Los científicos también emprenden

Emprendedores del sector de la salud e inversores explican el largo camino que tienen que seguir las startups para sacar los fármacos al mercado y la quantiat de inversión que necesitan

La inversión en empresas 'biotech' no para de crecer | iStock La inversión en empresas 'biotech' no para de crecer | iStock

Emprendedores contra el cáncer, emprendedores contra el colesterol y emprendedores contra cualquier enfermedad. Los científicos también saben de emprender y así lo demuestran las cifras: 102 millones de euros de inversión en empresas biomédicas, 3,4 millones de euros de media por ronda, 32 contratos de licencia firmados y 146 proyectos colaborativos con agentes del sector el 2017 en Cataluña. El sector biotech está en plena efervescencia.

"Si miramos las cifras de inversión en términos de cosecha, la del 2017 ha sido excepcional", señala el director de Healthequity y director de innovación del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, Lluis Pareras. Para el inversor, cada vez hay más empresas internacionales y capital extranjero que viene, que confía en el ecosistema. "Y la cosecha del 2018 será el que no está escrito", ha dejado entrever Pareras durante la jornada Startup Day celebrada a Esade.

Invertir en los CEOs

Sin embargo, encontrar la media naranja inversora de las startups no es una tarea fácil. Y menos en el sector biotecnológico, donde los regresos a la inversión tardan más tiempo a llegar. Y es que el proceso desde que se empieza a idear el proyecto hasta que llega al mercado es un largo camino que puede durar años.

Tal como explica Pareras, las ideas nacen con la ciencia, cuando un investigador descubre alguna molécula o sustancia que es capaz de atacar un problema de salud. Un golpe se obtiene el fármaco, este se prueba en animales y, si no ocasiona efectos secundarios, se pide permiso al regulador para hacer el primer ensayo clínico en humanos. A partir de aquí, se inician varias fases en las cuales primero se testa el producto en personas sanas para demostrar que no es tóxico y, después, en pacientes para buscar la eficacia del fármaco. Y finalmente llega la fase tres, en la cual una gran farmacéutica puede decidir comprar la startup.

Pareras: "Los inversores no invertimos en las ideas, invertimos en los CEOs"

Por eso, "se necesitan muchos años y mucho riesgo, pero quien sabe esperar encuentra recompensa", apunta el director de Healthequity, quien añade que "hay pocos sectores que tengan tanto de impacto en las personas y generen tanto regreso a la sociedad como las soluciones que ofrecen las empresas biotech".

Pero un producto innovador o un descubrimiento científico no son determinados porque un inversor decida poner dinero en el proyecto emprendedor. "Nosotros los inversores no invertimos en las ideas, invertimos en su ejecución, y esto lo hacen los CEOs", apunta Pareras.

Científicos y emprendedores de éxito

Con esta premisa de invertir en los CEOs como filosofía, el director de Healthequity decidió poner dinero en la capacidad emprendedora de Marc Martinell, director general y fundador de Minoryx Therapeutics. Los inicios de este emprendedor se remontan al año 2009, cuando Martinell dejó su trabajo para investigar las enfermedades extrañas. "Con poco más que una idea y un papel que decía que podíamos utilizar esta tecnología para desarrollar fármacos por las enfermedades minoritarias pero sin ningún tipo de validación, nos lanzamos a la piscina para fundar Minoryx el 2011", recuerda el emprendedor.

Los inicios de la empresa fueron duros, pero gracias al apoyo de las instituciones consiguieron una ronda de inversión de 19.000 millones de euros, una de las más grandes cerradas en Cataluña en el sector biotech. Actualmente, la compañía ya se encuentra en un estado avanzado y "viendo la oportunidad real de que el fármaco llegue al mercado y a los pacientes", señala Martinell.

Imatge de la ponència al Startup Day d'Esade
Imagen de la ponència al Startup Day de Esade | Cedida

Otro caso de emprendeduría de éxito es el de Mosaico Biomedicals. Su fundadora, Judit Anido, descubrió una molécula que ayudaba a parar el cáncer. "En aquel momento, hace 10 años ya, hacíamos descubrimientos pero de aquí a hacer un fármaco había un largo paso", apunta Anido. Por eso decidió coger las maletas y marchar a los Estados Unidos a hacer un MBA. Y fue en esta aventura a la otra banda del Atlántico donde se empezó a gestar la idea de Mosaico.

El año 2012, la emprendedora volvió a Barcelona y montó la startup. Despacio, fueron captando financiación, que los permitió conseguir los permisos reguladores necesarios para demostrar que su fármaco podía ser traído a los humanos con la máxima seguridad. "Fue entonces cuando se cruzó en nuestras vidas la empresa Northern Biologics, y decidimos unir esfuerzos", recuerda. Ahora, la starutp ya está empezando el ensayo clínico de su producto.

Jugar a una liga internacional

Vemos las cifras de inversión en biotecnología y biomedicina actuales y el número de startups que están surgiendo, "es una foto muy atractiva, pero tenemos que mirar atrás desde donde venimos", apunta Martinell. Cuando él empezó con su proyecto, hace unos 15 años, no había más que cuatro pequeños pioneros que se lanzaron a crear las primeras startups biotech. No había inversores especializados, ni experiencia en tecnología, ni abogados con conocimiento del sector.

Hoy, esta fotografía ha cambiado. "El futuro del sector lo podemos ver con optimismo, porque la base, la buena ciencia, las buenas universidades, los buenos hospitales, han existido siempre. El que no había era buenos proyectos capaces de traer al mercado soluciones innovadoras", señala Martinell.

Martinell: "La buena ciencia ha existido siempre, el que no había era buenos proyectos capaces de traer al mercado soluciones innovadoras"

Para Anido, es muy importante que siga creciendo la cifra de inversión extranjera en el sector, porque "no jugamos aislados, sino que competimos a escala mundial, donde hay países mucho más avanzados que nosotros". Por eso, la emprendedora cruz fundamental que grandes multinacionales farmacéuticas apuesten por empresas nacidas en Cataluña.

La oportunidad existe y está llegando. Pero qué son los deberes todavía pendientes? "Completar el ciclo, que las startups del sector biotech finalmente lancen el producto al mercado", apunta Anido. "En Cataluña hay una ciencia espectacular, y no se corresponde con el nivel de transferencia que existe, no se llega al mercado", añade Pareras.

Sin embargo, todos coinciden que Barcelona es una gran ciudad para emprender. "Tenemos una ventaja cultural, una mentalidad emprendedora que siempre ha existido y esto explica que Barcelona sea una de las ciudades más activas en nuevos sectores", señala Martinell, quienes lamenta, pero, que todavía "hace falta una transferencia desde la investigación al mercado y que los descubrimientos de la ciencia no se queden allá, sino que lleguen a tener una aplicación en las personas".

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