El mundo no es Twitter

"He decidido dejar Twitter con carácter indefinido". Es el anuncio que hizo Ada Colau hace unos días a sus cerca de 918.000 seguidores de esta red. Un hecho que ha generado un intenso debate entre políticos, periodistas y opinadores alrededor de su decisión. Vamos a los orígenes.

Twitter nace un 15 de julio de 2006 gracias a Jack Dorsey, un estudiante de la Universidad de Nueva York que se inventa el uso de un servicio de SMS para comunicarse con un grupo de personas. Esta idea, que se concibe como una herramienta de comunicación interna entre los trabajadores de la empresa, solo dos años más tarde ya experimenta un rápido crecimiento a nivel externo. La comunidad se incrementa rápidamente, de forma exponencial, hasta el punto en que, hoy, Twitter tiene alrededor de 1.300 millones de cuentas y 335 millones de usuarios activos al mes. De estos, se estima que un 15% son bots o robots informáticos.

Como en otros canales, es evidente que es una red donde hay que saber discernir el grano de la paja. Pero se puede optar también para seguir a perfiles interesantes, organizaciones que ofrecen información interesante y contrastada. Vivimos en un mundo ruidoso y saturado de información.

Las redes no son la única realidad que vivimos, aunque es un mundo que influye y genera corrientes de opinión que marcan la actualidad de nuestros tiempos en los medios tradicionales. Se estima que la población mundial es de 7.800 millones de personas. Ante estas cifras, la proporción sobre los que están en Twitter y los que no están, es del todo minúscula. Imaginaos, pues, cómo de notoria hemos hecho esta red hablando y generando debate. El mundo no es Twitter.

Se estima que la población mundial es de 7.800 millones de personas, así que la proporción de los que están en Twitter -335 millones- es del todo minúscula

La comunicación, en tiempos de pandemia, ha cambiado. Twitter sigue siendo un canal donde comunicar, interactuar, influenciar y construir una marca personal. El auge de las redes sociales ha empoderado a las personas y organizaciones que antes no tenían al alcance una tribuna propia, gestionable al 100%. Un canal en el que los medios de comunicación tradicionales te siguen y te proyectan cuando dices algo fuera de lo común.

Recordemos a Trump cuando se levantaba cada mañana tuiteando y generaba conflictos diplomáticos en todo el mundo. Todos los medios proyectaban la egolatría del personaje. U otros, en sus orígenes en el activismo, cuando usaban de forma intensa las redes sociales para generar corrientes de opinión que influenciaban la opinión pública. La fuerte denuncia de los desahucios en Barcelona, la convocatoria de disturbios en las calles de la ciudad... Todos estos han sido muy seguidos y agitados especialmente a través de las redes.

El mundo político se ha instalado en Twitter renunciando a la calle; se comunica antes por este canal que se pasea por los mercados

Twitter puede ser también una herramienta importante para los emprendedores o empresas con pocos recursos que quieren tener un posicionamiento y explicar un relato. A través de un buen plan de redes, se puede generar contenido de calidad con el objetivo de crear comunidad y dar respuesta al objetivo que se persigue. También es una plataforma que, lejos de bots, trolls o insultos, nos informa y nos conecta con personas de valor que explican realidades empresariales, económicas, sociales, educativas o de la vida misma... Realidades que están fuera de la política y la bronca permanente.

Los medios de comunicación y los periodistas también nos hemos volcado en la constante observación y presencia en la red. Y, especialmente, el mundo político, que se ha instalado en el mundo Twitter renunciando a la calle. Se comunica antes por este canal que se pasea por los mercados, se entra a las tiendas o se habla presencialmente con la gente. La pandemia y la aceleración del mundo digital todavía lo han agravado más. El debate y las maneras de hacer política han cambiado, el escenario ya no es el hemiciclo; el escenario está en las redes.

¿Los profesionales de la información podemos vivir sin estar vigilantes en esta red? Yo creo que no. La democratización y el empoderamiento que estos canales han dado a la gente es irreversible. Y esto se tiene que ver como un hecho positivo. Con Twitter, la información también puede ser más plural, democrática, abierta y transparente. Todo el mundo debe poder estar allí. Eso sí, dando siempre la cara y con respeto hacia todo el mundo. Y, a la vez, teniéndolo siempre muy claro: el mundo no es Twitter.

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