"Mil perfumes y mil colores. Mil caras tiene Barcelona. La que en Cerdà soñó, la que estropeó en Porcioles, la que devoran las ratas, la que quieren los palomos, la que se remoja en la playa, la que se ensarta a los cerros...". Joan Manuel Serrat cantaba esta oda en la capital catalana ahora hace 30 años, pero estos versos podrían servir perfectamente por hoy. Y es que, según un informe de la asesora de turismo y economía norteamericana Resonance, la quinta mejor ciudad del mundo es catalana y se trae por nombre Barcelona.
Playa, arquitectura y creatividad. La fórmula mágica que caracteriza la ciudad es clave porque se posicione dentro del ranking mundial. Sólo por detrás de Londres, París, Nueva York y Tokyo, Barcelona no tiene nada a envidiar a las que la siguen: Moscú, Chicago, Singapur, Dubai y San Francisco.
El estudio destaca el buen clima de la capital catalana, los infinitos kilómetros de playa que la sostienen, sus parques, arquitectura y "barrios colorados", su cultura, historia... Pero también recuerda el atentado terrorista de agosto del 2017 y las constantes manifestaciones soberanistas que marcan el clima barcelonés, sobre todo desde el referéndum del 1 de octubre, cuando la violencia policial reinaba las calles de la ciudad.
Los alquileres turísticos ilegales también se hacen un lugar en el informe, que destaca que en los dos años anteriores, se han cerrado 2.355 y que, además, el 2018 se contrataron 100 inspectores porque controlaran que continuaban clausuratsi detectar si tenía que nuevos.
A partir de aquí, el texto se convierte en una pequeña guía de viaje. Recomienda visitar el Borne, el Arrabal -donde "te puedes hacer amigo de los artistas y músicos" de la calle-, explorar Gràcia y el Ensanche y pasear por los monumentos de Gaudí como la Sagrada Familia o el "colorido" Parco Güell. Mientras se recorren sus callejones, avisan los turistas que "no se extrañen si sienten los locales hablando catalán".
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Barcelona no tiene nada a envidiar a los rascacielos de Dubai, las infraestructuras de Chicago o el Golden Gate Bridge de San Francisco. Y es que, como cantaba Serrado, "mil perfumes y mil colores. Mil caras tiene Barcelona. La que en Cerdà soñó, la que estropeó en Porcioles, la que devoran las ratas, la que quieren los palomos, la que se remoja en la playa, la que se ensarta a los cerros...".