Imprimir una tráquea en 3

La espín off del IQS y el IDIBELL, Tractivus, crea unas prótesis capaces de reducir las infecciones bacterianas y de adaptarse con más facilidad al paciente

Modelar y elaborar una tráquea de silicona, pero adaptada al paciente y a través de la tecnología 3D es una realidad. Esto es el que hace Tractivus, una espín off del Instituto Químico de Sarriá y del IDIBELL-Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge que pretende solucionar las principales complicaciones que generan estos implantes en el sector médico.

La idea nace de la tesis doctoral de en Joan Gilabert, actual CEO de la compañía, que el 2015 dio forma a sus estudios y creó la empresa. "Actualmente estamos trabajando con los prototipos y haciendo pruebas", asegura a VÍA Emprendida, "pero el objetivo es salir al mercado en un plazo máximo de dos años". Al equipo trabajan cuatro ingenieros a tiempo completo y cuentan con una de decena de socios que avalan y ayudan a desarrollar el proyecto.


Equipo de Tractivus. Cedida

Una prótesis traqueal mejorada
Una prótesis convencional está hecho con silicona y tiene forma cilíndrica; una de Tractivus, a pesar de que comparte estar hecho del mismo material, incorpora unas propiedades antibacterianes y una forma que se adapta mejor al paciente. "El problema de las intervenciones hasta ahora es que no se adaptaban a la anatomía del paciente y casi todas se infectaban. Nosotros reducimos el peligro de infección y creamos un dispositivo médico personalizado con la industria 3D", señala Gilabert.

Cómo que la base del dispositivo no difiere del que ya hay al mercado, su llegada será más rápida que no si se tuviera que utilizar un nuevo componente o se hubiera hecho una modificación íntegra de la prótesis. "Nos ahorramos una parte importante de regulación, que es un camino complicado de gestionar", comenta el CEO. Añade que están hablando con posibles partners para trasladar la base de la tecnología a otras aplicaciones como los catéteres para crear nuevos dispositivos con recubrimiento antimicrobià y de más fácil adaptación.


Tráquea en 3D hecha por la startup. Cedida

Actualmente están haciendo los primeros ensayos in vivo, los cuales serán determinantes para la siguiente fase de tests en Cataluña y a Sao Paulo, donde participan en un proyecto de investigación médica.

Una emprendeduría costosa
Desde su nacimiento, la espín off se ha financiado con recursos propios y con una de las ayudas Neotec del Ministerio de Economía. Una cuantía, según Gilabert, suficiente hasta el momento: "Hemos podido desarrollar los prototipos y hacer algunas pruebas, pero seguramente tendremos que pensar en alguna ronda de inversión".

Si una cosa destaca de la emprendeduría en el campo médico, esta es el coste de la investigación y las pruebas. "Los materiales, la fabricación, el material para las pruebas... todo tiene un coste muy elevado que no siempre se puede asumir", afirma sobre el contexto. Una situación que empuja las empresas de nueva creación a buscar financiación y tecnología en países líderes como los Estados Unidos o Alemania. "Allá es más fácil encontrar recursos e inversores", asegura Gilabert, "aquí no podríamos conseguir un millón de euros en un año con family, fools and friends; allá, sí".

Desmiente, pero, que "la fuga" sea por motivos de talento: "Aquí tenemos potencial y nos sobra, nos lo tenemos que creer más. Cada vez hay más ayudas estatales y catalanas, cosa que ayuda, pero nos hace falta más capacidad para captar dinero para hacer que el talento se desarrolle aquí". Y aquí es donde entran en juego pulses como el Bioemprendedor XXI, donde Tractivus fue finalista el 2014, porque afirma que reconocen el trabajo hecho y facilitan dar a conocer proyectos innovadores.
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