Nos hemos plantado por la igualdad

Estos últimos años, a raíz del periodo de crisis, de las políticas neoliberales, de las reformas laborales y de los recortes interpuestos por los Gobiernos en nuestro mercado de trabajo, nos han dejado los derechos en una situación más débil y precaria que nunca. Vemos cómo somos las primeras generaciones que no conseguimos derechos, sino todo el contrario, se nos recortan y los perdemos. Hace años que día detrás día, mas detrás mes y año tras año denunciamos y ponemos de manifiesto cuál es la situación real de las mujeres en el mercado de trabajo. A través de nuestros informes, explicamos que las mujeres son las "reinas" de la temporalidad, de la parcialidad, de la mal denominada conciliación, de la brecha salarial, de la segregación horizontal (las mujeres estamos en unos sectores concretos) y vertical (no podemos optar a las carreras profesionales), en definitiva, de las diferencias laborales. Además, son quienes sufren mayoritariamente los acosos sexuales al trabajo.

El 2007 se aprobó la Ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, una ley que en aquel momento suponía un antes y uno después en las políticas de igualdad a nuestro país. Por un lado, situaba las políticas de igualdad en la centralidad de las agendas políticas del país, a la vegada que proponía medidas inéditas para contribuir a la igualdad pero que no tenían efectividad a la vida diaria.

La norma nos permitió aprobar planes de igualdad a las empresas de más de 250 personas trabajadoras y a todas las Administraciones públicas; aprobar medidas de igualdad en el resto de empresas; el primer permiso de paternidad de 13 días; la guarda legal hasta los 12 años del menor; protocolos y procedimientos de actuación ante el acoso sexual y por razón de sexo en todas las empresas; en definitiva, toda una serie de medidas con que queríamos hacer un cambio de paradigma en los temas de igualdad a nuestra sociedad.

Por primera vez en la historia tendríamos un Ministerio de Igualdad, y aquí en Cataluña la primera Dirección general de Igualdad, dependiendo de la Consejería de Trabajo. Parecía que de una vez por todas las políticas de igualdad tendrían el peso necesario para poder pasar a ser políticas efectivas, como decía el nombre de la ley del 2007. Pues bien, once años después y ante un nuevo 8 de marzo, tenemos aquí una huelga de dos horas por turno.

Fuimos la UGT de Cataluña —junto con la Fundación Maria Aurèlia Capmany— que pusimos en evidencia la incidencia mínima de la Ley de igualdad del 2007 y sus carencias y debilidades. En primer lugar, situamos qué habían sido los recortes perpetrados en estos 10 años, y vimos como el presupuesto general en materia de igualdad había sufrido una bajada del 60% a todo el Estado y del 40% en Cataluña. Además, pudimos comprobar como una ley orgánica, la maravillosa Ley efectiva de igualdad, una ley orgánica, se había quedado en un simple código de buenas prácticas.

Por un lado, los planes de igualdad a las empresas de más de 250 personas trabajadoras se empezaron a implementar gracias a las ayudas y subvenciones que se dieron por parte de los diferentes gobiernos. Eso sí, la elaboración de estos planes no estuvo exenta de dificultades, hasta y todos de conflictos: por las diagnosis, por la carencia de negociación, por la carencia de rigorositat, e incluso por la carencia de creer en ellos como una verdadera herramienta, sino como una obligación legal que tocaba cumplir. Inicialmente, el hecho de registrar los planes no era una obligación legal, y cuando lo fue la obligación era tan vaga que encara hoy continúan sin registrarse. Tampoco se pensó a definir unos estándares mínimos, así que cualquier plan puede ser registrado o considerado como un plan de igualdad.

"Las mujeres, en este país, trabajamos gratis desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre"

Por otro lado, la ley no está pensada para un país en que el 95% de nuestro tejido empresarial es de pequeñas y medianas empresas. Precisamente, otro mandato de la ley fueron la implementación de las medidas de igualdad en las empresas de menos de 250 personas trabajadoras, y aquí se los olvidó "" de definir como tendrían que ser o en que tendrían que consistir. Las medidas de "conciliación" no fueron entendidas como unas medidas de "corresponsabilitat", y esto nos ha traído además desigualdad entre mujeres y hombres a las empresas. Porque han sido las mujeres que han copado estas medidas y esto ha dado a un mercado de trabajo en que se penaliza más aquel quien más las utiliza. O sea, las mujeres.

Otra de las medidas fue el permiso de paternidad, aquel que pide la transposición de la normativa europea, que fue inicialmente de 13 días y que se tenía que convertir en un mes, hasta llegar progresivamente a equipararse con el de maternidad. Pues bien, el permiso de paternidad de quatres semanas ha tardado 10 años al llegar.

Pero aquellos techos de cristal y aquellos tierras enganxifosos continúan donde eran.

El acoso sexual y por razón de sexo sigue siendo una de las prácticas más tendidos pero a la vegada más ocultas a las empresas. Las mujeres que sufren violencia machista al ámbito privado necesitan más que nunca tener un mercado de trabajo que las acoja y las proteja, no que las expulse.

Porque son las mujeres las siguen sufriendo una tasa de ocupación inferior a la de los hombres, una tasa de paro más grande que los hombres. Porque tres de cada cuatro contratos parciales los firman mujeres. Porque la brecha de género a las pensiones llega hasta el 40%. Porque en Cataluña la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 23,9%; o diciéndolo de otro modo: las mujeres, en este país, trabajamos gratis desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre.

Es por todo esto que este 8 de marzo hemos dicho bastante y nos hemos plantado y lo hemos hecho tanto las mujeres como los hombres. Porque esta sociedad no puede permitir que la generación de mujeres más muy preparadas académicamente de la historia de este país quede en un segundo lugar a nuestra sociedad.

Porque las mujeres queremos corresponsabilitat porque los niños y las niñas, así como las persones dependientes, puedan disfrutar de una cura por parte de sus familias sin que sean las mujeres quienes lo hagan en exclusiva y sufran la discriminación que ahora sufren. Porque los acosos sexuales a las empresas no tienen que ser ni siquiera una cosa aislada. No puede ser que todavía hoy reste oculta a las empresas.

Porque una vez más son las mujeres quienes mayoritariamente sufren estos acosos. Y sinceramente, es muy difícil poder reparar el mal que se hace. Por eso se tiene que trabajar en la cultura de la tolerancia cero ante los acosos sexuales a las empresas. Y es por todo esto que este año hemos dado un paso más, diciendo bastante, nos hemos plantado y hecho huelga este 8 de marzo.

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