Hablando de crecimiento (II)

Es cierto que en 2011 nuestras exportaciones rompieron la barrera de los 300.000 millones de euros y que anualmente crecen. La calidad de nuestras ventas al exterior supone la otra cara de las mismas. Automóviles, maquinaria y equipos industriales, turismo, servicios algunos –pocos– de alto valor añadido, industria agroalimentaria, alimentos… Hay que ir potenciando la calidad de nuestras exportaciones aunque con la sombra de si realmente España tiene productos y servicios de alto valor añadido y prestaciones que despierten las ansias compradoras en otros lugares del mundo.

A efectos de recuperación, no es doliendo comprobar el dinamismo de nuestras importaciones en 2014, sinónimo de aumento del consumo. Harina de otro costal, será sin duda la lectura de nuestra balanza comercial y de pagos.

Toda esta propicia sintomatología se ve beneficiada por una inflación que retrocedía durante el pasado verano y que se mantiene, en España y Europa, en unas cotas que hay que calificar de desinflacció.

Las dudas sobre este 2016 y el crecimiento futuro, sin embargo, pul·lulen entre la ciudadanía, cada vez más sensible a los pronunciamientos de los organismos internacionales. Y es que de cara al futuro no se prevé que el crecimiento sea tan elevado, concretamente en Europa, como lo es actualmente, oteándose este 2016 en el cual hagan mella en los impulsos expansivos algunos debilitamientos como los ajustes en el precio del petróleo, puesto que habrá que ver hasta qué punto los principales países productores de crudo, con Arabia Saudí al frente, son capaces de aguantar la situación presente o en qué medida se frenan las inversiones en explotaciones petroleras a la vista del precio del barril; la depreciación del euro o la gradual retirada de estímulos monetarios del Banco Central Europeo.

Chistine Lagarde, directora-gerente del Fondo Monetario Internacional, advertía semanas atrás de un crecimiento económico más débil en este 2016. De hecho, en esta tónica se mueven las previsiones del FMI y otros organismos. En todo caso, las cifras sirven para comparar con la trayectoria del PIB en otras potencias.
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