Viaje a la fábrica de turistas

El martes el exconseller de economía Andreu Mas-Colell presentaba en la librería Byron de Barcelona el libro La fábrica de turistas del periodista Ramon Aymerich. Ramon sabe de economía, de asuntos internacionales y sobre todo de explicar cosas. Lo podéis leer en La Vanguardia de donde es jefe de internacional. Nacido en Terrassa, puede hablar en primera persona de la transformación de un país industrial en un país de servicios, un país donde el turismo representa un 12% del PIB. De hecho, el título del libro es en sí mismo un cronograma: hemos pasado de la fábrica al turismo, de fabricar vetas e hilos a "fabricar turistas". Y todo esto en solo 60 años y 699 kilómetros de costa.

El libro es un viaje que empieza en la Costa Brava de los noucentistes, la de Pla y La Veu de Catalunya; la de los primeros forasteros; la de Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Orson Welles y Liz Taylor y la de la colonización autóctona de los 70. Pasa por el monocultivo del ocio nocturno de Lloret; el impacto del boom de la construcción, el de la corrupción y el de la crisis financiera de 2008. Para en Barcelona para visitar su proceso de conversión en una capital turística global. Vemos como antes de los Juegos Olímpicos de 1992 todavía había hoteles que cerraban en julio y en agosto; en 2019 tenía 78.582 plazas hoteleras. Una conversión que viene de lejos, que empezaba en 1908 con la creación por parte de la Diputació y el Ayuntamiento de la Societat d'Atracció de Forasters, se disparaba en el boom postolímpico y que llegaba a la saturación en tiempos de prepandemia, en tiempos de Instagram, Airbnb.

El libro 'La fábrica de turistas' es un viaje que empieza en la Costa Brava de los 'noucentistes', la de Pla y 'La Veu de Catalunya'

Y en el viaje hacia el sur, una parada obligada es Port Aventura, en el momento de la negativa de Disney de instalar Eurodisney. Resulta que en Disney no les gustó que la administración española les obligara a tener un socio local y que los empujaran a instalarse en unos terrenos del litoral valenciano donde se habían hecho compras de carácter especulativo. Cuando Disney se decantó por Catalunya, las facilidades iniciales se volvieron en hostilidades. No os querría hacer spoilers, pero el final de la historia lo podéis visitar en Marne-la-Vallée.

Hay dos aspectos más del libro que me llamaron la atención: las conversaciones personales del autor con protagonistas anónimos y las notas al margen. Las primeras son el contrapunto perfecto a la historia oficial y a los datos macro. Las segundas convierten el libro en un tipo de Wiquipedia, un excelente punto de partida para profundizar en el fenómeno del turismo en Catalunya. El libro está lleno de referencias a pequeñas joyas periodísticas y literarias con autores del nivel de Gaziel o de Vázquez Montalbán.

Ya tenemos tres grandes debates sobre la mesa relacionados con el turismo: la ampliación de la tercera pista del Prat, la reanudación de la actividad creuerista y el debate sobre el Hermitage

Uno de estos referentes es un libro de Fernand Braudel llamado Le modèle italien que explora la decadencia de Italia después de haber sido el referente artístico, cultural, arquitectónico, comercial, financiero y científico entre 1450 y 1650. La tesis de Braudel es que la dominación británica y neerlandesa de las rutas comerciales marítimas a partir de 1650 precipitó una crisis industrial en Italia. La burguesía invirtió entonces su riqueza en préstamos en países extranjeros y en la adquisición de tierras, retirando así el dinero del circuito financiero. El título del libro de Aymeric resuena al leer la tesis de Braudel.

El libro llega en el momento oportuno. El autor decía el martes en la presentación que apenas empezamos a sacar la cabeza postpandemia y ya tenemos tres grandes debates sobre la mesa relacionados con el turismo: la ampliación de la tercera pista del Prat, la reanudación de la actividad creuerista y el debate sobre el Hermitage. Lo que nos lleva al final del viaje.

De vuelta en casa y a hoy, Aymerich nos sienta en el diván. A propietarios, empresarios, hoteleros, constructores, inversores, administraciones, low cost, Airbnb, Instagram, forasteros y sobre todo a nosotros mismos; los de ahora y los de hace 50 años, con el 600, la gandula y la pelota de Nivea. ¿Lo hemos hecho bien? ¿Tenemos que volver a hacer lo que hacíamos antes de la pandemia? Lo que hacemos, cómo lo hacemos y sobre todo, por qué lo hacemos, acabará definiendo el país que seremos. No os hago spoliers, lo encontráis en el último capítulo de La fábrica de turistas.

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