Seis lecciones para este milenio

La Universidad de Harvard invitó a Italo Calvino a ocupar la cátedra "Charles Eliot Norton" de poesía el curso 1985-1986. El encargo comprendía el dictado de seis lecciones magistrales sobre poesía, en el sentido más universal del término. Calvino escogió seis valores que a su parecer la literatura tenía que conservar para el próximo milenio. Cada valor correspondería a una lección. Estos valores eran: la ligereza, la rapidez, la exactitud, la visibilidad y la multiplicidad. Observáis, pero, que falta el sexto. Calvino había escrito las cinco primeras lecciones antes de viajar hacia los Estados Unidos, la sexta la tenía que escribir una vez en Harvard. Calvino no la escribió nunca. Tampoco dictó nunca las otras lecciones; moriría un 19 de septiembre de 1985, una semana antes de emprender su viaje americano y el día que yo hacía 20 años.

El año 1988 la editorial Harvard University Press editó el libro Six Memos for the Next Millenium con el texto íntegro en inglés de los manuscritos original en italiano de Calvino más una lección extra llamada Sul cominciare e sul finire.

Lo leí por primera vez ahora hace cuatro o cinco años por recomendación de la editora Pema Maymó, y lo releí al inicio del confinamiento en marzo del año pasado. Es uno de aquellos libros que una vez leído e interiorizado no te puedes sacar nunca más de la cabeza; los valores de ligereza, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad, te aparecen por todas partes. Los encontramos en el 1453 en el asedio de Constantinoble, en el descubrimiento europeo de la impresión con tipos móviles por parte de Guthenberg (casualmente el mismo año), la carrera espacial y posterior llegada a la Luna y en la pandemia de la covid-19.

Todos los ámbitos de la vida son finalmente poesía

Si queremos entender el sentido universal del término poesía según la cátedra "Charles Eliot Norton" solo tenemos que mirar quién la ha ocupado y sobre que han versado sus lecciones magistrales. Para citar solo unos cuántos: T. S. Elliott, poesía a Inglaterra; Igor Stravinsky, poesía en la música; Buckminster Fuller, estética y tecnología en la construcción; J. L. Borges, el oficio del verso; Charles Eames, comunicación visual y en torno; Leonard Bernstein, la pregunta no respondida; William Kentridge, seis lecciones de dibujo. Este curso la cátedra lo ocupa el artista visual, compositora, poeta, fotógrafa, realizadora cinematográfica, vocalista e instrumentista Laurie Anderson.

Todos los ámbitos de la vida son finalmente poesía. Con esta premisa no es extraño que los valores que Calvino pedía por la literatura por el próximo milenio se nos manifiesten continuamente. Cómo tampoco es casual el momento; podemos considerar que es en 2021 cuándo hemos entrado en el nuevo milenio, que hasta ahora, y cómo dice el maestro Genís Roca, hacíamos las cosas todavía cómo en el siglo XX.

El confinamiento que llegó con el nuevo milenio nos desposeyó de relaciones físicas convirtiéndonos en seres inmateriales, la ligereza llevada al extremo. Una vez desmaterializados y nuestros "yo" convertidos en bits dejamos de funcionar con el tiempo biológico para pasar a funcionar con el tiempo digital; de la velocidad de las reacciones químicas de nuestras redes neuronales a la velocidad de la luz de las redes digitales, el límite superior de la rapidez.

El confinamiento que llegó con el nuevo milenio nos desposeyó de relaciones físicas convirtiéndonos en seres inmateriales

En un entorno digital quién marca el tiempo ya no es el reloj biológico, ni la sirena de la fábrica, ni el campanario del pueblo sino que el tiempo lo marcan los ciclos de ordenador; en un entorno ligero y rápido, el trabajo ya no se mesura en horas sino en tareas y todo aquello que hacemos queda grabado de manera exacta. Exactitud que nos lleva inexorablemente a la visibilidad. El uso de redes sociales, entornos de trabajo virtuales, plataformas digitales de ocio y dispositivos móviles se han incrementado debido a la covid-19, todo lo que hacemos queda registrado. Todo. Las estanterías llenas de libros que nos esforzamos a posar de fondos de nuestras videoconferencias serían la "visibilidad visible", los metadatos —hora, frecuencia, dispositivo, con quien, desde dónde, etc.—, la "visibilidad invisible".

Y de las "visibilidades visible e invisible" llegamos a la multiplicidad. La podríamos resumir en la foto del making of de una intervención en directo a la CNN de la Gretchen Goldman, directora de investigación de Ciencia y Democracia del sindicato de Científicos Concienciados. sale ella vestida con una blusa amarilla y en calcetas al comedor de casa lleno de juguetes por tierra, mientras habla con el portátil ademán encima de una silla que es encima la mesita del comedor. Añadid el vídeo del abogado norteamericano convertido en un gatito en la vista de un juicio en línea y la imagen del chamán conspiranóico de los cuernos de bisonte adentro el Capitolio. Tres imágenes que ilustran la multiplicidad del nuevo milenio: la del espacio y el tiempo, la de la identidad y la de la verdad.

Permitidme que a los cinco valores de Calvino añada uno de cosecha propia: la astronáutica, ser astronautas, un valor que tendríamos que mantener de cara al futuro. Scott Kelly, es un astronauta que se pasó casi un año en el ISS y toda una autoridad al balancear ligereza, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad. Dice que para sobrevivir en un entorno así tenemos que 1) tener un horario estricto, con una programación clara de las tareas del día, 2) dejar espacio para las relaciones humanas hablando a menudo con amigos y familiares, 3) salir a pasear a la natura —es lo que más echaba de menos cuando estaba en el espacio—, 4) y escribir un diario. Otro astronauta, el Chris Hadfield, añade el hecho de aprender a tocar un instrumento. Os lo dejo aquí interpretando Space Oddity de David Bowie en lo que es el videoclip más ligero y más caro de la historia.

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