¿Trashumancia 4.0?

El mes de noviembre del año 2017 fui invitado por el programa de innovación tecnológica The Collider tutelado por la Mobile World Capital. Los impulsores de este proyecto querían que les hablara sobre el negocio de la intermediación inmobiliaria cuando apenas se escuchaba la palabra proptech en nuestro país. Si bien es cierto, no me pidieron que les fuera a hablar de las startups del sector inmobiliario, querían conocer los procesos internos y modelos de negocio de las inmobiliarias para intentar extraer ideas innovadoras para el sector.

"Un estudio de Oxford afirma que la fusión de robótica, TIC e IA va a tener un impacto devastador en el mercado laboral"

Para preparar mi charla intenté centrarme en comprender al público al que me tenía que dirigir, empecé a leer blogs “startuperos” y a visualizar documentales del mismo estilo. Me intrigaba saber cómo debía dirigirme a las mentes “disruptivas” de la sala para que la presentación fuese lo más provechosa posible. En ese proceso de inmersión fui a parar al estudio de Carl Benedikt y Michael Osborne (Oxford University) titulado The Future of Employment: How susceptible are jobs to computerisation donde afirmaban que “el 47% de los empleos en EEUU está en alto riesgo de ser automatizable” y lo justificaban explicando que “La fusión de la robótica, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial van a tener un impacto devastador en el mercado laboral”. En ese momento tuve el ingenuo (o no) pensamiento de que podía ser mi primera y última conferencia sobre el modelo de negocio de la intermediación inmobiliaria.

Desde mi charla en 2017 hasta 2019 están adquiriendo cada vez más peso y fiabilidad las tecnologías que van a desplazar a muchos hombres y mujeres de sus puestos de trabajo. Estas tecnologías están en tan avanzado nivel que pueden sustituir desde un taxista o transportista mediante el vehículo autónomo o realizar tareas que un abogado o banquero podría realizar mediante las innovaciones que se están llevando en el sector legal y financiero. La Revolución 4.0 ya está aquí y ha llegado para quedarse.

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Siempre que he abierto debate sobre el futuro de los puestos de trabajo, son muchas las voces que afirman que no es la primera revolución que se ha producido en la historia y que el ser humano ha acabado siendo útil en otros ámbitos laborales. Y es cierto. Sin embargo, nunca antes las máquinas que sustituían el trabajo manual del hombre habían sido dotadas de Inteligencia Artificial (IA), de manera que los robots que antes sustituían la carga más pesada y mecánica de trabajo ahora no solo pueden hacerlo, si no que los nuevos robots ya pueden pensar por sí mismos al estar dotados de una inteligencia que les permite almacenar conocimientos predeterminados y aprender nuevos conocimientos para modificar procesos con la finalidad de ser más eficaces en el trabajo. Nunca antes se había dado este hecho en ninguna revolución industrial o tecnológica. ¿Cómo se reinventará el ser humano? Es la era de la incertidumbre.

En esta era, la política va por detrás de la sociedad y la tecnología va mucho más adelantada que esta. Por este hecho, ante la falta de conocimiento de los gobiernos sobre si aprueban, regulan o trazan una transición planificada sobre la sustitución del hombre por la IA, el ser humano puede verse inmerso en unos años en la trashumancia de este siglo. Durante los siglos pasados la trashumancia consistía en que el pastor recorría largos kilómetros junto a su rebaño en busca de pastos en buen estado en función de la época del año y la altura de las tierras. Si esta revolución tecnológica dotada de IA y ausente de regulación sigue esta dinámica, la nueva trashumancia consistirá en un viaje (físico y/o introspectivo) del ser humano en busca de su productividad.

"Si la revolución tecnológica con IA y ausente de regulación sigue esta dinámica, la nueva trashumancia será un viaje (físico y/o introspectivo) del ser humano en busca de su productividad"

¿Por qué un tema tan trascendental como la automatización de los puestos de trabajo no está en la mesa de los gobiernos? ¿Será que la están legitimando? O ¿Será que viven tan distanciados de la realidad que no lo ven venir? Esta revolución ya está trabajando para que la recopilación de datos de todos los habitantes del planeta genere algoritmos que sirvan para que supuestamente pueda existir un gobierno algorítmico que vele por el “bienestar” de los ciudadanos. ¿Será en ese momento donde los políticos se den cuenta? Visto así, Black Mirror puede ser más que una serie de supuesta ficción.

Los llamados millenials viviremos de lleno esta situación (las siguientes generaciones evidentemente también, pero su formación irá encaminada hacia ese nuevo mundo) y ante la incertidumbre sobre la regulación de la automatización de los puestos de trabajo, ¿podríamos ser una de las generaciones en las que más impacto social y laboral tenga la automatización? Entramos en la universidad en plena crisis, salimos al mercado con la misma crisis y… ¿afrontaremos la plenitud laboral compitiendo con algoritmos que nos pueden expulsar del mercado antes de los 50 años?

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No hay duda de que la llegada de las nuevas tecnologías ha supuesto un gran avance en la sociedad, y sin duda la IA aplicada a determinados campos puede ser un gran avance humano y humanitario. Sin embargo, sorprende que este debate de futuro inminente no esté ni en un tercer plano en el día a día de los legisladores.

Últimamente, estamos escuchando el concepto Renta Básica Universal (RBU) como panacea de posibles problemas que van desde casos de la actual pobreza por parte de determinados sectores sociales a solución de la pérdida de trabajo como consecuencia de la automatización.

Pero dentro de esta RBU, ¿qué es lo que podemos considerar como básico? Pongamos por ejemplo que, en 20 años un abogado que ha tenido que ha obtenido su graduado, máster y continua formación para ser uno de los mejores profesionales de su bufete es despedido junto a gran parte de sus colegas porque el bufete donde trabaja ha adquirido un software infinitamente más eficiente y resolutivo que la capacidad humana para analizar casos y establecer estrategias legales. Este abogado podría pasar de la noche a la mañana de cobrar un salario por encima de la media nacional a cobrar una RBU, y ser inútil para su mercado con apenas 50 años. ¿Será el Estado quién sustentará el día a día de esta persona y determinará lo que debe ser básico para su vida? ¿Qué responsabilidad juega el bufete que ha optado por un software made in Silicon Valley en lugar de un humano? Que sea un Estado quien decida por el individuo sobre lo que debe o no ser “básico”, me parece una idea inquietante. Del mismo modo que considero inquietante que por esta “regla de tres” se pueda crear un oligopolio de super ricos dueños de la industria de la IA frente a una nueva clase social de “rentistas básicos”. Puede ser cuanto menos el fin del relato liberal.

"Es inquietante que se pueda crear un oligopolio de super ricos dueños de la industria de la IA frente a una nueva clase social de “rentistas básicos”

Antes de que estas líneas se puedan tildar de pesimistas, quiero dejar presente de que esto no ha sido más que un ejercicio de abogado (todavía no desplazado por un software) del diablo para la reflexión y prevención de males mayores. Deberíamos cuestionar la tendencia actual de determinadas nuevas tecnologías y reflexionar socialmente ante la pasividad de los gobiernos. Las nuevas tecnologías que implementan IA deben ser siempre para servir o compatibilizar al ser humano y muchas de las aplicaciones ya desarrolladas lo son. No obstante, debemos estar alerta de que estos nuevos desarrollos inteligentes nunca se centren en la sustitución a gran escala del trabajo del ser humano, evitando que éste caiga en la irrelevancia.

Y tú, ¿dónde te ves trabajando en 20 años?

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