Tenemos un socio encubierto?

Uno de los principales socios de todas las empresas es la administración pública. Con independencia de cuánto dinero ganemos se lleva una buena parte de nuestros ingresos vía IVA, Ibi, cotizaciones seguridad social... En global, mucho más del que podemos soñar al ganar jugándonos nuestro patrimonio. Es un socio que estira habitualmente más el brazo que la manga; gasta más de lo que puede y tiene poco rigor presupuestario. De esta forma ha pasado en pocos años su endeudamiento del 30% a casi el 100% del PIB. Este alto endeudamiento dificulta que pueda hacer políticas expansivas en un escenario de recesión. Los bajos tipos de interés lo han colocado en una trampa de liquidez, en la que también pueden caer las empresas, puesto que el tipo de interés real negativo incentiva el endeudamiento. Que pasará cuando los tipos de interés suban? El crecimiento de la demanda interna China ha reducido el ahorro de sus familias y por lo tanto su capacidad de inversión de capital para crecer y afrontar la inmigración interna. Vendrán a por nuestro ahorro, ofreciendo un 5% por su deuda pública, y quién se negará a comprarlas?

"Uno de los principales socios de todas las empresas es la administración pública que habitualmente estira más el brazo que la manga"

Salimos de la gran recesión gracias a la reducción real de los salarios y a la exportación. Nuestras empresas se han internacionalizado, las exportaciones han pasado del 24% del 2005 al 34% al 2018. Esto tiene que convertirse en un hecho estructural y estratégico, dejando de ser coyuntural y reactivo, y afectando a más empresas (las 100 primeras representan el 40%).

Hace tres años que podríamos decir "sin gobierno". Cada partido va a lo suyo, no tenemos proyecto de país. El Estado ha cedido su soberanía monetaria y por lo tanto su margen de "ir por libre". Algunos partidos pueden tener la tentación de perjudicar la fiscalidad de las empresas familiares eliminando su exención al impuesto de patrimonio, y reduciendo la bonificación al de sucesiones; pero tienen que recordar que significan el 78% del PIB catalán y que ya tienen muchos frentes de disrupción abiertos. Tienen que saber que sin iniciativa empresarial nos caeremos de la bicicleta, y que el más de un millón de páginas de boletines oficiales no es que lo faciliten precisamente.

"Cada partido va a lo suya, no tenemos proyecto de país. El Estado ha cedido su soberanía monetaria y por lo tanto su margen de "ir por libre""

El cambio de la sociedad urbana a la sociedad del bit, es tanto o más grande que el que fue de la rural a la urbana. El cambio de la natalidad y la esperanza de vida tendrá consecuencias para el reparto del gasto de los consumidores (principal motor de la economía). Los nuevos consumidores son súper-exigentes y lo comparten todo. Gracias a las nuevas tecnologías tienen el don de la ubicuidad (pueden estar al mismo tiempo en más de un lugar), generan avatares suyos, y esperan ofertas 100% personalizadas.

Los actores del mañana serán otros o muy distintos de los de hoy. Las grandes empresas son a-nacionales de capitalismo depredador, disfrazadas con una piel de cordero marxista que benefician a todo el mundo. La economía física es fácilmente controlable, pero la del bit mucho menos; y la primera está perdiendo peso ante la segunda. El 40% de las compras navideñas han sido online. La demanda de protección para el consumidor y las empresas más tradicionales llevará a una regulación sobre temas en que hay poca experiencia.

Para afrontar todo esto las empresas tienen que atraer talento compitiendo en primer lugar con la administración, que es el principal empleador. Administración que por otro lado tiene que dar a los ciudadanos la base para poderse formar de por vida a las empresas. Una vez superado un nivel de retribución puede ser más importante la flexibilidad laboral que el dinero.

"Las empresas necesitamos seguridad jurídica, igualdad de condiciones internacionales en precios de energía y en fiscalidad, y defiende de la figura del empresario"

Y en todo este entorno las empresas necesitamos seguridad jurídica, igualdad de condiciones internacionales en precios de energía y en fiscalidad, y defensa de la figura del empresario.

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