Tech4freedom, la aplicación pigall

Una start-up catalana propone un kit de sensores para facilitar la vida cotidiana a los invidentes

Saber de qué color es el jersey que quiero comprar, saber si me he dejado una luz abierta y qué es, qué fiambrera es la del arroz o de lentejas, qué bric es de leche o de zumo, saber si mi hijo se aleja de mí cuando jugamos en el parque o... Todas estas actividades son relativamente cotidianas y relativamente fáciles de desarrollar. Excepto si se es invidente. Para facilitar la vida a este colectivo, en Jaume Cunill y el equipo de Tech4freedom han desarrollado una herramienta que, de momento, ya ha despertado el interés de la ONCE.

"Hemos desarrollado una aplicación para smartphones a la que pidiendo qué es el que se quiere, da respuesta al usuario", explica Cunill. Los sensores de Tech4freedom son los mismos que hay en las etiquetas de ropa, "son tecnología existente y probada" que de manera muy sencilla puede colocarse, reutilizarse y adaptarse en las necesidades de quienes la usa: "Las etiquetas se pueden poner en una botella de vino blanco o de agua con gas para diferenciarlas y un golpe se ha vaciado el envase, reubicar-la en otra botella". Además del sistema de sensores, esta empresa ofrece "un software muy potente que lee los sensores y es, a la vez, muy adaptable a las diferentes necesidades que pueden surgir", explica el emprendedor.



El producto
El paquete que propone Cunill y su equipo es un pequeño dispositivo equipado con sensores que captan y analizan la información del entorno y la transmiten al usuario a través de su smartphone. Así se pueden situar obstáculos, distancias, descripciones y otras informaciones importantes, dependiendo de la actividad que se realice. El kit cuesta unos 500 euros y estará disponible a partir del 2016. El llamado Box contiene gran parte de los sensores del kit y es el "cerebro de todo el sistema y coordina los sensores, internos y externos".

Se añade un detector de obstáculos aéreos que se instala al bastón, arnés del perro guía del usuario y detecta los obstáculos que se encuentran a la altura de la cabeza. Además incluye 50 etiquetas electrónicas de identificación, algunas de las cuales se pueden lavar, y una serie de balizas, pequeñas caixetes externas equipadas con bluetooth, inteligencia de cálculo y procesamiento de datos que pueden ser programadas y añaden multitud de funciones de uso diario al kit.

Entre estas funciones, según detalla Cunill, puede haber la detección de obstáculos, de color, reconocimiento de objetos, alarma de alejamiento o acercamiento de un objeto, posicionamiento, navegación urbana, termómetro, da información ambiental, etc.

El juguete que fue un invento
La historia detrás de este widget aparece, como otras muchas, por razones bastante alejadas del que ha acabado siendo. Durante el año 2011, Cunill y un compañero suyo se dedicaron a crear patentes de juguetes para después proponerlas a empresas de puericultura. hicieron un par, una de ellas era un disfraz interactivo con qué cuando era cerca de otro disfraz de las mismas características, se reconocían e interactuaban entre ellas.

Mientras estaban elaborando la patente se dieron cuenta que este disfraz podría ser ropa deportiva para invidentes: "Con el disfraz se podría detectar donde es una pelota o si hay algún obstáculo alrededor", apunta Cunill. Los dos emprendedores empezaron a trabajar e inclús antes de que el proyecto tomara forma, hablaron con la ONCE. "Los encantó la idea", dice Cunill. Entonces empezó un proceso de convivencia con el colectivo de invidentes para aprender de sus ideas y necesidades: "Queríamos ver como van a la escuela, como cocinan y cómo hacen deporte para ver si nuestro invento era viable tal como lo teníamos pensado".

"El que quisimos evitar era ser muy invasivos, por eso procuramos dar la información precisa cuando hace falta, no estaremos guiando a un invidente dándole indicaciones constantemente", dice Cunill. Este proceso de aprendizaje duró unos dos años. La puesta a punto del widget hizo cercar por el mundo a este emprendedor: "Con un simulador trabajamos con invidentes y voluntarios de varios países, con toda esta experiencia empezamos a trabajar".

Internacionalización y ciudades inteligentes
La empresa se constituyó al mes de octubre y hoy en día da trabajo a cuatro personas. Todo y la corta vida de esta empresa, ya ha cogido la atención de asociaciones de invidentes y distribuidores de 14 países. "Un golpe estemos consolidados daremos el paso internacional y el primer país será la República Checa", indica Cunill.

Durante esta semana y con la colaboración de Barcelona Activa, Tech4freedom es presente al Smart City Expo World Congress para presentar su proyecto porque, según dice Cunill "el que Tech4freedom puede aportar a los invidentes y en las ciudades es mucho".
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