La sequía hunde la cosecha de avellanas en Girona

Las dificultades del negocio complican el relevo generacional en los agricultores y provocan el abandono de los campos

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La producción de avellanas en las comarcas gerundenses ha caído este año alrededor de un 40% a consecuencia de la sequía. Así lo alertan los agricultores, que ahora están cosechando este fruto seco y eligiendo los que se destinarán al consumo. Durante el verano, han tenido que regar los avellanos con más frecuencia de la que es habitual.

Un hecho que también afectará negativamente el rendimiento económico de las fincas. "Aún regando hemos podido extraer menos avellanas, pero conservando la calidad", afirma Albert Horta, presidente de la Associació Avellana de Brunyola. Solo en este municipio se recogen aproximadamente unas 470 toneladas de avellanas cada año, una cifra que supone la mitad de las que se cultivan en las comarcas gerundenses en unas treinta fincas.

La desaparición de los agricultores

Horta lamenta que otra consecuencia por la pérdida de producción, aparte de la que supone el aumento de temperaturas derivadas del cambio climático, es la falta de relevo generacional. El agricultor explica que la de edad media de los productores de avellana es "muy avanzada" y que a la que estos se jubilan, "los campos quedan sin cultivar y se convierten en bosque".

Una de las causas porque nuevos agricultores tampoco se animen es que empezar de cero "es difícil" porque requiere "una inversión que cuesta de recuperar". En la finca Pons de Dalt, propiedad de Horta, hace tres generaciones que se dedican al cultivo de avellana y invierten periódicamente. Hace poco han instalado un sistema gota en gota a los campos porque, con el aumento de temperaturas, "regar es una inversión que tienes que hacer".

"Podemos subsistir porque no nos marcan el precio desde Tarragona"

Otra de las medidas que han aplicado en Brunyola para que el negocio funcione es distribuirse ellos mismos la avellana. Las fincas del municipio se han agrupado bajo la marca Nuasets y se pelan y tuestan ellos mismos el fruto seco para poderlo vender directamente a los comercios o al consumidor.

"Podemos subsistir porque no nos marcan el precio desde Tarragona". Y es que hasta hace poco, vendían la avellana cruda a una empresa de la zona que también importa de fuera el país. "Es una tontería llevarlo allá y perder dinero cuando lo podemos vender aquí mismo".

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