Opinión

No es México, es la Quinta Libertad!

El 9 de diciembre de 2019 pasará a la historia como la fecha en que el aeropuerto del Prat consiguió romper la tiranía de la Quinta Libertad del aire o, dicho de otro modo, dio un paso más en el camino para convertirse en el aeropuerto de conexión entre Asia y América. Con la entrada en servicio del vuelo Dubai – Barcelona – Ciudad de México, El Prat consigue posicionarse algo más como el necesario puente entre dos de las regiones del planeta más activas económicamente: el continente asiático, con las economías tecnológicas del Extremo Oriente por un lado, y el nuevo mundo, con América Latina al frente, pero sin olvidar la preeminencia económica de los totpoderosos Estados Unidos.

No es la primera vez que Barcelona aspira a acontecer punto de conexión entre ambos continentes. Si este golpe lo hace de la mano de la compañía Emirates, algunos años atrás fue Singapore Airlines la compañía que, con un vuelo Singapur – Barcelona – Sao Paulo, comenzó una estrategia que sin ningún tipo de duda parece ganadora. En ambos casos las cifras de demanda aconsejaban abiertamente la creación de los dos enlaces aéreos: en el caso de Singapore Airlines, era la primera vez que el aeropuerto del Prat aspiraba a tener un vuelo directo con Brasil, una de las economías emergentes del continente americano; en el caso de Emirates, quizás todavía con más bastante, la demanda justifica claramente la creación del nuevo enlace aéreo. Y es que, según el Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas de Barcelona (CDRA), el 2018 fueran más de 157.000 los pasajeros que volaron indirectamente, pasando por uno o más aeropuertos de conexión, entre Barcelona y México. Nada a decir, pues, en cuanto a la necesidad de creación de aquel ya lejano vuelo de Singapore Airlines y del vigente vuelo de Emirates.

"En un sector de actividad económica como el aéreo, caracterizado por el dinamismo y la inmediatez, la rígida tiranía de la Quinta Libertad acontece anacrónica y un freno a su desarrollo"

Pero las cosas no son tan fáciles y la demanda para la creación de un nuevo vuelo entre Asia y América, pasando por Barcelona, no es suficiente para hacer posible la creación del vuelo. Hay la Quinta Libertad del aire. La controvertida Quinta Libertad que los estados, también el español, utilizan para otorgar o denegar el permiso a las compañías aéreas de operar un vuelo en régimen de cabotaje aéreo, es decir, literalmente saltando de un país al otro para conectar diferentes puntos del planeta. Conceptualmente es muy fácil de entender: en el caso español, por ejemplo, la Quinta Libertad se aplica cuando una compañía aérea de un país tercero –de fuera de la UE- quiere volar a un aeropuerto español y utilizarlo como punto de salida para un segundo vuelo a otro destino. Nada más y nada menos que lo que Emirates lleva a cabo con su nuevo flamante vuelo a Ciudad de México desde el aeropuerto barcelonés: un primer "salto" entre Dubai y Barcelona, y uno de segundo entre la capital catalana y Ciudad de México. Quinta Libertad en estado puro.

En España, pero también en otros países europeos, son las autoridades de Aviación Civil las encargadas de otorgar –o denegar- el permiso a una compañía aérea que quiera operar un vuelo en régimen de Quinta Libertad y el proceso no es fácil ni rápido. En el caso español, hace falta que la compañía en cuestión presente un plan de negocio completo justificando la necesidad del otorgamiento del permiso de Quinta Libertad, lo cual exige a la compañía explicitar su estrategia corporativa ante las autoridades gubernamentales españolas, que a priori se muestran restrictivas a autorizar el nuevo vuelo de forma automática. A parte, hay el tiempo, el tiempo necesario para la evaluación del plan de negocio presentado por la compañía, que atrasa, a veces de manera irreversible, la decisión final.

Las cosas son como son y el mundo no se para. Las compañías aéreas tampoco. En un sector de actividad económica como el aéreo, caracterizado por el dinamismo y la inmediatez, la rígida tiranía de la Quinta Libertad acontece anacrónica y un freno a su desarrollo. Para las expectativas del aeropuerto del Prat de acontecer un puente privilegiado entre los continentes asiático y americano acontece más necesaria que nunca una liberalización total de la Quinta Libertad del aire. Sólo de este modo, haciéndolo fácil y rápido, se conseguirá hacer posible este ambicioso sueño de construir un hub conectado con los cinco continentes.