MWC, conectar en femenino

La mejor actuación de este año en el Mobile World Congress no ha sido la de Elon Musk, ni la de Yuval Noah Harari, ni la del presidente de Samsung; ha sido la de Rosario Flores. Y me atrevería a decir que ha sido la mejor de todas las que hemos visto en las 14 ediciones que se han celebrado en Barcelona. Desde el primer minuto de su concierto, la cantante gitana conectó con el público —eminentemente español— que había en la zona dedicada a The Cloud City. Si lo que pretendía The Cloud City era demostrar la importancia de estar conectados, lo consiguieron, sea con el 5G y la realidad virtual, o con la rumba catalana y el funk de Rosario.

Puede sonar a anécdota pero no lo es. Con 6.000 metros cuadrados, un techo de 15 toneladas y 6 x 30 metros de paneles de vidrio en la entrada, The Cloud City ha sido con diferencia el stand más espectacular del congreso, el único que conserva el espíritu del Mobile que conocemos de otras ediciones. Con una propuesta conceptual bien encontrada, una puesta en escena muy visual y unas aplicaciones futuristas, The Cloud City nos explicaba con ejemplos reales como tecnologías de propósito general como el 5G, la realidad virtual, la realidad mixta y los entornos inmersivos nos ayudarán en los nuevos escenarios de cooperación híbrida, sea en el trabajo, en la escuela o en el ocio.

Salas de reuniones inmersivas donde "nos sentamos" con nuestros compañeros de la otra punta del planeta, pantallas de videoconferencia del tamaño de un iPad que, montadas en un tipo de Segway, "caminan" con nosotros mientras hablamos, plataformas de colaboración que mezclan espacios físicos con espacios virtuales y otras muchas aplicaciones que nos habrían ido muy bien en casa hace un año.

The Cloud City ha sido con diferencia el 'stand' más espectacular del congreso, el único que conserva el espíritu del Mobile que conocemos de otras ediciones

The Cloud City es una iniciativa de la consultora norteamericana TelcoDR que no había escuchado nunca antes de ver su logo en la entrada del pabellón. Una busca rápida en Google te dice que la D y la R de la marca son las iniciales de Danielle Royston, una apasionada ejecutiva de Austin, en Texas. Autoproclamada "evangelista de la nube" y "la Elon Musk de las telecomunicaciones", se compara ella y su revolución de la nube pública a Steve Jobs y lo que supuso la llegada del iPhone. Royston pide a los operadores usar infrastructures de nube pública y abandonar los servicios de "dinosaurios cono Amdocs, Ericsson e IBM", una oportunidad de negocio, asegura, de la orden del billón de dólares.

No sé si tiene razón o si acierta en las previsiones, pero sé que cuando Ericsson anunció en marzo que no vendría al Mobile y que dejaba 6.000 metros cuadrados vacantes, Danielle corrió a anunciar en Twitter (solo tiene 1.437 seguidores) que los ocuparía ella. En abril colgaba los primeros renders y esta semana hemos visto que no era un farol. Danielle y Rosario son muy parecidas; se creen lo que hacen, son apasionadas, conectan enseguida y se comparan con los más grandes (Rosario lo lleva en los apellidos). En el Mobile, y en la tecnología, hacen falta más Rosarios y más Danielles. En el mundo, también.

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