Esta intelectual, ensayista filosofa y poeta andaluza que fue hija adoptiva de Asturias nació a principios del siglo XX y su vida estuvo marcada por el exilio. Vivió 45 años fuera de España escapando de la dictadura de Franco. Pasó por Francia, Italia, Cuba, Puerto Rico, Suiza y México.
Estudió bachillerato en Segovia en un instituto donde solo había dos mujeres y después, por la influencia de su padre, Blas Zambrano, estudió filosofía. Siempre tuvo interés en la poesía y la política inventándose el concepto pensamiento poético. Ella decía “filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo”. En su faceta política estuvo vinculada al gobierno de la segunda república siendo su directora de Propaganda.
Su gran amor de adolescente fue su primo el poeta Miguel Pizarro, quien le hizo descubrir la literatura. Fue una relación clandestina que terminó al cabo de seis años porque los separaron. Miguel fue enviado a Japón a estudiar. Maria nunca se casó, se le conoce una historia de amor con el militar Gregorio del Campo, con quien tuvo una estrecha relación en los años 20 y llegaron a tener un hijo que mantuvieron en secreto. "El nene” como le llamaban murió al poco de nacer y esta desgracia provocó la separación de la pareja. Se alejó sentimentalmente de los hombres, y le hizo centrarse en su trabajo. Del dolor de una madre destrozada nació la que, posiblemente, ha sido la intelectual española más brillante del siglo XX. Se la considera una de las pensadoras más profundas y originales que ha dado España durante el siglo XX.
Una de sus obras de referencia es “El hombre y lo divino” habla del amor y la muerte y de lo humano y lo divino; su pensamiento poético en su máximo esplendor.
Exiliada en México en 1939, impartió clases en la Universidad de Morella (Michoacán) y posteriormente, en las de la Habana y Puerto Rico. Fue la mejor discípula del filósofo Ortega y Gasset y amiga de los filósofos Albert Camus y Simone Weil. También en su círculo de intelectuales, estaban los escritores Antonio Machado y Federico Garcia Lorca.
Fue la primera mujer en obtener el Premio Príncipe de Asturias de comunicación y humanidades y también en recibir el Premio Cervantes. La nombraron Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga poco antes de morir en 1991.
Se definió como "filósofa no feminista" y siempre definía a la mujer como complemento del hombre. Para Zambrano la persona es el lugar común entre hombre y mujer.
Pensar para Maria Zambrano Alarcón es “arrancar algo de las entrañas”.
Maria Zambrano Alarcón, entre citas:
"Escribir es hilar muy fino, y para eso hace falta silencio"
"Sólo en el espejo de otra vida semejante a la mía, adquiero la certidumbre de mi realidad"
"Hacer una verdad, aunque sea escribiendo"
"Todo extremismo destruye lo que afirma"