Opinión

Multitarea cretina

Si estáis leyendo este artículo a medio responder un correo, mientras estáis haciendo una videoconferencia o a medio episodio de una serie, os interesará saber que esto que os pensáis que estáis haciendo —multitarea— no existe. La multitarea forma parte de la mitología digital, junto a los nativos digitales y la transformación digital: seres que todo el mundo asegura que existen pero que nadie ha visto nunca.

(He empezado por las conclusiones del artículo por si alguna notificación requiere de vuestra atención, por si os toca hablar en la videoconferencia o por si la serie se ha puesto de repente interesante).

Todos sobrestimamos nuestras capacidades de gestionar múltiples tareas a la vez y todos somos peores del que nos pensamos haciéndolo

Entendemos por multitarea la capacidad de hacer dos tareas que requieren nuestra atención focalizada a la vez, cambiando el foco de una tarea a la otra rápida y sucesivamente. Es como si tuviéramos el superpoder de hacer dos cosas a la vez. Pero, ay, resulta que esto no es así. Numerosos estudios han demostrado que nuestro cerebro no es tan bueno como pensamos cuando se trata de hacer dos cosas a la vez. De hecho, a menudo creemos que somos mejores de lo que somos en realidad a la hora de evaluar nuestras capacidades. Esto explica por qué siempre encontramos el camino de vuelta más corto que el de ida: tendemos a sobrevalorar nuestra capacidad y pensamos que haremos el camino con menos esfuerzo del que realmente hace falta. A la hora de volver, como ya tenemos la medida justa del esfuerzo necesario, hacemos una evaluación más cuidadosa y por eso nos parece más corto. La sobrevaloración de las capacidades propias de los individuos —cuanto más incapaces, más incapaces son también de valorar sus propias capacidades— es un sesgo cognitivo que se conoce como el efecto Dunning-Kruger en honor a sus proponentes.

Lo que llamamos multitarea es en realidad un cambio rápido de tareas, y no solo no aumenta nuestra productividad sino que la disminuye, penaliza nuestra atención y mengua nuestra capacidad de comprensión. Si pensáis que cambiar de tarea es también una tarea, os daréis cuenta enseguida de que llegamos a una paradoja que nos lleva a pensar que el tiempo de realización de dos tareas a la vez es infinito: un tipo de paradoja de Zenón; aquello de "son las ocho del anochecer, llevo todo el día entre mails, tuits y videoconferencias y todavía no he hecho nada hoy".

De hecho, en cuanto a la multitare, todos sufrimos el efecto Dunning-Kruger; todos sobrestimamos nuestras capacidades de gestionar múltiples tareas a la vez y todos somos peores de lo que pensamos haciéndolo. Y por si no hubiera suficiente ,estudios como este de la universidad de Utah demuestran que la gente que más practica la multitarea son los que la hacen peor. Los podéis ver por las autovías del país: son los cretins que van por el carril del medio a menos velocidad de la que toca porque están enviando whatsapps.