De terceras pistas, de estómagos agradecidos y de barrigas vacías

El intelectual que mejor ha conocido el país en su totalidad -la geografía, pero también el alma del personal que lo habita- ha sido Josep Pla. Conviene leerlo para evitar frustraciones innecesarias. Una de las cosas sobre las cuales insiste en su obra es que cuando alguien se abranda al defender una actuación aduciendo al interés para la comunidad, conviene preguntarse el porqué de esta devoción desmedida. En algunos casos, escasísimos, el individuo lo hace de manera desinteresada, movido por un altruismo raro, escaso entre nosotros -puesto que siempre tendemos al individualismo y al interés a corto plazo. En general, pero, la motivación proviene de un ámbito restringido y concreto: el bolsillo.

Es por este principio que el interés desmedido que algunos demuestran por la ampliación de la tercera pista del Prat me hace perder la paciencia. Sobre todo por dos motivos: los individuos que se manifiestan de manera inflamada son de poco fiar -quiero decir que, con ellos, yo no montaría ni una bacalanería-. Pero también porque cuando se empiezan a propagar determinadas cifras -cosas como por ejemplo que la obra generará centenares o miles de puestos de trabajo, o que el PIB se verá afectado por una cifra fabulosa, etc.- es que estamos ante unos intereses muy particulares. La exageración siempre acaba delatando al charlatán vendedor de humo.

Ya hace años tuve que exportar al Japón unos quioscos lectores de tarjetas que habíamos manufacturado a Francia, pero que teníamos que probar, antes, aquí, en Barcelona. Nos corría prisa y necesitábamos hacerlo por vía aérea de manera ágil y rápida. Después de varios intentos, frustrantes, con el aeropuerto de Barcelona, lo tuvimos que hacer a través del de Vitoria. La lección me quedó grabada. El aeropuerto de Barcelona tiraba hacia el turismo. Y así ha sido.

La exportación de nuestros productos hacia Oriente tampoco tiene como punto de salida el aeropuerto de Barcelona

Intuía que desde entonces las cosas no habían cambiado demasiado. Más bien al contrario. La exportación de nuestros productos hacia Oriente -que pasa, en buena parte, por los aeropuertos de Dubai y Doha- tampoco tiene como punto de salida el aeropuerto de Barcelona. Lo conozco bien. Los aeropuertos de referencia son París-Roissy y Amsterdam-Schiphol. Por eso se me ocurrió mirar cuáles eran las rutas de Qatar Airways en España. Esta compañía trabaja con tres aeropuertos españoles: Barcelona, Madrid y Zaragoza. ¿Zaragoza? Como que imagino que el personal qatarí no es un fervoroso seguidor de la Virgen del Pilar, profundicé en el tema. Resulta que en Zaragoza Qatar Airways solo vuela por temas de "cargo", es decir, importación y exportación de mercancías. En Madrid quieren para transportar personas y por "cargo" también. Y eb Barcelona quieren, solo, para transportar personas. No hacen actividades de "cargo" en nuestra casa. Barcelona es un aeropuerto de turismo y de tráfico -para gente que, después, va a otros lugares-.

Como que el tema me lo esperaba, pero no pensaba que fuera tan exagerado, he intentado averiguar cómo de pequeño es el aeropuerto de Barcelona en cuanto al "cargo". Y lo he encontrado en Eurostat, la base de datos de estadísticas de la Unión Europea (UE). Los datos disponibles más recientes son los del primer trimestre de este año. Me he limitado a las cifras referidas a la carga y descarga de productos de países extracomunitarios, de fuera de la UE, que son los que nos interesan -son exportaciones reales, puesto que la UE se puede considerar mercado interior-. Bien, tengo que suponer que están confortablemente sentados, de lo contrario háganlo.

 

 

En palabras de nuestros medios infantilizados se podría decir que somos "los terceros del Estado". Por detrás de Zaragoza. ¿La realidad? Somos de los últimos de Europa.

Somos de los últimos de Europa

Visto todo este lamentable espectáculo, sería bueno que los hooligans de la ampliación de la tercera pista se lo hicieran mirar. Y que señor Sánchez Llibre -que preside la provincial de algunos empresarios- preguntara a los señores Duran Lleida -que ahora calienta silla en AENA- y Lucena -que mientras mande el PSOE presidirá AENA- los preguntara, digo, qué pasa con el "cargo" en Barcelona. Porque rellenar las barrigas de los aviones que circulan por Barcelona es importantísimo y útil. Mucho más útil para el país que rellenar el estómago de unos cuantos. Por muy agradecidos que sean.

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