable. Todos hemos pensado que el número oficial de diagnosticados no esta bien, que muchos de nosotros hemos tenido síntomas pero no aparecemos en ninguna estadística oficial porque en el fondo nos encontramos bien y no hemos ido a ningún centro sanitario por no molestar. Cuando dicen que en España hay 94.417 diagnosticados piensas que faltan muchos, asi que cuando dicen que hoy ha habido menos que ayer en vez de pensar que estamos mejorando lo que piensas es que el dato podría estar mal, porqué estás seguro que faltan casos en esa cifra.

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Los diferentes gobiernos han puesto en marcha aplicaciones de móvil para acompañar a la ciudadanía en todo este proceso, y también para obtener más datos, más información de cada uno de nosotros en este trance. El Gobierno de España ha publicado en el BOE que a partir de ahora rastrea nuestros móviles para saber si respetamos las instrucciones de confinamiento. Más datos. Y hay comunidades autónomas que han dicho que modifican el criterio seguido hasta ahora, y que a los casos más graves que es evidente que padecen el virus ya no les hacen la prueba porque no hace falta, pero sin prueba ya no computan en la estadística que se utiliza para dar seguimiento al problema. Así que todo el mundo habla del papel de los datos en la gestión de esta crisis, pero parece que nadie tiene el control de estos datos. Cada cual cuenta un poco como quiere lo que quiere, y no se cuentan todos los que deberían estar contados.

Pero el problema no es sólo si tenemos mejores o peores datos, sino que están cerrados. La ciudadanía no tenemos acceso a estos datos. Ni que sean incompletos, o agregados y anonimizados como exige la ley. Sólo el Estado los puede conocer, y sólo el Estado los puede utilizar. “Este virus lo paramos unidos”, pero los datos sólo los tengo yo. Una cosa es que el gobierno te dé información basada en datos, y otra cosa es que el gobierno te dé los datos para que tú puedas elaborar la información. Es como cuando durante las campañas electorales los partidos políticos dan a los medios las imágenes de sus mítines ya editadas, habiendo escogido ellos qué planos y qué cortes se pueden difundir. O como cuando se hace una rueda de prensa pero no se aceptan preguntas. Cuando esto sucede no se deja a los periodistas hacer su labor de informar. Pues cuando a los investigadores no se les dan los datos es exactamente lo mismo, no se les deja investigar.

De la misma manera que hay mucha ciudadanía con conocimientos de ingeniería que se ha puesto a trabajar para ofrecernos alternativas como máscaras de buceo adaptadas o máquinas de respiración asistida de fabricación artesana, también hay mucha ciudadanía que nos podría ayudar analizando los datos para una mejor gestión de esta crisis. Podrían estar ayudando analizando variables y correlaciones que no puedo ni imaginar. Hay un montón de personas con profundos conocimientos de epidemiología, sociología, psicología, demografía, matemática, ingeniería y no sé cuantas disciplinas más que podrían estar haciendo aportaciones científicas y serias para entender y gestionar aún mejor este problema. Mirad este artículo si queréis ejemplos concretos.

"Los datos son el argumento del relato, la manera contemporánea de construir la versión oficial de las cosas. Por eso no se abren los datos, para poder tener controlado el relato... Es una decisión política"

Los datos son el argumento del relato, la manera contemporánea de construir la versión oficial de las cosas. Por eso no se abren los datos, para poder tener controlado el relato. Normalmente no es por pereza o por problemas técnicos, sino que es una decisión política. Si das los datos quizá la versión de las cosas no sea la que tu quisieras. Abrir datos está reconocido como un síntoma de calidad y transparencia democrática, y aquí los tenemos cerrados.

Los datos anónimos y agregados que el Gobierno de España está obteniendo de todos nuestros teléfonos móviles para saber si nos portamos bien deberían estar abiertos y a disposición de la comunidad científica, y los resultados seguro que serían enriquecedores. En vez de estarlos mirando la policía para saber donde hay gente que no respeta el confinamiento, quizás los mirarían expertos en planificación para prever dónde se necesitará reforzar los servicios asistenciales. Hace falta más talento analizando los datos y sobre todo, miradas diferentes. Abrir datos es la mejor manera de resolver problemas complejos.

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